Venganza

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Yo no sé qué pasó... —dijo entre sollozos, frotándose las manos, aún manchadas de sangre—. Cuando bajamos de la camioneta todas esas personas nos abordaron y ya no pudimos escapar. Yo tomé la mano de Manuel y de pronto sentí que alguien comenzaba a jalarme el brazo, Querían que lo soltara. Yo intenté mantenerme cerca de él, pero eran demasiados y no pude...

—¿Viste a la persona que traía el cuchillo?

No... Solo vi el rostro de Manuel, y su camiseta comenzó a mancharse de sangre, sobre el costado izquierdo. Eran demasiados, ¿cómo podría saberlo...?

¿Pudiste escuchar algo más, Ian?

Sí... alguien me dijo al oído "esto fue por la foto". Él lo hizo, subió la foto a las redes. 

. . .

—Hola, mamá...

Escuchar la voz ronca de su madre era lo último que quería. Conocía el repertorio de memoria, porque cada vez que hablaban siempre ocurría lo mismo.

Ian, esperaba tu llamada mucho antes. Estuve viendo las noticias en internet, todo el mundo está hablando de ti. Espero que lo que andan diciendo no sea cierto. Estuve hablando con Joel sobre lo que pasó y...

—Ve al grano; ¿qué es lo que quieres? Tú no me buscas solo para saber cómo estoy. ¿Necesitas dinero?

Escuchó un resoplido que rompió el breve silencio.

Tu padre ha vuelto. Quiere hablar contigo y saber de ti. Está sin trabajo.

—Tienes que estar bromeando... —Hizo una mueca de asco—. Yo no tengo padre, me da igual lo que ese desgraciado haga. No puede acercarse a ti, tiene una orden de restricción.

Otro silencio.

—Quiere regresar a casa, Ian. Me dijo que está arrepentido, quiere reconciliarse con nosotros, recuperar su familia. Quiere pedirte perdón por todo lo que pasó. No puedes vivir estancado en el pasado, hijo.

—¡Y una mierda! —gruñó, furioso—. Si tú quieres tener a ese maldito golpeador bajo tu techo, adelante, haz lo que quieras, pero no cuentes conmigo, ¿me oíste? que él mantenga tus vicios, que te lleve al médico cuando te den tus ataques, que se encargue de ti como lo he estado haciendo yo durante todo este tiempo.

Eres un maldito egoísta, Ian. Lo único que haces es pensar en ti mismo, por eso es que estás metido en este lío. Le mientes a la gente, te haces el santo, el bueno, ¿por qué no le cuentas a tus fans de dónde viniste? no eras más que un muerto de hambre. Soy tu madre, y aunque no te guste, lo seguiré siendo hasta el día en que me muera. Tú no vas a decidir por mí, no vas a extorsionarme. ¡Guárdate tu asqueroso dinero!

—¿Ah sí? ¿y qué mierda vas a hacer tú si yo no te ayudo, ¿eh? te vas a morir de hambre. No vas a mantener a un vago, borracho y golpeador con mi dinero, eso no es extorsión, es sentido común. ¿Todavía te queda algo de eso?

—Si me muero de hambre quedará bajo tu conciencia. Vamos a ver si tus seguidores te apoyan si se llegan a enterar de que abandonaste a tu madre enferma a su suerte. Se darán cuenta de que no eres tan bueno como dices ser.

—¿Es una amenaza? ¿Qué vas a hacer? ¿publicar en redes que soy un pésimo hijo? Adelante, hazlo, termina de arruinar mi carrera y olvídate de ver un solo centavo más. Esto es lo que te da de comer, a ti y a mí, así que no hagas ninguna estupidez. Voy a colgar, no tengo ganas de seguir discutiendo contigo. Dile a ese infeliz que no se le ocurra ponerse en contacto conmigo. Que se consiga un maldito trabajo y que justifique su existencia en este mundo. Adiós, mamá.

Colgó la llamada con un nudo en la garganta. Se sentó en la cama, hundiendo la cabeza entre las manos, permitiendo que las lágrimas se llevaran un poco de toda la rabia alojada en su pecho. En ese instante se sintió como un niño. Ese niño que se escondía bajo la cama cuando escuchaba los pasos de su padre haciendo crujir las maderas del pasillo, ese que lloraba en silencio mientras oía gritar a su madre en la otra habitación. Ese niño vulnerable, solo y roto, al que todavía le dolían las palabras crueles de la mujer que le había dado la vida.

Apretó los puños sobre su cabeza, en un intento inútil por contener el dolor disfrazado de ira. Él no odiaba a su padre por lo que había hecho, no odiaba a su madre por no saber desprenderse de su relación tóxica; Ian se odiaba a sí mismo. Aunque no recordara un solo momento de alegría junto a ellos, no era capaz de alejarse definitivamente. Él también estaba atado a una relación tóxica, y no sabía cómo lidiar con eso.

. . .

La camioneta negra los condujo hasta el aeropuerto de Carrasco. El trayecto fue silencioso, aburrido. Manuel se había perdido en la vista que le ofrecía la ventanilla, e Ian se había enchufado los auriculares con la música al máximo.

La camioneta se detuvo en el estacionamiento. A lo lejos vieron el tumulto de gente que se amontonaba en la puerta, esperando ver a Ian.

El personal de seguridad rodeaba todas las entradas. Dos hombres escoltarían a Ian y a Manuel hacia la entrada del aeropuerto, y su máganer se encargaría del equipaje.

Cuando bajaron de la camioneta, un grupo fanáticos los interceptaron, y el escándalo alertó a los demás. De un momento a otro se vieron envueltos en un tumulto de gente que no paraba de gritar. Ian, asustado, tomó la mano de Manuel y en ese momento, sintió como alguien sujetaba con rudeza su brazo y comenzaba a jalarlo. Vio al personal de seguridad, incluso a Joel intentando sacarlos de allí, pero había demasiada gente. En ese momento, escuchó un grito agudo, y cuando vio la expresión de Manuel, se le congeló la sangre. El chico se llevó una mano al costado, y de allí comenzó a brotar sangre a borbotones.

—¡Manuel! —gritó Ian, aún sin soltar su mano.

—Esto es por la foto —escuchó a alguien susurrar en su oído.

. . . 

¡Hola, chicos!

Me está costando un mundo actualizar en fecha porque estoy en plena temporada y con muchísimo trabajo, pero acá estamos. Ya son 8K de lecturas, así que estoy súper feliz <3 Espero no me maten por este capítulo, ya casi llegamos al final, aguanten un poquito más (?)

El show de IanWhere stories live. Discover now