Deseo Prohibido (Michaentina 💜)

Cincuenta y seis

Michael

«y por más que busque no
encuentro como dejar de
encontrar tus ojos.»

Me desperté lentamente y estire mis brazos haciendo sonar los huesitos de mis muñecas, parpadee varias veces para quitar la pesadez de mi cabeza luego de haber dormido más de dos horas con incomodidad.

Mire por la ventana, el cielo nublado, analicé los asientos de la combi y me alegré un poco de estar en soledad, ni siquiera noté cuándo todos se bajaron.

Recordé que hace días estoy por hacer un directo en Instagram y nunca encuentro el momento justo, quiero hablar sobre mi cancion y el videoclip.

La siesta me quitó tiempo pero creo que todavía me queda un rato para realizarlo antes de entrar al aeropuerto.
Ayer concretamos un show increíble en Guatemala y hoy ya viajamos para Buenos Aires.
Tenemos algunos días de descanso antes de terminar con los últimos shows de la gira.

Antes de entrar a Instagram le contesté unos mensajitos a mi mamá y respondí algunas cositas en Twitter.

[...]

Comencé a hablarle a la cámara de mi celular mientras veía que mucha gente ya se iba conectando.

Me acomodé entre los asientos y sonreí al ver los lindos mensajes que comenzaban a pasar, uno tras de otro.

Luego de varios segundos ya éramos más de 2000 personas.

Primero antes que nada les pregunte cómo andaban y que realizaban en ese mismo instante, algo bastante obvio.

•Todo mundo da sorpresas -suspiré- y a mi nunca me salen, así que está vez me toca hacer una sorpresa -afirmé- , así que van a tener que aguantarse un poquito.•

Solté un par de carcajadas ya que veía a muchas personas diciéndome que soy un estafador y cosas super raras que precisamente ya las había leído en Twitter minutos atrás.

La puerta de la combi se abrió y apareció Martín con unas hojas y una lapicera.

—Necesito que firmes unas cositas mike.— me comentó.

—Saluda martinsito.— Le señalé la cámara y el agitó una de sus manos con una sonrisa en el rostro.

—¿Cómo me porto en la gira?— pregunté.

— El mejor, el que más nos hace rabiar pero el mejor.— Soltó divertido.

Me dió las hojas junto con la lapicera y señaló donde debía firmar. Me acomodé entre los asientos y dejé el celular apoyado en un respaldo.

—¿En mi pasaporte?— pregunté extrañado y sin haber entendido.

—No, no, aquí, es la visa.— me volvió a señalar.

— A porque esto es lo de salida..— asentí mientras firmaba.

—¿Falta mucho?— pregunté mientras le devolvía la lapicera junto con los papeles.

— No, presentamos esto y ya bajamos.— respondió.

— Bueno, yo estoy aquí.— solté y al ver que se iba apurado volví a cerrar la puerta.

Me acosté otra vez sobre los asientos y tomé mi celular retomando lo que estaba haciendo, claramente luego de esto voy a tener un dolor de espalda tremendo.