#DegiraconIan

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-¡(...) y recuerden que todavía están a tiempo para participar del sorteo para acompañarme en la próxima gira por latinoamérica! Para participar, tienen que ser mayores de edad, darle like a mi video, suscribirse a mi canal y compartir el post que hice en mi página con el hashtag #degiraconIan. Eso es todo, gracias por ver, ¡chau!

Todos los domingos se repetía la misma historia. Cada vez que Ian subía un nuevo video, aquello se convertía en una especie de guerra silenciosa para ver quién llegaba a darle "me gusta" primero, o ser el primer comentario. Manuel era uno de esos tantos que luchaba por ser "el visitante número tanto"; era una pequeña competencia que tenía a nivel personal con el resto de los suscriptores.

Su frustración crecía exageradamente cuando, al actualizar el canal, descubría que el video -que apenas había sido subido-, ya llevaba más de mil visitas y el mismo número de comentarios. Jamás llegaba a ser el primero. Sin embargo, su enojo desaparecía en el instante en que veía la amplia y brillante sonrisa de Ian. Su voz suave y rasposa lo conducía a un trance que acababa cuando el video llegaba a su fin. Le gustaba tanto ese chico que no se perdía ni un solo detalle: miraba su ropa, sus gestos, el movimiento gracioso de su cabello cobrizo, que siempre llevaba alborotado o atrapado en una gorra oscura. Manuel era el típico fan que podía hacer un video detallando cosas que a otros seguidores se le pasaban.

Su teléfono vibró encima del escritorio, obligándolo a despegar la mirada de la pantalla. Manuel pausó el video y agarró el aparato de mala gana.

-¿Viste el video? -preguntó una voz chillona del otro lado.

-Obviamente -respondió.

-¿Viste qué lindo iba vestido? ¡Me encanta cuando usa los jeans rotos!

Manuel sonrió, regresando la vista a la pantalla. Por lo menos tenía a alguien que compartía su misma obsesión por el muchacho, y eso le daba cierto alivio. Con Valeria solían hablar de la ropa que usó Ian, de las caras que hacía Ian, de la sonrisa de Ian. Porque todo en su vida, desde hacía casi un año, tenía que ver con Ian.

-Ian es todo lo que está bien en este mundo -respondió Manuel-. Ya lo sabemos.

-¿Vas a participar del concurso? Yo ya compartí el post de su página en todas mis redes. ¿Te imaginas que gane? Me daría un infarto de solo verlo parado frente a mí.

En ese momento, su boca se curvó en un gesto de fastidio. No solo estaba el hecho de que competía contra un millón de personas -incluida su mejor amiga-, sino que tendría que soportar la cara de felicidad del afortunado que consiguiera irse de gira con él. De solo pensar en eso se le revolvía el estómago de celos.

-No sé, ¿te imaginas cuántas personas van a compartir el post? Creo que las posibilidades de que ganemos es de una en un millón. Hoy estuve todo el día esperando el video y cuando lo subió fui el visitante número quinientos y pico. -Resopló-. Yo no sé cómo hacen para llegar tan rápido.

El show de IanWhere stories live. Discover now