49. Margaret Anderson será internada.

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Gracias por su voto. 💖

— ¿Entonces si iras a mi fiesta? — Preguntaba Chris a su novia, claramente Anderson no quería ni tocar el tema, pero él prácticamente la estaba rogando que fuera.

— ¿Podría ser el próximo fin de semana? Tengo cosas que hacer este fin de semana. — Prácticamente ella nunca le había pedido nada y esa vez lo hacía, así que asintió.

— Cuando me pides las cosas así no puedo negarme. — Declaró Chris, Anderson sonriente besó su coronilla.

Wyatt mientras tanto coqueteaba abiertamente con Stacy, no negaba que la chica tuviera un cuerpo de ensueño, fuera de eso le parecía exasperante y solo lo hacía porque odiaba ver a Anderson con Chris.

Pero él tendría toda la paciencia del mundo, Anderson vivía con él después de todo y él era su caja de secretos, aunque Chris fuera su novio no podría competir con Wyatt ni de lejos.

— Bueno nos vemos mañana. — Dijo Chris alejándose junto a Brittany y Stacy.

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Wyatt esta vez llevaría a Anderson al hospital, revisarían su expediente con un Doctor supervisor y tal vez con una trabajadora social del hospital, y luego le darían las notas y papeles que necesitan.

— Oh Lilith Anderson. — Exclamó un doctor residente que estaba de turno. — ¿Vienes para puntos o solo para curación? — Wyatt enarco una ceja ¿Cuántas veces había ido por culpa de su madre al hospital?

— No este... Venía por estos papeles. — Le entrego una lista que una trabajadora social del internado y centro de ayuda en el cual iba a ingresar a su madre le había pedido. El doctor Taylor elevo una ceja.

— ¿Así que te decides de internarla al fin? — Pregunto curioso.

— Creo que ya va siendo hora. — Dijo con voz baja. Él asintió.

Por medio de un teléfono controlo a su jefe, y luego la envió con un expediente y una enfermera a su consultorio.
Wyatt no se despegó de ella en ni un solo momento, la hicieron relatar en cada hoja porque había ido al hospital realmente, tras unas muchas lágrimas, Wyatt quien siempre las secaba con tranquilidad y paciencia. Además de muchas páginas en las que relataba todos los maltratos y los abusos.

Tenían listos esos papeles. Un expediente con muchas páginas, un expediente grueso. El hospital se quedaría con el expediente origina y ella con las copias.

— ¿Cómo te sientes? — Le pregunto Wyatt antes de subir a su moto.

— Agradecida. — Admitió sincera. — ¿Qué tal que nunca me hubieran dejado llenar otra vez esas formas y ese expediente? Si no hubieras estado allí habría salido huyendo. — Dijo riendo, observo su reloj llegaría un poco tarde a su trabajo pero llegaría.

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— Mamá van a ayudarte y si cooperas van a dejarte salir pronto. — Anderson le decía a su madre para tranquilizarla. — Baja ese cuchillo por favor. — Pedía.

— No maldita Bruja del demonio, conseguiste lo que querías ¿Verdad malnacida? Sabía que si no te abortaba ibas a hacerme la vida imposible. Pequeña porquería. —

— Señora, Lili solo quiere hacer lo mejor para usted, estas personas solo quieren ayudarle. — Wyatt pedía mientras se resguardaba tras una silla con Anderson e intentaban distraerla para que los del centro de ayuda le pusiera una camisa de fuerza.

— No, debí haberte matado antes de que salieras de mi maldito vientre. — La mujer se abalanzó contra Anderson pero Wyatt se opuso protegiéndola.

Los del centro de ayuda lograron sujetarla e inmovilizarla, Wyatt prácticamente le arrebató el cuchillo a la fuerza para que no le hiciera daño a nadie.

— No déjenme, yo no quiero ir... No voy a ir. — A grandes gritos sacaron a la madre de Anderson. Los amigos de Anderson se quedaron boquiabiertos, ellas dos no parecían tener relación alguna.

— Maldita desgraciada. Voy a volver Lilith y cuando vuelva lo vas a lamentar. Vas a lamentar esto. Porquería de mierda. — Le dio una patada en los genitales a uno de los trabajadores para el centro de ayuda.

— No suéltenme. Yo no quiero pastillas. — Se quejaba con voz colérica. Cuando vio la aguja que preparaban gritó de cólera. — Yo no quiero las inyecciones, suéltenme. No. —

Lo último que se escuchó fue un grito ahogado, luego la pusieron con cuidado en una ambulancia. Primero irían a hacerle unos cuantos exámenes y luego partirían al centro de ayuda donde la instalarían y Anderson iría a visitarla seguido, cada que pudiera.

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— Así que... ¿Vivías así? — Le pregunto Edward, mientras se adentraban a la casa de Anderson para pintarla y arreglarla un poco.

Al final de la semana estaría lista, luego de que ella fuera con el apoyo de todos a dejar los papeles necesarios al internado y que entre patadas y escandalosos gritos su madre fuera llevada.

Se sentía libre y atada al mismo tiempo, sentía un serio compromiso con su madre, que lamentablemente su madre no sentía ni de cerca por ella.

— Sí. — Asintió Anderson recogiendo la basura. — Creo que el piso está bien. — Dijo comenzando a poner papel periódico y cinta para que no se manchara de pintura. — Y hay que botar ese horrible sillón. — Señalo el viejo sillón con manchas.

— ¿Tú ya habías venido? — Le pregunto Edward a Wyatt mientras sacaban ese horrible sillón al exterior.

— Si, a cenar. — Comentó este recordando ese horrible episodio. — Su madre dejémoslo en que es una desgraciada. — Contesto Wyatt realmente le había parecido una... ¿Cómo es que tenía el título de madre? ¿Acaso no podían quitárselo para que dejara de insultar así a las que si lo eran? —

— Concuerdo contigo. — Dijo Edward al ver como entre empujones y arañazos, y una buena inyección la lograron meter a la camioneta del centro de ayuda.

Regresaron adentro, era una suerte que Anderson siempre tuviera ahorros, y la paga de ese mes ayudaba, la pintura no era necesariamente barata.

Comenzaron a pintarla de un color muy relajante. Megan, Edward y Wyatt la ayudaban, y entre bromas de muy mal gusto, cuando ella terminaba pintada del rostro. Y Wyatt con dos puntos en el trasero por Anderson se sentaron exhaustos en el piso.

— ¿Vas a vivir aquí? — Le pregunto Wyatt hidratándose con agua.

— No, estaba pensando en rentarla. Solo necesita cambiarle algunas cosas como una encimera en la cocina y el pasa manos, las puertas necesitan una mano de pintura y es todo. Ganaré dinero extra y no tendré que tener malos recuerdos al recordar cosas aquí. — Anderson soltó sincerándose.

— No te preocupes, dejaré tu apartamento a final de año si te sientes incómodo. — Edward casi se atraganta y vio alarmado a su mejor amiga.

— ¿Están viviendo juntos? — Anderson asintió.

— ¿En el mismo cuarto? ¿En la misma cama? — Se preguntó Megan y Anderson negó riendo.

— Estoy durmiendo en un cuarto extra que casi no tiene dentro nada, así que, viviré ahí hasta fin de año y le ayudaré a pagar la renta. — Dijo aclarando las cosas.

— Ah. — Exclamó Edward pero eso no le gustaba del todo, no sabía en si las intenciones de Wyatt hacía Anderson.

— Sigamos. — Pidió Anderson y sus amigos le ayudaron a terminar de pintar la casa ese día, cuando fue a trabajar aún tenía restos de pintura en su oreja y su cabello, miraba mal a Wyatt de reojo por ser el culpable.

La semana consistió en eso, sus compañeros ayudándole a arreglar la casa que no estaba del todo descuidada. Y a poner un cartel en frente que decía: "Se Renta". El sábado pidió otra vez permiso a su jefe para poder ir a la fiesta de su novio Chris.

Cuando se bajó del auto de Edward, creyó haber visto mal, pero sus ojos no le mentían algunos jóvenes arruinaban su vida ya con las drogas. Suspiró y solo se adentró ahí a paso lento, alguien la tomó de la cintura y reconocería esa mano en cualquier lado.

— Johnson. — Abrazó a su novio, este rio.

La condujo a la pista, que en realidad era el salón, al principio Anderson se sentía incomoda, pero recordó cómo una vez había bailado con Wyatt. Suspiró e intento hacer lo mismo, pero no podía evitar la incomodidad, a Chris le gustaba pasear sus manos por todo su cuerpo. Y Wyatt bueno, era Wyatt.

— Creo que ya estuvo bueno vaquero. — Pidió Anderson tímidamente, Chris asintió y subieron a su habitación, para Chris ese día era la vencida.

— Anderson. — Sonrió besándola mientras llegaban a su cuarto.

Anderson puso tímidamente sus manos en el pecho de Chris, estaba temblando un poco, cuando sintió la erección de Chris pegado a su muslo. Lo supo aún estaba lista y él no era el indicado, tal vez si no se sintiera tan nerviosa o tímida con él, lo haría, pero no quería hacerlo y en medio de una fiesta era todo menos lo que esperaba.

No iba a perder su virginidad ahí, donde cualquiera podría entrar a su habitación, verlos, escucharlos e incluso grabarlos. No era tan tonta.

Además eso que tenían se terminaría pronto, ella no podía mentirse a sí misma Chris y ella no eran compatibles ella lo sabía de primera mano, pero si le tenía mucho aprecio y cariño por lo que no quería dañarlo, lastimarlo o hacerlo sentir incómodo. Por eso cuidaba de él. Por eso cuidaba de su tal vez extraño corazón. 

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora