54. La apuesta era esa.

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Gracias por su voto.  💖

— ¿Entonces me estás diciendo que hicieron una apuesta? — Eso no se lo creía ni la psicóloga, aquellos jóvenes si parecían a gusto con Anderson.

— Así es. —

— ¿Y cómo te enteraste? —

— En una fiesta escuche a Davies y Johnson hablar sobre mí mientras tenían sexo, que mal gusto. — Dijo Anderson cerrando los ojos en la camilla, necesitaba pensar en otras cosas que no fuera ese momento, aún le temblaban las manos al recordarlo.

— ¿Johnson? — La Dra. Miller la vio horrorizada. — ¿No estaba saliendo contigo? Los vi estudiar duro en la biblioteca y tú te quedabas a sus entrenamientos. — Anderson asintió con una sonrisa.

— Al menos sé que yo no soy una mala novia ¿Verdad? —

— Ni una mala amiga, Lili. — La corrigió la Dra. Miller. — Solo hay personas que intentan aprovecharse de las personas ingenuas. — Anderson la vio a los ojos.

— ¿Te ha pasado? — La Dra. Miller Asintió.

— Cuando estaba en la universidad. Incluso me hicieron hacer un proyecto yo sola y ellos se llevaron la mejor nota y casi todo el crédito. Da rabia recordar que los malditos me dejaron todo el proyecto. — Rio al recordar aquello. — Me sentí como una tonta. — Rio otra vez.

— Pero si no hubiera sido por eso no hubiera conocido a Johnny. — Sonrió. — Lo conocí cuando me encontró llorando como una pequeña niña tonta cerca del campus. — Anderson sonrió con ternura.

— Oh, demonios en donde está el Johnny de mi vida. — Dijo Anderson Dramática haciendo reír a la Dra. Miller.

— Ya encontraras a alguien, pronto tendrás buenas noticias. Y hablando de buenas noticias. — La Dra. Miller sonrió. — Vas a ser tía. — Anderson frunció el ceño y volteó a verla extrañada.

— ¿Es lo que creo? — Sonrió.

— Si es lo que crees. — Dijo quitándose la bata y mostrándole su barriga un poco más hinchada. Anderson grito de felicidad, le gustaban mucho los niños y las embarazadas le daban ternura.

— Oh Por Dios, voy a ser tía. — Rio y abrazó a la Dra. Miller mientras saltaba. Luego se acercó a la barriga y la beso de manera tierna. — Tienes que pensar en un buen nombre por favor. — Pidió Anderson.

— Aún no sabemos que es. Pero confío en que nacerá sano eso es lo que importa. —

— Ay voy a descargarte un CD de música de Beethoven y mucha música clásica, eso hará que sea más listo o lista. — Sonrió emocionada. En ese momento volvía a ser la misma Anderson de siempre.

— Bueno Tía. Aquí está esta fotografía, puedes quedártela. — Dijo entregándole una copia de la ecografía que le habían hecho recientemente.

— Oh Gracias. — Dijo Anderson viendo maravillada la fotografía, le encantaban los niños. Luego de salir de consultorio a su siguiente clase llegó al salón como si nada, sonriente. Wyatt se hubiera acercado a hablarle, pero si ella dejaba de sonreír sería un golpe bajo, prefería verla sonreír así si él no era la razón de su sonrisa.

Todos lo notaron no tenían ni idea de que había pasado, pero ella estaba feliz y a Wyatt eso le importaba.

Anderson guardo esa ecografía entre su carpeta con recelo. Aquello le emocionaba no iba a mentir.

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— ¿Vamos a hablar? — Anderson negó mientras el auto de Edward la seguía con Wyatt en su moto adelante.

— No quiero. Voy al trabajo. — Dijo viéndolos mal, esta se sentó esperando en la parada del auto bus.

— Lili, solo vamos a explicarte de que iba la apuesta si aún después no nos quieres hablar es tu decisión. — Se quejó Megan en el auto de Edward. El autobús llegó y Anderson subió con rapidez.

Wyatt suspiró con pesadez en serio quería hablar con ella y explicarle todo.

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— Si les soy sincero no la veo muy molesta. — Dijo Teo viendo de reojo a Anderson, cuando tomaba las ordenes parecía siempre muy atenta y amable con los clientes, como siempre parecía un ángel.

— No se ve así, pero si está muy molesta. — Dijo Megan viendo a su amiga de reojo. — ¿Cómo creen que se enteró? — Dijo pensativa.

— En la fiesta. — Dijo Wyatt. — Salió de mi casa a la mañana siguiente sin ni siquiera sonreírme o besarme para despedirse. — Dijo Wyatt con amargura estaba contrariado la situación lo asustaba un poco. Más bien mucho.

— ¿De tu casa? — Marc preguntó curioso. Wyatt estaba tomando su segunda cerveza.

— Si, estábamos arreglando su casa para rentarla y ella se queda en la mía. — Todos lo notaban Wyatt no estaba bien, estaba tenso, parecía frustrado y se sentía culpable, no iba a negar que la lejanía de la chica le dolía. Teo levanto la mano llamando a Anderson.

— ¿Qué desean? — Pregunto viendo sonriente a Marc, Teo y Emi, con los demás ni siquiera hacía contacto visual.

— Creo que otra ronda de cervezas. ¿O tú que querías Wyatt? — Le preguntó, Anderson ni siquiera volteo a verlo.

— Hablar contigo. — La voz de Wyatt se escuchaba ronca y decidida, Anderson dejó de sonreír, y suspiro frustrada.

— Si es porque se sienten culpables o algo así tranquilos cualquiera comete errores, el mío fue confiar en ustedes. — Sonrió alejándose de ahí.

— Esto te va a costar hermano. — Negó Marc riendo, Megan lo miró mal, porque en verdad a ella realmente le gustaba su amistad con Anderson.

El turno de Anderson terminó cerca de la 1:00 am. Suspiró con pesadez, tenía que buscar un apartamento pronto y que estuviera cerca.

—Ahí estas. — Vio que fuera del Bar restaurante, estaban esos tres esperándola, y ella no podía seguir huyendo para siempre.

— Bien. ¿Los escucho? — Sonrió a medias. — ¿Cuáles son las mentiras que tienen que decirme? — Pregunto enojada. Regresaría en taxi a su casa recién arreglada aún tenía esa cama decente ahí y un par de cosas que igual tenía que sacar pronto y conseguir su propio lugar para quedarse por lo menos a fin de año.

— No son mentiras. — Negó Megan. — Al principio ni siquiera pensamos que te sentarías con nosotros, pero...—

— ¿Era fácil de manipular? — Suponía que ese era un defecto que tenía que cambiar. Porque lo sabía ella era tan ingenua que podría llegar a ser manipulable.

— No, no eres así. — Negó Megan. — Yo ni siquiera pensé que le harías caso a Brittany, solo mírala a ella y mírate a ti. —

— ¿Soy demasiado aburrida para ser su amiga es lo que quieres decir? — Pregunto fastidiada.

— No, como crees. Ella parece una de esas putas con dinero, y tu mírate eres todo lo contrario educada buenas calificaciones, siempre ayudando a los demás. Pensé que ni siquiera intentarías ser nuestra amiga. — Se quejó Megan.

— ¿Y eso que tiene que ver ahora? — Pregunto cruzándose de brazos queriendo temblar por el frío de la noche.

— La apuesta era esa. — Habló esta vez Edward. — Las chicas, Chris y yo pensamos que eras falsa, como una zorra que fingía ser algo que no era. — Edward ni siquiera podía verla al rostro, no iba a mentir, decir aquello lo hacía sentir horrible. — Mientras que Megan y Wyatt siempre pensaron que tu si eras así, sencilla sincera, una buena compañera. Genuina. — Anderson enarco una ceja. 

El Demonio es un Ángel © ✔Where stories live. Discover now