Capítulo 5 I El día perfecto para una boda.

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Todo había comenzado hace una semana, su búsqueda, su inquietud y las respuestas inconclusas. Pero hoy no tenía tiempo para eso, hoy era la boda de Naruto y Hinata, por lo que debía ser un digno representante de la familia Hatake.

A las afueras de la Aldea e podía observar el lugar donde se celebraría la boda, con el cielo azul sobre sus cabezas y el verde jardín rodeándolos, era hermoso. Sakumo llegó algo tarde, dejó el regalo para la joven pareja y se dirigió al bullicio de gente que esperaban la llegada de la joven pareja, todo era paz y a su vez, el platino no podía dejar de pensar que algo estaba fuera de lugar.

—Hasta que por fin logro encontrarte, Sakumo. —musitó una voz a sus espaldas que pertenecía a la única descendiente del clan Sarutobi, Mirai.

—Mirai, que alegría verte. —respondió el Hatake— Kurenai'sensei, se ve preciosa.

—Gracias Sakumo, tú también te ves muy guapo. —alagó la azabache  y luego desapareció entre la multitud.

—Te has perdido un poco, ¿no lo crees? —recriminó la infante— Los exámenes chunnin son en un par de días y aún no sé si los presentarás.

La verdad era que Sakumo olvidó los exámenes por completo, para él primero estaba saber el pasado de sus padres y luego podría ponerse al corriente en su vida ninja.

—Ah, sí. Lo olvide. —respondió con desdén lo que provocó el enfado de la Sarutobi.

—Se que estas muy confiado en tu fuerza por ser hijo del Sexto pero yo no, Sakumo. Y no quiero perder la oportunidad de crecer como ninja sólo porque a ti no te importa. Así que te pido que reconsideres tu visión sobre los exámenes. —dijo ella con seriedad. Él no entendía por qué algo que sucedía cada año era tan importante para ella, si era hija de alguien como Asuma, no tenía razones para correr.

—Parece que es importante para ti. —él se llevó las manos a los bolsillos del pantalón, justo como Kakashi solía hacerlo.

—¡Por supuesto que lo son! Tenemos la oportunidad de medirnos contra los héroes de la Cuarta guerra, ¿cuándo se repetirá algo así?

¿Medirse contra Sasuke y Naruto? ¿Eso era lo que le emocionaba de las pruebas? Era obvio que ningún candidato era rival para ambos, entonces ¿por qué deseaba con tanta fuerza algo que la condenaría al fracaso?

—Mirai...

—Se lo que vas a decir y tienes razón, —interrumpió ella— se que no tengo ni la más mínima posibilidad de ganarles, y aún con ello se que si presento los exámenes al menos podré ver cuanto he avanzado. ¿Te imaginas poder darle un golpe al legendario Sasuke Uchiha? ¿Cuándo podrás tener otra ocasión como esa?

Sakumo se quedó en silencio, medirse con los discípulos de su padre fue una de sus motivaciones para jamás rendirse y además, porque parecía ser la forma más directa de poder darse una idea de como sería enfrentarse a su padre. Sin embargo, no era prioridad, nada cambiaría si él no se presentaba y lo hacía el año próximo; a diferencia de hayar respuestas sobre Kakashi y Rin, entonces el mundo de Sakumo cambiaría, todo tendría una razón de ser y él podría seguir adelante.

—Sakumo, ¿sabes a qué edad el Sexto se convirtió en jounnin? —preguntó la Sarutobi en un desesperado intento por convencerlo. Él negó.— A los doce.

El platino fruncio el ceño, ¿de verdad?

—¿No crees que te estas quedando atrás de tu padre? —un golpe duro y certero pero había logrado su cometido.

—Bien, presentaré los exámenes.

[...]

El primer baile de un matrimonio siempre es algo importante y para Naruto y Hinata parecía una misión imposible, pues sólo habían tenido un par de ensayos y los nervios por presentarse ante sus familiares y amigos los inundaban.

—Vamos, cielo no es tan difícil. —ánimo Kushina a su hijo con su singular sonrisa.

—Solo es un ensayo más. —aconsejó Minato, lo que le dio confianza a Naruto para caminar hacía la pista de baile con su esposa y empezar a danzar al ritmo de la suave melodía.

En ese momento, la pareja no pudo evitar pensar en Kakashi y Rin, como hace más de una década vivieron lo mismo con ellos dos como protagonistas.

Solo era un baile, solo un baile. Claro, un baile con el Sexto Hokage y ahora su esposo frente a los Kages de las aldeas aliadas y sus amigos de toda la vida. Rin estaba hecha un manojo de nervios al pensar que podía fallar y avergonzar a su marido frente a todos. Quizás no era una buena idea.

—¿Todo bien? —preguntó la pelirroja a su lado— Estas algo pálida.

—Estoy bien, sólo... estoy algo nerviosa por bailar con Kakashi. —confesó mientras observaba la pista de baile donde Minato daba un discurso al que le perdió el hilo hace minutos.

—Tranquila, todo estará bien. Lo único que debes hacer es dejarte llevar y disfrutar el momento. ¡Es tu primer baile con tu esposo y lo más importante es que disfrutes de él! —las palabras de Kushina lograron calmar su corazón y cuando Kakashi le tendió su mano para bailar se sintió segura.

Se dirigieron al centro de la pista, la fuerte mano de Kakashi la sostenía de la cintura y la otra, su mano. La miraba a los ojos y daban vueltas a lo largo del espacio mientras le sonreía con ternura.

—Te ves preciosa. —alagó el platino, lo que la hizo ruborizar.

—Gracias, tú te ves muy guapo. —respondió— ¿Sabes? Nunca pensé que este día llegaría, el día en que me casará con el chico que siempre he amado y que todo resulte tan perfecto.

—¿Por qué no?

—Porque no me hacías caso. —el platino río y la acercó más a él.

—Lamento eso pero ahora, no puedo dejar de verte.

Kakashi Hatake, eres el chico más dulce del mundo. —se besaron— Gracias, por amarme.

Minato salió de su ensoñación cuando la canción término y Naruto se dirigió hacía Kushina para bailar con ella al mismo tiempo que Hinata se dirigía a Hiashi, por un momento juró que vio a Kakashi y a Rin aplaudirles a los novios en el fondo del salón.
Sin embargo, lo que no era para nada una ilusión era el muchacho platino que se movía con rapidez entre los invitados, tratando de llegar a un hombre en silla de ruedas que veía conmovido la escena. Minato lo siguió con la rapidez que lo caracterizaba y lo tomó del brazo antes de que este llegará a su objetivo.

—¡¿Qué demonios...?! —dijo Sakumo mientras se daba media vuelta y encaraba al Cuarto— Minato'sama yo...

—Hoy no, Sakumo. —interrumpió con voz imponente— Hoy es el día de Naruto y Hinata, de celebrar su unión, un día de felicidad. Te prohíbo que malogres eso con tus investigaciones burdas y que no te llevarán a nada.

—Pero yo no... —Sakumo trató de defenderse pero fue inútil ante el hombre frente a él.

—¡He dicho basta Sakumo! —advirtió— Te doy una última oportunidad, detente o yo te obligaré a hacerlo.

Fantasmas.Where stories live. Discover now