THIRTY SIX • CAPTIVE (IN HER MIND).

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03 • CHAPTER THIRTY SIX:
CAPTIVE (IN HER MIND).

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SIN IMPORTAR TODO LO QUE MITCHELL PUDIESE VER, él nunca olvidaría los refulgentes colores anaranjados y violetas que caracterizaron la batalla piroquinésica de Blue y Axel. El brillo siniestro en los ojos de su mejor amiga lo espantó, fue algo que le dijo que la vieja Blue Sullivan se había ido hace mucho tiempo.

Daba miedo, Mitchell nunca creyó llegar a pensar que su mejor amiga, la pequeña Blue, hubiese llegado a infundirle tanto miedo como la noche anterior. Es como si otra persona estuviese controlando a su mejor amiga, pero eso era algo imposible, Blue no estaba siendo controlada.

O eso era lo que él pensaba, porque la verdad era que, Mitchell no tenía ni idea de que la verdadera Blue se encontraba siendo prisionera en su propia mente y no sabía qué demonios hacer para hacérselo saber a los demás.

Mitchell soltó un suspiro de cansancio mientras se tallaba la cara, todavía llena de cenizas por la noche anterior, y se limpiaba con su percudida camiseta blanca. Dick se encontraba en las mismas condiciones: lleno de cenizas y hollín, con el cabello revuelto y varios raspones en los brazos, añadiendo a eso, un corte en su cara. De ellos dos, quien se encontraba un poco más complicado además del hollín y las cenizas, era Barry, quien se había ganado una quemadura de tercer grado justo en el pecho, pero ya se encontraba mejor que la noche anterior, en realidad, la quemadura ya había sanado casi por completo antes de las cinco de la mañana.

Cuando se sintió lo suficientemente bien, bajó las escaleras proveniente de su habitación en la mansión Wayne. Se aproximó hacia Mitchell y Dick, dejándose caer con cuidado en el sillón de cuero negro que se encontraba justo al lado del sofá.

— ¿Cómo te sientes, Barr? —Inquirió Mitchell, bostezando.

—Mucho mejor, gracias —contestó el aludido—. Ya casi no me arde, más tardar a las seis con treinta o siete estaré completamente curado.

—Nos asustaste como el demonio —comentó Dick—, cuando vimos que esa bola de fuego te golpeó, maldición, casi nos dio un ataque.

—Hará falta algo más que una bola de fuego para que se deshagan de mí —dijo Barry con diversión.

Los tres se rieron con levedad.

Después de que lograsen separar a Axel y a Blue de esa fatídica pelea que se hubieron montado entre sí, Dick y Mitchell dejaron a Axel en su casa, mientras Blue se hubo quedado con Barry en la camioneta que Bruce les hubo prestado para ir a la fiesta.

Aunque la verdadera pelea se formó cuando Blue puso un pie de regreso en la mansión Wayne. Oh, esa había sido la peor riña que Dick y Mitchell pudieron haber presenciado luego de haber dejado a Barry en su habitación con Alfred curándolo.

Si bien, esa discusión duró horas, tantas que, los muchachos pensaron que pasarían peleando hasta el amanecer. Aunque al marcar las tres de la mañana, Bruce hubo mandado a Blue a su habitación mientras ella le sacaba el dedo medio.

Y hasta esa hora, Mitchell y Dick hubieron permanecido en la sala de estar sin moverse siquiera un centímetro. Bruce se hubo quedado en la cocina, y Alfred, al igual que Blue y Barry, se hubo quedado en su respectiva habitación.

Ellos tres hubieron sido testigos de que Blue Sullivan era peligrosa, inclusive fuera de los parámetros de lo anormal.

Porque ahora era el monstruo quien tenía el control sobre ella, y no había nadie que tuviese el conocimiento suficiente para poder sacarlo del cuerpo y la mente de Blue.

BLUE PHOENIX ↯ JUSTICE LEAGUE|✔On viuen les histories. Descobreix ara