27. El sol y la luna

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El viento dejó de susurrar sus silbidos para dejar paso a los gritos de guerra, muerte y dolor.

Giré en círculos imperfectos en busca de una escapatoria o de algo que me ayudara...ni siquiera sabía qué tipo de ayuda buscaba, estaba completamente aterrorizada en medio de esa locura.

En uno de mis ataques de pánico me encontré con los ojos de Leonard sobre mi a la vez que este cortaba sin piedad el cuello a uno de los cazadores.  No pudo entretenerse mucho conmigo ya que inmediatamente tenía que defenderse de otros tres. Canelio se encontraba en la misma situación. Su pelo se movía al son de sus movimientos rápidos y de su fuerza.

Una chica se interpuso en mi campo de visión, demostrando el odio y el desafío en sus facciones de hada. Su pelo negro azulado ondeaba con sus pasos fieros mientras se acercaba a mi peligrosamente.

Negué varias veces en busca de algún arma con la que me pudiese defender. Agradecí al mundo al ver en el suelo una espada manchada de sangre que se le habría caído a alguien del bando contrario. La tomé lo más rápido posible y al levantar de nuevo la mirada en busca de la chica ya la tenía abalanzándose sobre mi.

Adopté pose defensiva sin saber muy bien qué debía hacer después, pero tenía que intentar salvar mi vida. La chica rió mostrando sus dientes al mismo tiempo que alzaba un látigo.

Sonó un golpe seco antes de que la metálica cuerda del látigo se enredara con fuerza a mi pie derecho, obligándome a caer y a ser arrastrada por la nieve.

Con la espada intenté cortar la fina cuerda, pero era imposible. Nunca había visto un látigo tan resistente y poderoso.

-Pillada.- dijo cuando me hallaba delante de ella. Antes de que me aprisionase con su cuerpo le di una patada en todo el estómago, privándola del oxígeno.

-Ni en tus sueños, zorra.- le grité. Aprovechando su debilidad me incorporé alzando la espada con la intención de apuñalarla.

A medio camino mi cuerpo se bloqueó, no podía matarla. Yo no era una asesina y ella solo estaba siguiendo órdenes.

-Dudar es un grave error.- sus pies se enredaron con los míos y en un parpadeo la tenía sobre mi apretando mi cuello.

Arañé sus manos intentando aflojar su presión sobre mi garganta. Los ojos empezaron a dolor me, los pulmones a quemarme por la falta de oxígeno y todo terminó por darme vueltas. Ya había llegado la hora de mi muerte.

-Le...-intenté mencionar su nombre, pero las palabras se que quedaban atascadas a medio camino.

Cuando empecé a ver todo de negro fue cuando me di cuenta de que ya volvía a respirar. El aire que entraba a mis pulmones ardía produciéndome tos.

Abrí los ojos encontrándome con la chica muerta en el suelo, con una daga atravesando su cráneo. El estómago se me revolvió nada más ver la sangre y el cuerpo inerte de una persona a mi lado.

Aparté la mirada para borrar esa imagen horrible de mi mente. A unos cuantos pasos se hallaba una figura envuelta en una capa roja que me miraba con media sonrisa. No me dio tiempo a ir hasta donde ella ya que tenía que defenderse de los cinco cazadores que sobraban. ¿Quién era?

-¡Tú!.-me señaló un hombre rapado al completo, parecía que tenía la rabia.- ¡Eres la culpable de esto!

Alcé las manos por encima de mi cabeza para evitar el futuro golpe que en realidad nunca llegó.

-Vamos, levanta.- ayudó a que me incorporara Leonard. Cuando me tendió su mano vi que de ella corría sangre, supuse que el hombre que se hallaba en ese momento muerto, lo había herido por que antes estaba sin ningún rasguño.

Secuestrada por un vampiroWhere stories live. Discover now