14.Sentimientos

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Con los ojos bien abiertos y en estado de shock recibía las felicitaciones por parte del conde, quien bajo su sonrisa ocultaba su torpeza.

Estaba claro que él no se esperaba esa confirmación y yo menos. Es más, nadie se esperaba aquello, y mucho menos Graciela.

La pobre tenía la boca casi tocando el suelo y los ojos llorosos.

-¿Qué?.-logré articular.-Yo...yo no....

-Mi señor.-hizo presencia Lira, sacándonos a todos de la congelación del momento.- Tiene visita.-Leonard frunció el ceño.

-Enseguida voy, gracias.-asintió dirigiéndose al conde.

-Ya se me ha hecho tarde.-habló este.- Estoy muy contento por ti hijo, por vosotros.-se giró mostrándome una sonrisa.- Mañana vendré para hablar contigo en privado.-escuché decir cuando el conde se acercó para abrazarlo paternalmente. Su intento de susurrar no funcionó del todo.

-Lo acompañaré.

Mientras el conde se despedía de nosotras yo no podía dejar de apartar mi atención de Leonard, quien me miraba significativamente. Transmitiendo a través de sus profundos ojos un aviso para que me callara.

Ambos se marcharon dejándonos a Graciela y a mi desconcertadas. Esta se sentó en la mesa con una tranquilidad falsa, poniéndose el trapo encima de su vestimenta sin levantar en ningún momento la mirada.

Conociendo sus sentimientos hacia Leonard, su comportamiento me hizo sentir culpable. Me puse en su lugar, imaginando cómo sería si yo me enamorara de alguien que anunciara que se iba a casar con otra, que ya no hubiera esperanzas para conseguir su amor.

-Graciela, yo...yo no lo quiero.-tomé asiento delante de ella.-Además, no tiene sentido, puede que solo lo haya dicho para que el conde no sospechara.

-Créeme.-habló después de un largo silencio.- Te convertirás en su esposa.-dijo apenada.-Es tu destino.-habló en voz baja.

-No, no.-negué sin querer oír "destino" en su vocabulario.- Ayúdame.- posiblemente lo que pedía sería la causa de mi muerte.

Graciela por fin me demostró sus potentes ojos, quienes me hicieron sentir pequeña ante la fiereza con la que me miraban.

-¿Perdona?.-frunció el ceño y ladeó un poco la cabeza.- ¿Ayudarte, cómo?.

Sus ojos se volvieron rojos un instante para luego volver a la normalidad, ese cambio me distrajo un poco de la conversación. Todavía no aceptaba la idea de que seres como ellos existieran.

-Escapando.-susurré dirigiendo la atención a mis manos. Temía la reacción de Graciela, esperaba que me demostrara confianza y no que fuera directa a Leonard para decirle mis intenciones. Pero tenía que intentarlo por que quizás iba a ser la oportunidad de mi libertad.

Graciela no respondió enseguida, se quedó un rato sopesando mis palabras. Sonreí internamente ya que eso significaba que se estaba pensando la posibilidad de ayudarme y seguro estaría satisfecha librándose de mí.

Tomé una tostada con mermelada y mantequilla y la mastiqué con lentitud, saboreando su textura dulce. Saboreando la victoria del momento. En mi mente solo se oía la expresión "por fin libre".

-De acuerdo.-dijo melodiosamente.- Te ayudaré a escapar, pero con una condición.- me apoyé sobre la mesa, acercándome más a ella. Graciela hizo lo mismo y antes de decir cualquier cosa miró a los lados para asegurarse de que nadie nos oyera.- Si te descubre, solo espero que no me descubras a mi también.-sus palabras fueron ácido. Extendió la mano para que selláramos el pacto.

Secuestrada por un vampiroWhere stories live. Discover now