Capitulo 20: La honestidad a veces duele más que una mentira

2.1K 279 275
                                    


Izuku suelta esas palabras que llevaba dentro como si fluyesen de un río, la expresión de Eijirou cambia poco a poco, dejando solo una estela vacía en la que hubo alguna vez una sonrisa sincera.

El ceño se frunce. Las palabras se quedan atoradas en su garganta, y esa opresión en el pecho que poco a poco crece hasta dejarlo sin aire.

Cavilando por un poco de oxígeno.

Esperando que las palabras que Izuku suelta como una "revelación divina" no sean ciertas.

Pero al ver como el chico con esos hermosos ojos esmeralda lo ven con tan profunda tristeza al decir cada sílaba con tono penumbroso, entiende que es verdad.

Cada cosa que dijo es la jodida verdad.

Y se enfurece. Lo primero que no pensó hacer en su vida con la persona que le gusta aparece en su mente. Desea golpear a Izuku, pues odia las mentiras más que cualquier cosa.

Sinceramente las detesta.

Y su mano se estampa de golpe en la mesa con un fuerte sonido. Haciendo sobresaltar al peliverde, que asustado y cohibido se siente más que pequeño en su lugar.

La expresión de sumo enojo en la cara del pelirrojo le dice que está furioso. Que se siente usado.

Que se siente jodidamente traicionado.

Tanto que se expresa de forma efímera y tosca. Tal como lo haría Katsuki. Sólo que recordando su volátil carácter estaba seguro que el cenizo no se habría contenido con tanta fuerza por querer golpearlo, como la que mostraban los nudillos ahora blancos de Eijirou.

– ¿Entonces todo lo que nos has dicho, es mentira? — preguntá con el borde afilado impregnado en su voz. Como si cada cosa que Izuku sacara de sus rosados labios fueran venenosas dagas.

¡Y maldita sea! ¡Se la había jugado!

Eijirou peina su cabello hacia atrás buscando como calmar ese inmenso enojo que en vez de mermar sigue creciendo.

Aún le gusta Izuku, esta consciente de eso. Pero que esté le haya mentido de una forma tan cruel con algo que él consideraba como sagrado y sumamente importante, lo deja al borde.

Así que quería una explicación. Nada de mentiras. Solo la jodida verdad, que aunque doliera, prefería escucharla de su boca antes que cualquier otra cosa.

¿Que pensaría Shoto ahora de su amado peliverde mentiroso?

Aunque sonara mezquino y malvado, pensó en ver cómo su cara se contorsionaba del enojo al saber la verdad del asunto. Quiso imaginarse como reaccionaria con esos detalles que había soltado el peliverde sin guardarse nada.

Ahora sólo quería que le respondiera a la condenada pregunta con sinceridad.

Izuku jamás se había sentido tan mal como en ese momento. Teme que haber dicho la verdad no fuera la mejor idea, pero ya no puede retractarse.

El peso que llevaba encima de sus hombros por la obvia mentira había caído levemente, como si cayera un telón de una extraña obra, y piensa que aún debía contárselo a Shoto también, y por extraño que parezca no quería ver el sufrimiento reflejado en su rostro.

Lo apreciaba mucho, tanto que sentía un enorme miedo de que ahora le negara su amistad y sus amables sonrisas.

Tembló internamente, pensando en que más revelar.

Que egoísta se había vuelto. Se avegonzaba de como sus sentimientos empezaban a controlar sus acciones.

La pregunta de Eijirou lo sacó de la incertidumbre y aunque no quisiera decir el motivo, ya no había vuelta atrás.

♠Cenicienta y los Cuatro Caballeros♦ 👉Editando 👈Där berättelser lever. Upptäck nu