Deseo Prohibido (Michaentina 💜)

Cincuenta y cinco (2)

Michael

Corrí la silla hacia atrás y me senté.
No estaba siendo consciente de lo incómoda que iba a ser la cena entre medio de ellas dos.

—Al fin apareció..—

Le comentó Melissa a Ruggero que lo tenía sentado a su costado, rieron entre ellos y me miraron, ¿que onda con estos dos?..

—¿Mike donde te habías metido? No apareciste en todo el día..¿Todo bien?—

Me habló Anita obligándome a que corriera mi rostro para mirarla, plantó sus labios en una de mis mejillas y me alborotó el cabello.

— S-si todo bien, me quedé en la habitación, estaba bastante cansadito y quería recuperar energías.—

Me asintió prestandome mucha atención y tomó un sorbo de su vaso de coca cola.

— Espero que hayas podido, igual te extrañe..—

Me dedico una pequeña sonrisa frágil, apoyó su cara en una de sus manos con flojera y siguió degustando su plato de comida.

No le contesté absolutamente nada porque no quiero ser hipócrita de decir cosas que no sentí, decidí solo ignorar su comentario.

Moví mis pies para acomodarme en la silla y golpeé a alguien por debajo de la mesa, reí bajito porque quizás había sido a rugge, lo miré pero él no despegó su vista de el celular.

—Si si pégame nomás.—

Sentí su voz a mi lado, maldije interiormente.

—No fui yo.—

Intenté fingir.

— Dale mike.—

Reprochó, su mirada ya me insultaba con todas las formas existentes e inexistentes.

—Neta no fui yo.—

Volví a insistir casi soltando carcajadas pero quería aguantarme un poco.

— No soy idiota.. pero si querés hablarme, háblame nomás, no hagas estos jueguitos infantiles.—

Siguió quejándose mientras escribía en su celular, estaba hermosa, se veía hermosa, hermosa como siempre, me encanta.

— ¿Jueguitos infantiles? ¿Neta?—

Levanté el mantel un poquito para mostrarle mis pies y que me intentará creer aunque yo sabía que era verdad.

—¿Ves? No tengo ángulo para golpearte justo a ti Valentina. —

Volví a insistir pero está vez me tuve que reír por su cara de <¿De verdad me estás diciendo está estupidez?>.

Bajé el mantel con cuidado no sin antes detenerme a ver sus piernas, traía vestido corto y mi mente se me fue a las nubes por un instante.

Volví a la realidad, ella me miraba rarísimo pero entendiendo muy bien, terminé de acomodar todo y sonreí de costado ya mirando algun punto fijo frente mío.

Me senté correctamente e intenté pasar desapercibido para que nadie se diera cuenta de nuestra situación, bueno, solo la mía.

— Malísimo disimulando como siempre..—

Soltó muy bajito, retandome.

— Me obligaste a verte..—

La miré, dejó su celular sobre la mesa, hicimos contacto visual profundamente por varios segundos, no perdemos nunca la capacidad de aislarnos de el mundo cada vez que nos miramos.