Epílogo

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—Será mejor que te quedes quieto, —murmuró Sakumo mientras sujetaba con fuerza el pie de su compañero— ¡Mirai, sujetalo bien!

—¡Eso intento! —gritó la azabache— Neru, por favor.

—Creí que me curarías con ninjutsu, ¡no así!

—Lo haría sí te quedarás quieto. —o le quedará chakra.

El pelirrojo finalmente dejó de moverse y con el poco chakra que le quedaba, curó lo más que pudo de la fractura pero debía de hacerlo a la forma tradicional si quería que sanará correctamente.
De repente se oyó un chasquido y luego, el grito de su amigo que fue callado por la mano de Mirai.

—Ya esta. —gruñó el platino dejándose caer— Debemos movernos ya.

—Creo que Neru debe de descansar, gritó bastante.

—Jamás me había roto nada. —musitó avergonzado.

—Si nos quedamos aquí seremos blanco fácil, —Sakumo se acercó a Neru— además la torre no esta muy lejos, una vez que estemos ahí podrá descansar.

Mirai vio como el platino se ponía de cuclillas frente al pelirrojo.

—Subete a mi espalda. —ordenó con voz potente.

Neru le dio una mirada interrogante a Mirai, quien asintió para que lo hiciera; este, obedeció sin objeción y una vez que estuvieron listos partieron hacia la torre.
Sin embargo, las batallas que enfrentaron los tenían agotados. Al parecer, todos los equipos querían probar al heredero del Sexto Hokage y se abalanzaron contra ellos sin piedad. Mirai sólo tenía un par de rasguños en los brazos y rostro mientras que Neru se llevó un pie roto al salvarla y varios golpes en en abdomen, Sakumo era el peor, con varias heridas a lo largo del cuerpo, sin chakra y golpes recibidos. Los otros equipos estaban peor.

—Tal vez deberías dejar que yo llevé a Neru. —susurró la Sarutobi. Él negó.

—Estoy bien, —aseguró— gracias.

Mirai sonrió. Desde hace poco menos de un año, Sakumo cambió. Algo en él, en su forma de actuar, de pensar, se sentía más cálido. Tenía más atenciones con sus compañeros, hablaba un poco más y sobre todo, sonreía. Sonreía con ganas, al cielo, a los demás.

Sonreía y todo era mejor.

Llegaron a la torre, donde Tenten los esperaba junto a los demás senseis. Al verlos, soltó un chillido y se acercó a ellos con preocupación.

—¡¿Estan bien?! —sujetó al pelirrojo y Sakumo pudo incorporarse.

—Sí, estamos bien. —respondió la Sarutobi.

—Parece que te pasó un camión por encima. —se burló Naruto— ¡Ven a ver esto, Sasuke!

El anterior nombrado se acercó sin muchas ganas y enarcó una ceja.

—¿Éstas seguro que estas bien?

—Lo estoy, sólo tengo que comer algo. —dijo el platino mientras se sentaba— ¿Hace cuánto llegaron?

—Unas horas'ttebayo.

—Estos exámenes sencillos.

—Me sorprende que no los hayan pasado. —murmuró el Hatake en tono burlón.

—¡Oye, hemos estado ocupados! —gritó Naruto.

—¿Haciendo qué? ¿Casándose? ¿Teniendo hijos? —ante las preguntas del platino, ambos jóvenes se sonrojaron violentamente.

—No metas a Sakura en esto. —susurró el Uchiha.

—¡Sí, ni a Hina'chan y a Boruto!

—¡Oigan, ya es suficiente! —intervino Tenten— Mirai, Sakumo, llevaré a Neru al hospital. Los veré mañana.

Y con ello, desapareció.

—Buen trabajo. —elogió la azabache con una sonrisa— Si no fuera por ti, aún estaríamos ahí adentro.

Él le devolvió el gesto.

—Gracias, igual tú. —y tuvo la sensación de tener que agregar algo más— Se que sin ti habilidad con las cuchillas, no lo abríamos logrado.

