20. ¿Qué pensabas de mi?

10.5K 1K 87
                                    

Gracias por su voto. 🙇💖

Se recostó en el tronco de un pino enorme. Y vio a Wyatt. Este devolvió la mirada.

— ¿Qué? —

— No me pareces un mal chico ahora. — Sonrió Anderson. Wyatt bufó, según Anderson la pinta la tenía, pero ahora dudaba que lo fuera.

— ¿Qué? ¿Ahora piensas seducirme? — Dijo coquetamente y Anderson negó de inmediato riendo un poco.

— No saldría con un chico malo. — Negó.

— Si claro, a las chicas buenas y mimadas les atraen los chicos malos. — Rió Wyatt tomando un poco de agua y compartiendo con ella, ya le había dado más de la mitad de la vuelta al lago.

— Yo no soy una chica buena y mimada. — Negó Anderson riendo.

— ¿Ah no? — Preguntó Wyatt acercándose a ella.

— Yo no soy precisamente una chica buena, pero de todas maneras nunca saldría contigo. — Dijo, aunque quería morderse la lengua inmediatamente, su abuela le había dicho que nunca dijera Nunca. — Aunque seguramente muchas chicas podrían volverse necrofílicas gracias a tu cadáver. — Wyatt carcajeó, estaba al tanto de su buen parecido.

— Gracias. Y no dejes que profanen mi cuerpo. — Rió sin nada de modestia. Anderson carcajeó.

— Sé que tu cuerpo es profanado hace mucho. — Él siguió riendo.

— Si me dieron este cuerpo tengo que hacer uso de él. — Se excusó y Anderson no compartía esa opinión, pero solo lo ignoró.

— Solo usa protección. — Y Wyatt rio.

— ¿Vas a darme la clase de la reproducción sexual? — Ella negó con asco.

— Esa ya la sabes de memoria. Solo es un consejo, existen las enfermedades de transmisión sexual. —

— Lo sé. Por eso uso siempre protección. — Luego vio de reojo a Chris. ¿Ella sabría lo mucho que a Chris le gustaba el sexo? ¿Ella tendría vida sexual también? No podía afirmarlo ni negarlo, tenía un cuerpo que parecía pecador. También la llamaban zorra y cuando el rio suena es porque piedras lleva. — ¿Qué dices de Chris? ¿Por qué sales con él? —

— Extrañamente se me hace muy fácil hablar con él, es buen chico y parece que se lleva bien con su madre. — Dijo viendo al suelo. Wyatt enarcó una ceja. ¿Esa era exactamente una razón?

— En realidad siéndote sincera quiero que mi pareja este todo lo cuerda posible, y no tenga una vida tóxica, ya sabes que sea una persona con una salud mental en perfecto estado. — Wyatt sonrió, él no tenía ni de cerca eso. Ya ¿Ahora porque se preguntaba eso?

— ¿Qué acaso tú no la tienes? — El casi rió en su cara.

— ¿Cómo me percibes tú? ¿Qué tal te parezco? — Le pregunto Anderson sonriente y curiosa a la vez. Wyatt decidió pensárselo bien, a ella le agradaba que él fuera sincero con ella. Entonces decidió ignorar los comentarios que soltaba la gente que la envidiaba en el instituto.

— Pareces la típica niña buena y mimada, parece que tus padres están orgullosos de ti, y te dan la educación necesaria, y tú les agradeces siendo una buena hija. Eres callada, pero cuando estas con más personas sonríes todo el tiempo y siempre te ofreces a ayudarle a las personas. Cualquiera diría que tus padres han hecho un buen trabajo. — Ella rió un poco.

— Vaya no sabía cómo me veía la gente. — Admitió Anderson.

— Así no te ve la gente. — Dijo Wyatt con total sinceridad.

— ¿Ah no? ¿Cómo me ve la gente? — Pregunto curiosa.

— Creen que eres una zorra psicópata que se acuesta con los maestros o se las chupa para sacar las mejores calificaciones. — Ella hizo una mueca con asco. — Yo si pienso que eres una niña buena y mimada. — Ella carcajeo.

— La realidad está mucho más lejos de eso. Créeme. — Confesó Anderson. Y de alguna manera Wyatt ahora lo sabía, ella no era una zorra cualquiera. No le sorprendería que fuera virgen.

