9.Polos opuestos

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-Ejemm,ejemm.-carraspeó alguien a mi lado. Si no lo hubiera echo hasta ese momento no me habría percatado de su presencia.- Señorita. ¿Se encuentra usted bien?

Su voz era un eco entre las voces de mi cabeza, no podía dejar de mirar el retrato de aquella mujer, me tenía completamente hipnotizada.

-¡Ya los tengo!.-gritó Lira mientras agitaba los zapatos y bajaba con rapidez las escaleras.

Solo su voz chillona consiguió devolverme al mundo real. Claus me miraba extrañado, con el ceño fruncido. Sus azules ojos no dejaban de inspeccionarme y eso me ponía en una situación incómoda .

-Lo siento Claus.-me disculpé.-Estaba pensando.

-Claro.-asintió y luego bajó las escaleras sin preguntar nada más.

Lira tendió los pares de zapatos hacia a mi a la espera de cogerlos. Eran unas bonitas sandalias de tacón demasiado fino para mi gusto.

-Vamos.-me apremió a ponérmelos.-El señor ya está abajo.-dijo histérica.-Si lo hacemos esperar mucho más se enfadará.

Al darse cuenta de que me encontraba medio ida me tomó de los hombros para agitarme varias veces.

-Ya,ya.-me retorcí intentando apartarme de su tacto. Cuando la tuve frente a frente no pude evitar señalarle el cuadro de la mujer.

Lira se giró para observar la dirección en la que apuntaba mi dedo índice.

-¿Quién es?.-mi voz salió en un susurro temeroso.

-Es Lucía, ella era...-fue interrumpida por una voz femenina que se interpuso entre nosotras dos.

Graciela se hizo paso entre nosotras para poder pasar, como si la escalera no fuera lo suficientemente grande para irse por otro lado.

-Con que al final si vienes.-recorrió mi cuerpo con cara de pocos amigos.- Vaya sorpresa.-dijo con desagrado.- Bueno si me disculpáis, me están esperando abajo.-bajó dos escalones antes de volverse a girar con una sonrisa cínica.- Si no quieres que nos vayamos sin ti, no tardes. No te vamos a esperar.

-Claro que si.-salió en mi defensa Lira.- Puede que tú no, pero el señor si.-achicó los ojos.

-Ay por favor, ni que fuera alguien importante.-rió con la boca abierta, demostrando lo perfecta que era su dentadura.-Él no esperará por...ella.-me miró con asco.

Yo no tenía nada que decir, con que defenderme. Mi cabeza solo podía pensar en que Graciela tenía toda la razón del mundo. ¿Quién era yo?¿Por qué me iba a esperar alguien para quien soy alimento?¿Para qué voy a una fiesta de vampiros?

Graciela sin darme cuenta desapareció dejando un rastro a olor a rosas tras sus pasos.

-Sinceramente, no sé qué pinto yo entre vampiros.-bajé la cabeza apenada.-Tengo miedo de que me hagan algo, paso de ir.-volví a subir las escaleras dirigiéndome a mi habitación.

Pero Lira consiguió detenerme antes de llegar.

-Él la invitó por que quiere estar contigo. No creo que la lleve para que se burlen de ti.-habló apenada.

-Pero es que no tiene sentido.-estaba empezando a sentirme sofocada.-Dime Lira ¿para qué quiere ir él conmigo?¿es qué no oyes lo qué dices?. Suena estúpido.-escupí con furia. El arrepentimiento no tardó en hacerse presente en mi al darme cuenta de lo feo que le hablé.-Lo siento no quer...

-No, tranquila.-apartó sus ojos de los míos, ocultando tras una sonrisa falsa sentimientos contradictorios.-Tú decides si ir o no.

-Ojalá.-rodé los ojos.

Secuestrada por un vampiroWhere stories live. Discover now