Quiebre

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“¿Tú no eras el que promovía una vida saludable en sus videos?”.

“Eres un hipócrita…”.

“¿El show de Ian? Tu canal debería pasar a llamarse “la farsa de Ian”. Buen nombre para alguien como tú, ¿verdad?”.

“La fama siempre termina nublándoles el cerebro. Qué pena, creí que tú eras distinto”.

Cuando el chico puso un pie fuera del hospital, su mánager ya tenía los boletos para que abordaran nuevamente un avión hacia su próximo destino.
La noticia del incidente se había filtrado y los medios estaban despedazando la imagen de Ian, inventando versiones sobre lo ocurrido.
Por más que Ian intentara ignorar los mensajes en las redes, el odio de quienes alguna vez se hicieron llamar fans le abrió una herida en corazón. Para muchos, ahora no era más que un drogadicto.

—No contestes nada de lo que te digan —dijo el hombre, con un tono amenazante en la voz—. Me estoy comunicando con mi abogado, esto que están haciendo es un delito. No entiendo cómo mierda se enteraron de todo, ¡me cago en la maldita prensa!

—Cálmate, Joel. —Ian se inclinó hacia adelante, agarrando el respaldo del asiento delantero de la camioneta—. No voy a contestar nada.

—Podrías hacer un video explicando lo que realmente pasó. No tienen pruebas de nada.

—No te metas en esto, Manuel. Más vale que tú no hayas abierto la boca. ¿Le dijiste algo a alguien sobre lo que pasó?

Manuel pestañeó, notablemente sorprendido. Ian ladeó el rostro para mirarlo, y en ese momento, un sentimiento desagradable serpenteó por su pecho al presentir que su ídolo sospechaba de él.

—Yo no le dije nada a nadie. Estuve toda la noche en el hospital con Ian, luego fuimos juntos al hotel, armamos las maletas y nos subimos a la camioneta. Ni siquiera me he comunicado con mi familia desde entonces.

—Tiene que haber un soplón. No puede ser que se hayan enterado de todo. Pudieron haber inventado cualquier cosa, pero justo tuvo que tener relación con drogas. Qué conveniente.

El asiento se quejó cuando Ian volvió a acomodarse en su sitio, con la espalda bien apoyada en el respaldo. Se pasó la mano por el pelo varias veces, revolvió sus bolsillos y se frotó las manos. Estaba nervioso, ansioso.

—¿Qué vamos a hacer con la gira? —preguntó con la voz trémula, y escuchó el crujido del volante cuando su mánager lo estrujó.

—Vamos a seguir como lo estábamos haciendo hasta ahora. No demuestres que esto te está afectando de ninguna manera. Cuando llegue el momento vas a hacer un video aclarando todo.

Finalmente, Ian se cruzó de brazos y apoyó la frente en la ventana.
Cuando comenzó en youtube, siempre había tenido sus metas claras. Él quería ser un ejemplo, quería ayudar a otros que como él, se sentían solos en el mundo. Gracias a sus fans, Ian había encontrado un motivo para seguir adelante y luchar por sus sueños; y esos sueños ahora mismo estaban siendo pisoteados, aplastados por un montón de rumores que buscaban borrar sus huellas y tirar abajo todos sus logros. En ese momento, por primera vez temió perderlo todo otra vez. No estaba seguro de tener las fuerza suficiente para volver a comenzar.

. . .

Aterrizaron en el aeropuerto de Buenos Aires cerca de las siete de la tarde. Tardaron un poco más de lo esperado, dado que el vuelo tuvo dos escalas antes de llegar a destino.
Ian no sabía cómo iba a enfrentar a sus fans después de lo que había sucedido. No se sentía preparado para subirse al escenario y hacer de cuenta que todo estaba bien.
Cuando llegaron al hotel y recibieron las habitaciones, el muchacho dejó las maletas en un rincón y se tumbó boca arriba sobre la cama. Buscó el teléfono en el bolsillo de su pantalón, desbloqueó la pantalla, y comenzó a revisar las notificaciones una por una. Se mordió el labio mientras permitió que un par de lágrimas escaparan de sus ojos y acabaran en el acolchado de plumas bajo su cuerpo. La gente era ruda, despiadada e implacable cuando se trataba de juzgar, y en ese momento, Ian estaba en el ojo del huracan; la gente quería respuestas y por más que él quisiera darlas, su mánager no se lo permitía.
Suspiró, limpiándose los ojos con la manga del abrigo. Siguió mirando su inicio, y descubrió que lo habían etiquetado en un video. Se horrorizó al abrirlo y descubrirse a sí mismo siendo grabado mientras vomitaba en el suelo, frente a los demás. La música de fondo saturaba el sonido y le impedía escuchar con claridad lo que sucedía a su alrededor. Lo último que vio antes de que el video se terminara, fue la espalda de alguien intentando ayudarlo cuando quedó tendido en el suelo, inconsciente.

—Hijos de puta… —masculló, apretando los dientes.

. . .

—Más vale que me des lo que acordamos por el video... —el chico caminaba de un lado a otro en la habitación, con el teléfono en la oreja—. No, no me importa, lo único que quiero es que me pagues lo que me dijiste. Envíalo a donde quieras, pero que no se sepa mi nombre.

Ese muchacho había llegado a youtube cuando él estaba en la cima de su carrera como influencer. En cuestión de meses, Ian estaba en boca de todos, y él comenzaba a quedar en segundo plano. La gente comenzaba a compararlo con él, a pedirle que hiciera contenido más parecido al de él, y eso le había puesto los pelos de punta. Él había luchado para llegar hasta donde estaba, se había esforzado por conseguir a todos sus subscriptores, y no iba a permitir que una cara bonita le arrebatara su lugar.
Cuando lo convocaron para formar parte de la gira, supo que sería su oportunidad para remontar en su carrera y que la gente recordara su nombre. Pero entonces, el nombre de Ian salió nuevamente a la conversación; con tan solo un millón de subscriptores recién alcanzados, él también formaría parte de la gira. A pesar de sus intentos por impedirlo, el chico consiguió hacerse un hueco en los escenarios. La gente lo amaba, los mismos youtubers querían trabajar con él. Nadie parecía ver a la joven estrella como una amenaza, pero para él, no era más que otro chiquillo sin talento que lo único que buscaba era conseguir dinero fácil.
No le costó demasiado planear una manera de manchar su imagen sin salir perjudicado. Él conocía mejor que nadie a los fans, sabía que podían pasar del amor al odio en cuestión de minutos, solo bastaba un poco de chispa a la pólvora. Los medios estaban desesperados por obtener algo de Ian, porque él nunca les había dado de comer, hasta esa noche.

. . .

HOLAA~ ♡

Sé que tendríamos que leernos recién el miércoles, pero justo ese día es mi aniversario con Kalen (siete añitos ♡), y no voy a poder subir capi, así que me adelanté. Quiero dedicar este cap a mi musa, si estás leyendo esto, aún no encuentro tu usuario pero sabes que es para ti, ojalá lo hayas disfrutado ♡

El show de IanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora