Cuarenta y seis

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Michael

La morocha nos observaba como intentando entender la situación, paralizada y sin emitir palabra alguna, mejor dicho entre los tres nos miramos.

— Male yo te explico para....— la rubia se levantó bruscamente de encima mío.

— ¿Que mierda hacían?— la morocha se puso ambas manos en la frente.

— Los dos te vamos a explicar.— afirme con seguridad, procedí a pararme e ir a buscar mi pantalón tirado en el suelo.

— Hablen. ¿Porque siempre soy la última en enterarme de todo?— se quejó.

— No es algo de lo que nos gusta hablar claramente.— soltó la rubia.

Me puse el pantalón rápido y me acerqué a ellas.

— Con razón. Ahora todo me cuadra, ahora entiendo a Anita. — afirmó la morocha mirándome fijamente a los ojos.

— Por favor a ella no la metas aquí, sabes creo que no es momento de hablar ahora, neta.— caminé otra vez hasta el costado de la cama y tome mi remera de el suelo.

— ¿Porque Michael? Ella fue la única lastimada, y por ustedes... Que decepción.—

— Ella está bien.— afirme.

— ¿Eso es lo que te dice? ¿Vos le crees? No seas ingenuo por favor.— Preguntó sonriendo en tono falso.

— No quiero que nadie más se meta en nuestra relación, nosotros somos dueños de lo que hacemos.— me señalé a mi y a la rubia a mi lado, aún callada y con su vista perdida.

— Que desilusión ustedes dos, la verdad sinceramente pensé que había confianza entre nosotros, pensé que había una amistad pero ya veo que estaba equivocada. — soltó la morocha mientras se daba vueltas ya para irse.

Sí que dolieron sus palabras.

— Male espera....— suplico la rubia pero no obtuvo buenos resultados, los dos escuchamos la puerta cerrarse de un portazo.

Aclaré mi garganta y observe sus movimientos recogiendo su vestido, se lo volvió a poner y acomodar.

— Siempre nos sale todo mal.— dijo mientras se acercó a mí y pude sentir el aroma de su perfume.

Mis manos rodearon su cintura y apoye mi cabeza en uno de sus hombros.

Nos quedamos así varios minutos, sin hablarnos, descansando y admirando la paz que nos provocamos ambos.

— Bajemos.... Necesito comer algo.—

Rompió el silencio, no dude en pensar cualquier estupidez a el escucharla decir eso.

Perdón por siempre interpretar lo que dice con doble sentido, es inevitable.

— Cómeme a mi.— reí como idiota.

— A vos ni porque te pase un huracán por arriba perdés el sentido de el humor.—

Sus manos subieron desde mi cuello hasta mi cabello y lo alborotó como siempre.

Con mis manos apreté suave su trasero y la acerqué más a mi cuerpo.

Su nariz rozó con la mía y ahí estábamos nuevamente a punto de besarnos.

¿Porque nunca podemos estar solos sin hacer este tipo de cosas?

La neta es que somos unos pecadores.

Ella mordió su labio inferior pero antes de poder robarle un beso, se alejó, dándome un empujón suave mientras sonrío victoriosa.

— ¿Vamos? — me guiñó el ojo y caminó por mi costado haciendo que rozaramos.

Tome mi celular de la mesa de luz, también mi campera de Jean que aún estaba sobre el suelo.

Salí y cerré la puerta, divisé a la rubia apoyada en la pared de el pasillo y mandando una nota de voz por su celular.

Supuse que a Melissa.

Comenzamos a caminar hasta el ascensor, la verdad ya me ruge la panza, recordé que en el desayuno casi ni había comido nada.

Bueno la neta es que necesito almorzar algo contundente para agarrar fuerzas.

Salimos en cuanto las puertas se abrieron frente a nosotros.

Llegamos a el comedor y por suerte aún no había rastros de ninguno de nuestros compañeros, paz señores, paz.

Señale una de las mesas, justo la que daba a una ventana con una vista tremendisima hacia un paisaje hermoso.

La ciudad de México.

Dejamos los celulares y los abrigos que habíamos traído, hace bastante calor y ya estoy pensando en una rica playa en la tarde.
Ya que hoy tenemos el día libre porque no hay show.

Nos dirigimos a buscar nuestros respectivos platos entre alguna que otra risa, como ustedes saben siempre hago chistes malos.

Me servi de todo un poco hasta que ya no cabía más comida en mi plato, a veces suelo ser medio glotón, la rubia me miró medio raro pero a fin de cuentas sonrió ampliamente.

Esperé a que ella terminara y otra vez nos dirigimos pero ahora directamente a sentarnos a comer.

— No comas mucho picante, te hará mal.— reí fuerte al verla ponerle una cantidad bastante grande a su plato.

— Me haces el favor de preocuparte por tu comida, que yo lo hago por la mía, gracias.— corrió su cabello de su cara en tono de diva.

— Yo solo te aviso... Pede. —

Servi un poco de vino en ambos vasos, un airecito corre, está demasiado lindo el ambiente.

— Sabes... A veces me da un poco de miedo pensar que estos momentos se están terminando entre nosotros.—

Confesé, ella tardo varios segundos en percatarse de lo que yo había dicho.

Sus ojos azules conectaron con los míos y antes de hablar tomo un par de sorbos de su vaso.

— A mi también, pero el destino nos dirá y hará con nosotros lo que tenga que hacer.— afirmó y sonrió.

Asentí medio confuso, la verdad, mi verdad es sincera y me asusta solo pensar en tenerla lejos de mi, que caminemos en distintos sentidos, no tener su presencia en todos mis días, realmente me asusta.

— Ya vuelvo.— dijo antes de hacer la silla hacia atrás y pararse.

La vi caminar saliendo de el comedor, seguramente va a el baño así tan rápido, no pude evitar poner mis ojos en cada parte de su cuerpo, es un bombón.

Me dediqué a terminar lo que me faltaba de comida en el plato y mientras me termino el vino siento un sonido sobre la mesa.

Si... Valentina dejó su celular aquí.

Vibró más o menos un millón de veces.

La tentación se me fue de las manos y al ver que ella aún no volvía decidí tomarlo.

Maldije en todos los idiomas existentes al ver los mensajes en su pantalla.

¿Porque hago cosas de las que después me arrepiento?

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Marcos:

Okey. Te espero aquí en buenos aires. Lo mejor va a ser que aclaremos las cosas como tú dices. Te extraño mucho rubia.
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Maldición.
Otra vez este wey en el medio.

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Hola!!
Después de un par de días volví!!
Ando media ocupada por eso no puedo subir todos los días.

Espero les guste el capítulo!
Los quiero.














Deseo Prohibido (Michaentina 💜)Where stories live. Discover now