1.Frío en la sangre

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-Por favor, ayuda.-grité entre sollozos. Tiré de mis manos una vez más, intentando liberarlas inútilmente de las cadenas.

Solté un último grito lleno de rabia. No podía ver nada, el maldito que me secuestró me tenía sumida en la oscuridad. Me dolía todo el cuerpo y de las muñecas empezaba a gotearme sangre.

-¿Qué quieres de mi?.- pregunté sabiendo que no tendría respuesta.

-Todo.- respondió una voz ronca. Durante un momento me quedé estupefacta, sin saber qué hacer o dónde mirar.- Deja de gritar un momento, me duelen los tímpanos ya.

-Si quieres que deje de gritar suéltame.- no se de dónde saqué el valor para enfrentarme a él. En el fondo me estaba muriendo de miedo.

-Vaya vaya. Solo llevas un día y ya das órdenes. Me gusta.- rió por lo bajo.- Va a ser que no. De aquí ya no saldrás nunca.

Las lágrimas recorrieron delicadamente mi rostro, igual de temerosas que mi corazón. No me podía creer que ya llevara un día metida en la noche profunda. Ni siquiera sabía en que lugar me encontraba prisionera.

-¿Dónde estoy?.- pregunté en un susurro.

-En mi sótano. - se oyeron unos débiles pasos acercarse. Cada vez se hacían más audibles. Mi respiración comenzó a agitarse cuando me di cuenta de que se acercaba a mi.

Bajé la cabeza agotada. Hasta entonces no me di cuenta de que el suelo estaba húmedo y de que hacía un frío terrible. Mis mejillas se encontraban humedecidas por mis lágrimas, el pelo se me pegaba a la frente al igual que la bata al cuerpo a causa del sudor. Ojalá pudiera taparme un poco más con ella, me sentía muy destapada e insegura.

-¿Qué quieres de mi?.- me costó preguntar. Un temblor terrible se apoderó de mi cuerpo.- Tengo frío, por favor, déjame ir. Me estarán buscando. Por favor.- supliqué aguantando las lágrimas.- No diré nada.

-Y a mi que.- contestó brusco.- Ahora me perteneces. ¿No entiendes que jamás saldrás de aquí?.- preguntó con un deje de peligro en la voz.-Si te comportas quizás te deje ver la luz del sol.

El nudo que tenía en el estómago se hizo más intenso, hasta que finalmente lloré desconsoladamente. El pánico es lo único que conocía mi cuerpo y mezclado con el sentimiento de confusión, producían un ahogo terrible.

-Shhh...- di un respingo al notar su tacto en mi mejilla, limpiando una de las miles de lágrimas que se me cayeron.- Todo estará bien.

¿Cómo se atrevía a decirme eso?¿Qué clase de psicópata era?.

Negué con la cabeza repetidas veces, su aliento chocaba en mi cuello produciéndome náuseas. Ni siquiera me atrevía mirarlo.

-Hueles muy bien.- respiró mi aroma.

Me quedé petrificada, sin saber que hacer. Solo podía pensar en lo que me haría. Por su cercanía su pelo acarició mi mejilla, transmitiéndome un escalofrío que hizo que me pusiera a temblar mucho más fuerte que antes. Cerré los ojos con fuerza para que cuando los abriera todo hubiera acabado.

Esperé a que sucediera alguna tragedia que me marcase para siempre, parecía que todo iba por ese camino. Pero no pasó nada. Su presencia desapareció como si solo se tratase de un fantasma imaginario.

Solté un suspiro de alivio fingido, de nada servía sentir seguridad .Solo era el comienzo de lo que me esperaba.

Me sofocaba pensar que jamás saldría del sótano en el que me tenía por prisionera, temía quedarme viendo la oscuridad por mucho tiempo.

Aunque no pudiera ver nada notaba que el espacio era grande a mi alrededor. Solo se oía mi agitada respiración y el goteo de algo roto.

Volví a cerrar los ojos, de nada me servía mantenerlos abiertos si no veía nada. Poco a poco caía en un profundo agujero intentando escapar, hasta que finalmente lo logré.

Secuestrada por un vampiroWhere stories live. Discover now