— ¿Y tú que piensas de mí? — Pregunto Wyatt con repentina inquietud. ¿Ella pensaría igual que el resto de chicas? ¿Qué era un cretino, un delincuente? ¿Un bastardo? ¿Qué él era irresistible? ¿Se le resistiría a él?

— Pienso que eres un rebelde, que necesitas dinero al igual que todos y por eso haces lo que haces. — Wyatt rio. — Seguramente huiste de casa o algo así por rebeldía y por eso vives solo. —

— No huí, me echaron. — Confesó asombrándose a él mismo el haberle contado algo tan íntimo a Anderson. Algo que incluso no le había contado al resto. Se quiso morder la lengua.

— Tranquilo. No le diré a nadie. — Dijo Anderson sin la menor intención de preguntar por qué.

— Mamá se volvió a casar. — Anderson volteó a verlo con atención. — El tipo llegaba borracho a casa la golpeaba, incluso me golpeaba a mí, y le pedí en numerables ocasiones que nos fuéramos de ahí pero no quería hacerlo. – Anderson asintió.

— ¿Ella lo dejó? — Wyatt negó.

— Al final ella también bebía y la casa se volvió un desastre, cuando cumplí 17 hace dos años tuve una horrible pelea con el tipo, le boté un par de dientes, y mi madre lo defendió a él. —

— Si, la verdad es que no todas las madres cuidan bien de sus hijos. — Dijo Anderson volteando a ver el bosque. A Wyatt le extraño que ella comprendiera eso. — Entonces ¿Qué pasó? — Preguntó para que él siguiera hablando.

— Me fui de casa y ahora vivo solo, no le doy cuentas a nadie más que al casero. — Admitió, y extrañamente no se sintió incomodo contándoselo a Anderson. — ¿Ahora piensas peor de mí? — Dijo riendo viendo al suelo.

— Mi opinión de ti ha mejorado. Aunque sé que en realidad no te importaría mi opinión. — Admitió ella sorprendiendo a Wyatt. — Haces lo que haces para sobrevivir, hay cosas que son buenas, pero parecen malas. Entiendo que eso sea lo que tienes que hacer, aunque no lo justifico. — Anderson se sinceró con él.

—¿Qué hay de ti? — Le preguntó Wyatt. — ¿La herida que llevabas cuando llegaste tarde como te la hiciste? — Anderson se tensó inmediatamente.

— Con un cuchillo. — El esperó a que siguiera hablando. — Te diré luego amigo Luzbel, cuando tenga la suficiente confianza en mí misma para decirte tantas cosas. — Dijo regresando a subirse a la bicicleta. Wyatt se extrañó por el apodo del Ángel.

Ella intentó nuevamente aprender. Wyatt fue a su lado, y poco a poco ella ya podía, de la emoción no se fijó en una rama se salió del camino. Solo recuerda que el manubrio de la bicicleta le dio en la boca, sentía su codo derecho y rodillas arder. Mientras no sentía la lengua o los dientes.

— Mierda. — Murmuró Wyatt llegando a su lado preocupado. — ¿Estas bien Anderson? — Ella negó, él la tomó en brazos.

Creo que nejejito un dentista. — Se quejó con el sabor metálico de la sangre en su boca. — No jiento los ientes. — Carcajeo, y Wyatt no pudo evitar reírse también.

Cooper, espeo que te jientas culpabe ji no vuelvo a jonreí con mi diente en ju lugal. — Se quejó escupiendo la sangre mientras Wyatt la sujetaba aún e intentaba no reírse fallando en el intento.

— Lo siento Anderson. — Se disculpó con ella. — Creo que es mejor ir a la enfermería. — Wyatt tomó la bicicleta y la sentó a ella en sus piernas y la llevó lo más rápido que sus piernas le permitían.

— ¿Qué te pasó? — El profesor Miller estaba por ahí cuando vio llegar a Wyatt con Anderson en los brazos. Ella negó riendo aun no sentía la lengua solo era un hormigueo.

Me caí de la biji. — Dijo ella despacio riendo un poco y Miller no pudo evitar ver mal a Wyatt.

— Te dije que era mala influencia. — Dijo directamente frente a Wyatt, este estaba por salir de ahí enojado y una mano lo detuvo.

No te vayas. — Pidió Anderson apenada por la Actitud de su profesor preferido.    

El Demonio es un Ángel © ✔Kde žijí příběhy. Začni objevovat