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04. BLUE PHOENIX| EPILOGUE.

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04. BLUE PHOENIX:
EPILOGUE.

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A VECES EL TIEMPO PASABA VOLANDO a pesar de que todos deseemos conservar un momento para siempre. Blue sabía de sobra cómo se sentía aquello, porque hubo un tiempo en el que deseó que las pocas buenas cosas que le pasaban durasen para siempre, antes de tener que poner los pies en la tierra, continuando con aquella mala vida que le fue proporcionada años atrás. Había sido una gran travesía, había descubierto tantas cosas e inclusive había vuelto de la muerte, todo para salvar a su familia y al mundo.

Y por fin, luego de tanto tiempo, comenzó a creer en la frase que decía "hay calma al final de la tormenta" porque gran parte de su vida había sido una oscura tormenta llena de horrores, hasta que por fin comenzó a divisar una luz al final del túnel, que le demostró que la bondad también existía, que el mundo no estaba constituido solamente por la maldad. Aprendió valiosas lecciones, encontró el amor en personas que nunca creyó que llegarían a quererle y venció a todos aquellos demonios que habitaban en su turbada cabeza.

Por fin era libre, no solo física, sino espiritualmente.

• • •

La joven Sullivan soltó un suspiro y se miró al espejo mientras pasaba el cepillo por su cabello, intentando acomodarlo de la manera más prolija posible. Sobre todo su flequillo, le caía sobre la frente a altura de las cejas, tal como Diana le hubo cortado el cabello hacía meses atrás y le había mantenido el estilo hasta la actualidad.

Con paciencia tomó el brillo labial aplicando en sus gruesos labios para que resaltasen un poco. Acomodó bien los brazaletes que compartía con Mitchell y se miró al espejo, encontrándose con una imagen bastante decente de ella, aunque esbozó una mueca al ver los mechones rubios que adornaban la parte baja de su cabello, según Diana, llamadas californianas y el vestido blanco con estampado de rosas rojas hasta la altura de las rodillas que se encontraba usando. Agradeció a Dios que se le permitiese llevar sandalias de suelo blancas en lugar de sandalias de tacón, y a pesar de que tenía muchísimas ganas, contuvo el impulso de colocarse una sudadera encima.

Escuchó el repiqueteo de unos nudillos contra la puerta de su habitación, encontrándose con Lois Lane asomándose ligeramente por ella.

—Diana pidió que te buscara, no quiere salir hasta que te vea en su habitación y ayudes con los últimos toques —musitó la pelirroja.

Blue asintió y se alejó del espejo, caminando hacia donde se encontraba la prometida de Clark Kent. Ésta le sonrió y le colocó una mano sobre los hombros.

—Estás preciosa —le comunicó con cariño—. Ahora vamos, antes de que le dé un ataque a Diana.

La joven Sullivan soltó una risita e ingresó a la habitación en la que Diana Prince se encontraba, con el vestido de novia ya puesto, maquillada y con un elaborado peinado adornando su cabello.

—Pero miren que hermosa está mi futura madre —comentó Blue sonriendo, acercándose a la amazona. La ajena se rió y la miró con ojos orgullosos—. Eres la novia más hermosa que jamás vi.

—Y la más nerviosa también —añadió Lois verificando la resistencia del peinado de Diana—. ¿Puedes traer esa caja que parece forrada en terciopelo, Blue?

—Dame un momento.

La más joven se acercó a la cama donde se encontraba la caja antes mencionada, tomándola con cuidado de no tropezar y hacer que de rompiese lo que guardaba en su interior, por lo que se acercó a la periodista y a la futura señora Wayne, y la primera mencionada abrió la caja, sacando una preciosa corona plateada de la cual iban a colocar el velo blanco.