Capítulo 4

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(Zoe)


-Sé que ha sido un tiempo sin vernos, lo siento ¿Tú estás bien? –pregunte cogiendo la mano de Nolan.

Me miro con sus ojos vacíos, sin reflejar ninguna emoción.

-Mira me he cortado las puntas del pelo ¿Te gusta?

Iba con la peluca que apenas se diferencia de mi tono natural de pelo y vestía un con ropas mías de verdad.

Nolan agarro un mechón entre sus dedos y lo acaricio. Esa era la primera señal que daba prestándome atención.

-¿Tú estás bien?

No hubo ninguna respuesta ya que él seguía sin decir nada y con la expresión vacía.

Había aprovechado mi día libre para visitar a mi hermano y aprovecharía que estaba vestida de chica para ir a dar una vuelta.

A mi hermano no le habíamos dicho nada sobre que me estaba haciendo pasar por él en el internado. Le estuve explicando cómo supuestamente me había ido los días que no había aparecido a verle. Básicamente me invente un par de historietas que podían llegar a ocurrirme.

Nolan parecía que me escuchaba aunque no dijera nada.

Después de despedirme de Nolan, fui a hacerle una pequeña visita a mi abuelo, se puesto contento y al final me quede a comer en su casa. No había cambiado nada. Me dio algo de dinero "para comprarme algo bonito" como él decía.

Por la tarde decidí ir a al centro comercial y llamar a mi amiga Amalla. Quedamos allí.

Mientras esperaba sentada a mi amiga no podía parar de mirar la escena que tenía frente a mí. Un chico que tenía agarrada a su novia, supongo yo que es su novia, mientras le chilla criticando el largo de su vestido.

-Joder Zoe, ¿Dónde te escondías? –pregunta Amalla cuando llega.

-Lo siento –me disculpo sonriendo.

-No vuelvas a desaparecer durante tanto tiempo ¿vale?

-Sí, sí...

-¿Qué miras? –pregunta al ver que miraba a lo lejos.

Vi cómo le dio una bofetada en la cara y eso fue ya el colmo de mi paciencia.

-Espera un minuto.

-¿Pero dónde vas?

Me dirigí a la pareja y les separe empujando al chico, me di cuenta cuando lo tuve justo delante. El chico era Troy, el amigo de Shaun.

-¿Qué haces imbécil? –me grito.

-Déjala en paz.

-¿Y si no quiero?

-Te voy a partir la puta cara, gilipollas.

-Cálmate –escuche a Amalla a mi espalda.

-Le está pegando a la chica, Amalla.

-¿Acaso te gusta mi novia como para que la tengas que salir a defender? –pregunto Troy con descaro.

-¿Qué novia ni que novia? Te parto los dientes.

Me lance contra él pero unos brazos me agarraron de la cintura, levantándome.

-¡Suéltame! –grite cuando mis pies no tocaban el suelo.

-Para ya –dijo él que me agarraba.

-¡Machista de mierda! ¡Cobarde! –gritaba a Troy mientras me separaban.

Amalla seguía al chico que me tenía cogida, pidiendo disculpas por la escena. Mientras yo no paraba de revolverme para salir de sus brazos para ir a partirle la cara a Troy.

Una vez estábamos lejos me dejo en el suelo, me gire para encararlo. No podía ser, era Enzo.

-¿A ti que te pasa? –pregunte enfadada.

-¿Te conozco? –me pregunto mirándome fijamente.

Mierda ¿Me ha reconocido?

-¿Eso que es una nueva forma de ligar? ¿Ligas con eso? ¿Enserio? Que patético.

-No es eso, me recuerdas a alguien.

-¿Por qué me has separado? Ese tío se merecía una paliza.

-Tienes razón, pero no podía permitir que pegaras a mi amigo. Pídeme perdón.

-¿Por qué? No he hecho nada malo.

-Te has metido en asuntos que no son tuyos.

-Tú también te has metido en mi camino, así que empate.

-Me gustas –dijo sonriéndome.

-¿Qué? –pregunte confusa.

-Me pareces interesante. Se mi novia.

Sin darme tiempo a responder cogió mi cara entre sus manos y me beso. Me intente apartar pero me tenía bien agarrada. De fondo pude escuchar el grito de sorpresa de Amalla.

-¿Me das tu numero? –pregunto Enzo en cuanto finalizo el beso.

Le di una bofetada y Enzo hizo el amago de puñetazo pero lo esquive, por su cara puedo decir que le sorprendió mi velocidad.

Cogí de la mano a Amalla y salí corriendo. ¿Quién se cree que es para tratar así a una persona?

-¡Te encontrare y te hare mía ¿Escuchaste?! –me grito.

Yo solo me gire y le hice un corte de manga, sin dejar de correr, Enzo solamente sonrió.

Una vez estuvimos lejos dejamos de correr y nos sentamos en un banco.

-¿Qué ha sido eso? –pregunto Amalla fuera de sí.

-No iba a permitir que ese tío pegara a...

-No eso no, lo del beso.

-Yo que sé. No le conozco.

-¡QUE FUERTE! –grito emocionada.

-Está loco.

Amalla se empezó a reír.

-Pero no te rías, mamona.

-¿Y qué quieres? ¿Qué llore? Admite que ha sido una escena graciosa.

-¿Gracioso? Gracioso para ti que no te han tocado.

-Por eso lo digo –dice antes de estallar a risas otra vez.

Dejando las coñas a un lado tuvimos un día para nosotras. Cosa que echaba en falta. Porque con Amalla estar juntas no era lo que se llama un día de chicas, sino más bien un día de aventuras. Siempre nos pasaba algo. Como lo que había sucedido hace dos minutos.

-¿Y qué es eso de que has dejado la escuela? –me pregunto Amalla mientras mirábamos ropa.

-Solo he cambiado a otra que esta algo más lejos y solo puedo salir los fines de semana, pero ya sabes que no perderemos el contacto ¿no?

-Echare de menos los viajes al baño que acaban con saltarse la clase e ir a la azotea.

-Yo también, tendré que empezar a engañar a otra persona para poder seguir haciéndolo –digo en broma.

-Oye y... ¿Hay chicos guapos allí? –pregunto levantando las cejas.

-Hay muchos chicos –no era mentira- pero guapos, guapos no, hay mucho imbécil eso sí.

-Pues como en todos lados –dice riendo- solo tienes que encontrar al imbécil más listo.

-Sí, será eso –dijo resoplando.

ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora