37. ¿Bienvenido?

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Era ya medianoche y no podía pegar ojo, la frustración no tardó en apoderarse de mis gestos al no poder conciliar el sueño sintiéndome tan cansada. ¿Por qué el universo estaba en mi contra? ¿POR QUÉ MIERDA NO ME DEJABA DORMIR?

Tiré la sábana con fuerza al suelo al notar como  la temperatura iba subiendo y como el pijama se me empezaba a pegar. Para ventilar un poco la habitación  me levanté y abrí la ventana lo máximo posible, inmediatamente una brisa suave recorrió cada partícula de mi cuerpo consiguiendo que me tranquilizara. Inspiré con fuerza y cerré los ojos sintiendo como mi mente se despejaba y empezaba a disfrutar del silencio de la noche.

Cuando los abrí no veía nada más que la nieve grisácea y unos cuantos árboles ocultos por el manto de la noche.

-Ojalá estés bien...- susurré al cielo pensando en Leonard. Un escalofrío recorrió mi ser al apreciar lo tenebroso del paisaje y en lo sola que estaba.- Como me hubiese gustado tenerte cerca ahora mismo.

-Me tienes aquí.- susurró una voz en mi oído.- Siempre.- pegué un salto y me giré para ver de dónde venía la sobrenatural voz.

-¿Leonard?.- sentí como me iba faltando el aire al ver una figura desconocida enfrente de mi. No podía distinguir nada de ella por más que agudizaba la vista.

En un abrir y cerrar de ojos la figura ya no se encontraba en el mismo lugar sino que noté su energía a mis espaldas, muy cerca. Por miedo a enfrentarme a algo irreconocible me mantuve en la misma posición todo el rato, sin atreverme a girar o hacer movimiento alguno.

Apreté los labios con fuerza hasta el punto de notar sangre cuando sus manos se aferraron a mi cintura y me atrajeron hacia su pecho. Fue entonces, gracias a su cercanía, que me di cuenta que poseía un olor dulce y peligroso, el olor propio de Leonard.

-No temas, soy yo.- volvió a susurrar contra mi oreja. Quise girarme y abrazarlo hasta que amaneciese, pero él no me lo permitió.

-¿Cómo es posible?.- posé mis manos sobre las suyas, que seguían sobre mi cintura.- ¿Por qué has tardado tanto en volver?.- intenté  girarme otra vez, pero solo conseguí que él me inmovilizase más.- Déjame verte.- su comportamiento empezaba a parecerme extraño y no me agradaba.- Leonard.- me sacudí entre sus brazos al no obtener respuestas. El esfuerzo que hice para escapar mereció la pena ya que pude encontrarme de frente su hermoso rostro.

Su mirada más oscura que la propia noche y su expresión tan seria produjo que por instinto retrocediera dos pasos.

-Denna, no me busquéis.- habló sin una pizca de emoción o sentimiento.- Tienes que alejarte de mi.

-¿Qué estás diciendo?.-negué de la cabeza volviendo a acercarme a él, pero manteniendo una distancia prudente.- Si te encuentras aquí.

-Pero mi alma no.- sus palabras revolvieron mi estómago en un segundo. Decidí cortar la pequeña distancia que quedaba entre nosotros dos para apoyar mi mano sobre su pecho. Al principio noté como se tensaba bajo mi tacto para luego relajarse poco a poco y dejarme abrazarlo. Teniéndolo entre mis brazos me recordó a un muñeco de nieve, frío y ....muerto.- Aléjate de mi o será demasiado tarde, ya no puedo hacer nada para evitarlo.- volvió a decir mucho más convencido.

Alcé la mirada para clavar mis ojos en los suyos, rogándole que no dijese aquellas cosas sin sentido y tan espeluznantes.

-Leonard...¿Qué te ocurre?.- acaricié su mejilla.- Ya estás aquí...¿Qué puede ir mal?.-pregunté con un tono falso de entusiasmo.

Ladeó la cabeza pegando su mejilla contra la palma de mi mano para acto seguido atraparla entre las suyas y depositar suaves besos sobre mi muñeca. Fue subiendo sin parar de dejar besos hasta que sin darme cuenta me tuvo entre sus brazos. Sus labios viajaban de mi mejilla hasta mi cuello para luego volver a repetir el mismo recorrido una y otra vez, cerré los ojos dejándome llevar por la sensación que me producía su cercanía. Pillándolo por sorpresa besé sus labios con desesperación, demostrándole en aquél gesto lo mucho que lo echaba de menos. Ambos nos encontrábamos concentrados en el uno y el otro, apreciando cada gesto, cada sensación, cada momento.

Secuestrada por un vampiroWhere stories live. Discover now