Capítulo 4 I Las respuestas de Obito.

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Corrió con rapidez, tratando de dejar atrás a los enemigos que lo perseguían. Estaba sin aliento y sangrando pero su prioridad era sacar de ahí a su primo con vida.
Si salia de esta le reclamaría a Kakashi por no advertirle que todos sus enemigos estaban metidos en la misma locación.

Kakashi.

Rosando su hombro paso un kunai que le hizo volver a la realidad, trató de meterse entre los árboles hasta que vio una figura familiar acercarse.

—¡Sasuke! ¡Sasuke! —el muchacho se acercó y lo vio alarmado.

—Obito, ¡¿qué demonios...?!

—Tus preguntas para después, ahora llevate a Itachi de aquí. Los  alcanzaré luego. —le entregó al Uchiha y se puso en guardia, le quedaba poco chakra.

—¿Qué... Qué hay de ti? —a pesar de ser tan poderoso, aún había ocasiones en las que Sasuke no distinguía lo alarmante que era la situación.

—¡Vete ya, Sasuke! —gritó.

Cuando vio a ambos Uchiha desaparecer entre los árboles, Obito se hizo un torniquete en la herida de su abdomen con su pantalón y volvió donde sus enemigos.

Debía evitar a toda costa que llegarán a Konoha, no podía volver a cometer ese error.

[...]

Mientras caminaba de regreso a Konoha no podía dejar de pensar en Obito ¿por qué estaba con su madre al morir? ¿Dónde estaba su padre en ese momento? ¿Todo era una farsa? ¿De verdad se amaban? No, eso no. Podía verlo en aquella foto en su casa y en el recuerdo que Tsunade le contó podía sentirse lo felices que era. Antes de que todo se acabará.

Suspiró, no podía preguntarle a Obito porque su tío estaba de misión pero la incertidumbre lo estaba matando, todas las preguntas se montonaban en su mente, todas en busca de respuestas.

—Espero que vuelvas pronto a casa, tío. —murmuró mirando al cielo.

En ese momento, escuchó un jadeo a sus espaldas, se giró con rapidez y se puso en guardia solo para encontrarse a su tío mal herido y tambaleante.

—¿Tío Obito? —preguntó alarmado mientas corría a auxiliar al Uchiha.

—S-Sakumo, a-ayudame. —antes de que e desmayara, tomo a su tío sobre sus hombros y comenzó a andar.

En la entrada los guardias lo ayudaron con Obito y los siguió poe toda la Aldea mientras su corazón le martilleaba el pecho.

—¡¿Qué demonios ocurrió, Sakumo?! —gritó uno de los guardias mientras corrían hacia el hospital.

—Y-yo n-no lo sé, lo encontré en la entrada y ya estaba así. —respondió el infante con nerviosismo. La desesperación le crecía en la garganta y solo rogaba para que el Uchiha estuviese a salvo.

—¿Querías verme? —preguntó Obito entrando a la oficina del Hokage con su singular sonrisa y actitud brillante.

Kakashi se encontraba tras el escritorio, con la capa del Hokage sobre sus hombros y la mirada sería clavada en los documentos frente a él.

—Si, tengo algo que decirte. —el platino se levantó.

—¿Qué? Me vas a decir que vas a huir porque le temes al compromiso. —murmuró burlón pero ante la falta de respuesta de su amigo, se torno serio— ¿Qué ocurre?

—Como sabes hace unos días fui s Suna para reunirme con los Kages y hablar de una amenaza que asecha a las cinco grandes naciones. —explicó el Hokage mientras se dirigía a la ventana, seguido por Obito.

Fantasmas.Where stories live. Discover now