Ella se sonrojó levemente y asintió.

—Gracias, se que de estar aquí, tus padres estarían orgullosos.

[...]

Limpió, barrió, quitó la mala yerba y colocó flores nuevas con los pocos rayos de sol que quedaban golpeándole el rostro magullado y la suave brisa acariciándole el cabello llenó de hojas.  

Tenía un terrible aspecto y jamás se sintió más satisfecho que ahora.

—Hola mamá, —se sentó frente a la tumba— a sido un largo día pero estoy feliz.

Una leve sonrisa se dibujó en su rostro, iluminando sus castaños ojos.

—Logre mejorar mi ninjutsu médico durante los exámenes chunnin aunque me quede sin chakra, —se rascó la nuca avergonzado— ahora mismo no sé como sigo de pie.

Saliendo de la torre había corrido a su hogar por todo lo necesario para limpiar la tumba e ido hasta el cementerio, necesitaba comer algo.

—Me ayudaron mucho tus libros y Shizune'san me a estado entrenando, dice que si sigo así Tsunade'sama me enseñará, —la emoción era inminentemente en si voz— dice que soy tan talentoso como tú.

Otra corriente de aire le dio un escalofrío y a Sakumo se le escapó un suspiró, tenía tanto que decirle pero que no se atrevía.

—Boruto ya nació, —susurró— y Sakura y Sasuke esperan a su primer hijo. Sasuke quiere que sea niña pero Sakura insiste en que será  un niño.

Tenía un nudo en la garganta, ¿de verdad lo estaría escuchando? Deseaba con desesperación que así fuera, que todas sus palabras no se las llevará el viento.

—Les diré que le pongan tu nombre, se que dirías que no es de mi incumbencia pero... desearía que haya más aquí de ti, —acarició el nombre sobre la lápida, ya era tiempo— poder pronunciarlo al menos una vez.

El susurro de las hojas fue su respuesta y entonces se levantó.

—Te amo, madre.

Limpió, barrió, quitó la mala yerba y colocó flores. Después hizo una leve reverencia y se llevó las manos a los bolsillos.

—Hola, papá. —murmuró— Llegue a la tercera fase de los exámenes chunnin, ¿puedes creerlo?

La tumba de Kakashi, —unos metros más lejos a la de su madre — estaba junto a la del Tercero y en fila, era la cuarta y última, esperaba que permaneciera así mucho tiempo.

—Se que para ti fueron muy sencillos pero a mí me han costado un poco. —se miró los moretones y cortadas— Y sin embargo, creó que no los podría haber hecho mejor. Esperó que estés viendo.

A Sakumo todavía le dolía la ausencia de sus padres, todavía se le encogía el corazón al ver una fotografía de ellos pero ya no se sentía solo ni perdido y comenzaba a progresar, a ser mejor, a encontrar nuevas cosas que lo entusiasmaran. Le estaba costando un poco pero cuando algo le pesaba demasiado recordaba los brazos de su madre y la mano en su cabello de su padre, las palabras de aliento que tenían para él y el amor que le dieron en los minutos que estuvieron juntos.

—Los extraño mucho, —dijo al fin— y quiero que sepas que intento vivir con toda la fuerza con la que ustedes lo hicieron e intento cuidar las personas que me quieren.

En un vago recuerdo, escuchaba la voz de Kakashi que le cantaba una canción:

Hay un soldado que sueña volver
al hogar de donde lo han sacado,
le encantan las estrellas, su familia esta ahí.
Le dicen que vaya con ellos, que lo esperan con amor
pero todavía hay algo que lo ata a este mundo.

Sí algún día estas solo, mi pequeño soldado.
Busca en las estrellas, ahí te estaré esperando.
Te guiaré en la oscuridad, lucharé contra tus males.
Orgulloso estaré de verte triunfar y cuidaré de los sueños que en tu corazón guardas...

—Porque aún si la vida nos separa, te estaré esperando, cuando vuelvas a casa. —susurró— Te amo, papá.

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