Treinta

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Michael

Revolví la comida de mi plato varias veces, el apetito no me venía con nada, raro en mi.

Creo que es la cena más incómoda de toda la gira, las miradas raras de la colorada sobre mi, la presencia de Ruggero ni se notaba por estar sumido en el mundo amoroso con su novia, todos los demás conversando de quien sabe qué cosa y yo como si no estuviera despierto.

Ni hablemos de ellos dos.

Intenté que la mirada no se me desviará.

¿Porque tiene que ser tan difícil verla con otro?

No puedo, mi cabeza, mi mente y mi corazón están en ella, siento como que algún día le di todo de mi, no sé cuándo ni cómo fue, pero yo soy de su propiedad.

Supongo que por eso todo es tan complejo.

Mis sentidos se alertaron cuando lo vi besarla, ahí enfrente mío, el corazón se me aceleró y sentí una especie de fuego entrar en mi cuerpo, las ganas de golpearlo y quitarlo de encima de mi mujer aumentaron, lo único que se me vino a la mente fue huir lo más rápido de ese lugar.

Con fuerza hice mover la silla hacia atrás, claramente con demasiado ruido.

Todos los que están en la mesa me observaron incluida ella.

—Chicos buen provecho, me voy a acostar, neta que estoy bastante cansado.— de un segundo para otro me paré de la mesa.

Casi todos me asintieron y algunos me desearon buenas noches, no supe quien porque salí despedido de el sitio.

Fui directo a el ascensor, toque infinitas veces el botón para llamarlo hasta que finalmente las puertas se abrieron frente a mi, di un paso y entré.

Estuve varios segundos dentro hasta que llegó al destino por fin.

Caminé hasta la puerta de mi habitación y me quedé un rato apoyado en el marco, pensando.

Marque la tarjeta y empujé el pestillo, no pude continuar con mis movimientos porque sentí una mano tocándome sobre mi espalda.

Me di vuelta lento y me encontré con su mirada sobre mi, seguramente vio que me levanté de la mesa y me siguió hasta acá.

—¿Que quieres?— solté medio seco y mirándola a los ojos.

— Quería hablar contigo, después de lo que pasó no encontré ningún momento para que conversemos solos, te quiero pedir perdón por cómo te estuve hablando los últimos días.— sentí su piel hacer contacto con la mía, sus manos apretaron fuerte una de las mías.

Yo no soy una persona que mantenga demasiado el orgullo, eso lo tengo claro.

— No eres tú la que me tienes que pedir perdón, fui yo el imbécil, yo me equivoqué Anita. —

No sé si voy por buen camino, quien sabe que es correcto.

— Quiero que arreglemos las cosas.—

Afirmó ella, no comprendí mucho a que se refería con "arreglar las cosas" y pensé varios segundos que decir, no tenía idea como seguir ni si seguir un minuto más con ella enfrente mío sería lo adecuado.

— Bien, no creo que me puedas perdonar tan fácil pero voy a hacer lo posible para que así sea.— lanzé una sonrisa fingida y algo nerviosa.

— Mike yo no te quiero perder, sos demasiado importante para mí, ¿Eso lo tienes claro no?— asentí y sin pensarlo una de mis manos fueron a una de sus mejillas.

La acaricié lento y suave, ella sonrió con todos los dientes, a pesar de todo lo malo que pasó en nuestra relación no quería que desaparezca nunca esa sonrisa y menos por mi culpa.

— Michael ¿Puedo hablar contigo? Solos, Por favor.— sentí la voz de la rubia entrar a el pasillo y caminar directo a nosotros.

— Los dejo.— dijo la colorada no muy conforme pero segundos después se fue.

Nunca había querido tanto en mi vida que se quede.

— Te acordaste de mí....— solté sin ganas, abrí la puerta y me sorprendí al ver que ella entró atrás mío casi empujándome y la cerró fuerte por su espalda.

— ¿Se arreglaron?— dijo casi en susurro.

— Como si te importara...— me aplaste en el sofá sin prestarle mucha atención a su presencia.

— No soportó cuando estás así...— la vi llevarse sus dos manos a la cara y masajearse un poco.

— Yo no soporto verte junto a el.— presione mis labios fuerte y me estire hasta agarrar el control para encender el televisor.

— ¿Ese es tu problema? ¿Celos? No seas tan inmaduro Mike por favor.—

La vi caminar, pararse enfrente mío y cruzarse de brazos, sonreí y negué con la cabeza varias veces.

Se ve tan linda con cara de enojada.

— No soy inmaduro.— protesté y me pare hasta llegar a la altura de ella, en realidad más alto porque ella es más bajita que yo.

— ¿Te arreglaste con Anita por los celos que me tenés a mi? — sus manos fueron a el cuello de mi camisa y mi cuerpo se tensó al contacto.

— Te informo que no eres el centro de el mundo pede, también te informo que ella fue la que me vino a pedir disculpas.— Aclaré y sonreí mirando sus labios, tengo demasiadas ganas de juntarlos con los míos.

— ¿Seguro? — Preguntó y tiro de mi camisa fuerte atrayendome más cerca.

—¿Tanto te preocupa? ¿Acaso no tienes a tu chico esperándote en tu habitación? — una de mis manos rodeó su cintura y fue a tocar su piel, su blusa tan corta dejaba a la vista parte de su espalda.

— ah justo me hiciste acordar, me está esperando para....— se quedó en silencio y mordió su labio inferior, sabe que me está provocando.

— Entonces ve y no lo hagas esperar tanto, no creo que quieras que te venga a buscar y te encuentre acá conmigo....— sonrió y negó frente a mis palabras, me quedé embobado mirándola, es tan perfecta.

— Buenas noches Mike. — su boca me dejó un beso húmedo en mi mejilla, desee que hubiera sido en otro lado.

— Buenas serían si te quedarás conmigo....— intenté convencerla.

— Ya vamos a tener la oportunidad de repetir lo de la otra vez...— mordió su labio inferior y soltó una sonrisa bastante provocativa.

Me fue imposible no hacerlo, la bese, sentí una explosión de sentimientos cuando lo hice como cada vez que nos besamos, no fue para nada delicado pero ambos lo disfrutamos hasta separarnos por la falta de aire.

Antes de verla irse me regaló una bonita sonrisa, admire todo su cuerpo caminando hacia la puerta hasta que sentí el ruido al cerrarse.

Me quedé ahí embobado sabiendo que ella se iría a pasar la noche con el, tengo que admitir que me molesta bastante, pero la quiero tanto y tengo esperanzas de que algún día podamos mostrarnos, y sacar a la luz nuestra relación.

Dicen que nunca es tarde para emprender un nuevo rumbo, vivir una nueva historia o construir un nuevo sueño...

Ella es mi nueva historia, mi nuevo sueño y mi nuevo rumbo...

Ella le está dando tanto sentido a mi vida cómo nunca nadie lo había hecho.

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Hola!
¿Cómo están?
Les vengo a informar que quedan pocos capítulos por publicar... Nada eso jajaja....








Deseo Prohibido (Michaentina 💜)Where stories live. Discover now