50. El corazón de Anderson está frío 💙💔

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Confieso que he derramado un par de lagrimas escribiendo este capitulo y otros que vienen, espero los sentimientos que quiero transmitirles por medio de la lectura lleguen a ustedes. Realmente espero que les guste. Y cuando terminen de leer el capitulo no se creen muchas espectativas, Lilith Anderson es Lilith Anderson.

Gracias por su voto. 💖


Ese había sido el error de Chris, no haberle prestado atención nunca a su novia realmente, porque seguramente se habría enamorado perdidamente de él. Si hubiera sido un poco más sincero consigo mismo y no solo intentar ganar la apuesta.

— Creo que necesitas una bebida para que se te baje un poco la borrachera. — Dijo está levantándose apresuradamente.

— ¿Aún no estas lista? — Ella negó. — Bien. — Fue lo único que dijo. Mientras ella iba a la cocina en busca de un refresco.

— ¿Estás bien? — Megan se acercó de entre la multitud.

— Sí, yo estoy bien, es solo que... Creo que algo anda mal. — Dijo mientras veía subir a Brittany al segundo piso. — ¿Esta mal que lo haya rechazado otra vez? — Pregunto volteando a ver a su mejo amiga. Megan negó.

— Si te sientes insegura con él es porque no es el indicado o tal vez no es el momento. — Comentó Megan viendo a su novio a la lejanía.

— Yo te recomiendo que des ese pasó con alguien que te quiera, no necesita ser un santo y no van a tener un felices para siempre eso no existe y tú lo sabes, pero si tiene que ser alguien que al recordarlo no sentirás ningún tipo de enojo, ira o remordimiento. Cuando lo recuerdes vas a sonreír y ese será un buen recuerdo de tú primera vez. — Comentó tomando de su tragó.

— Así no tendrás remordimientos al recordarlo. — Dijo sincera.

Anderson asintió totalmente de acuerdo, le agradaba la idea y su amiga tenía razón. Anderson no se hacía ilusiones de nada porque ese había sido el error de su madre, ilusionarse con un tipo que solo le ofreció una vulgar pasión.

Anderson podría soportar la vulgar pasión por un tiempo sin nada de ilusiones sintiéndose bien consigo misma, tal vez luego cuando fuera lo suficientemente madura se dedicaría a pensar en algo llamado "Amor" si es que lo encontraba.

Comenzó a subir las escaleras a paso lento con la bebida helada para Chris en su mano. Y se detuvo a seco al ver una prenda en el perno de la puerta de Chris, no quería pensar mal, pero no lo había visto bajar en ningún momento. Por un momento se debatió irse sin voltear a ver. Las chicas que desconfían de sus novios son débiles e inseguras... Se repetía en su mente. ¿A quién engañaba? ¿A si misma? Ella era muy insegura, llevaba cicatrices en la piel que se lo recordaban.

Haciendo uso de su sigilo abrió la puerta lo más lento posible, y si efectivamente era Chris quien empotraba en la pared a esa chica con cara de revista, la observo bien, nada más que hacerse pasar por su amiga. Suspiró con pesadez sus manos temblaban y no sabía qué diablos hacer, no podía ni volver a cerrar la puerta y en sí mismos ni siquiera notaron la mirada de Anderson.

— ¿Anderson te podría tener así Chris? — Reía Brittany mientras el otro se hundía entre sus piernas.

— Nunca muñeca, esa ridícula y patética no se te compara. — Rio Chris empujando con rapidez sus caderas. — Pero mira que bien a Wyatt va y le abre las piernas, siempre supe que Wyatt intentaría ganar la apuesta a su manera. — Dijo mientras cambiaban de posición.

¿Qué habían hecho con ella? ¿Qué habían dicho? ¿Acaso fue un juego para Wyatt también? ¿Por qué no se lo habían dicho?

El shock le hizo dar arcadas y fue corriendo al baño en el piso superior se inclino sobre la taza y vació su estomago, su piel se sentía fría, los latidos de su corazón erráticos. Casi sentía que vomitaba su corazón porque lo sentía hecho un nudo en la garganta.

— ¿Estás bien? — La chica en la bañera que se besuqueaba con su novio la vieron divertidos. Anderson asintió. — Mucho alcohol. Buena fiesta ¿No? — Anderson no pudo contestar.

— ¿Cómo te sientes? — Le preguntó el chico. Ella tuvo que seguir vomitando. Cuando se levantó del inodoro. Se vio al espejo. Lavó su rostro, y sus manos aún temblaban. No sabía si era el agua o ella, pero sus manos seguían heladas. Creía que era el vómito, pero sentía un trago realmente amargo.

— Me siento fría. — Contestó Anderson con voz débil.

No quería maldecir, no quería tener pensamientos de odio, pero no conocía el sentimiento quería regresar ahí y gritarles. ¿A eso se le llamaba rabia?

Comenzó a bajar las escaleras, buscando a Wyatt, tal vez le diría que todo fue una mentira o al menos él era sincero, si solo había sido su amigo por la apuesta, ella esperaba o más bien contaba con que lo dijera.

Suspiró cuando no lo veía quizá estuviera teniendo sexo otra vez con Stacy o con alguna otra chica, pero vio a Stacy en la cocina y quiso ir a hablar con ella por las tenues luces que dejaban ver los rostros sabía que era ella.

— Yo digo que sí que ganaremos la apuesta, ya ves a veces es insoportable todos queremos que termine esta ridícula apuesta para ya no tener que fingir que somos sus amigos. — Stacy se detuvo a ver su perfecta manicura.

— Además de que la he visto entrar más de dos veces a la habitación de Chris, y Wyatt la lleva supuestamente al trabajo todo el tiempo, Wyatt también quiere ganar la apuesta así que no creo que diga que también está tirándosela. —

Las chicas alrededor de Stacy rieron, pero callaron al ver a Anderson, ella regreso por su camino a la salida, quería creer que haber escuchado aquello era solo una broma.

¿Por qué? ¿Desde hace cuánto?

— ¿Quieres irte a casa? — Anderson no podía ver igual a Wyatt a los ojos. ¿Se habían reído a sus espaldas luego de contarles su situación familiar? — Hey ¿Qué te pasa? — Pregunto este con preocupación al ver que Anderson no contestaba.

— Todo está bien, todo está perfecto. — Murmuró, ella podía enfrentar eso. Suspiró. — Yo solo me iba a tomar un poco de aire. — Dijo caminando a paso lento.

— Vamos entonces. — Pidió Wyatt. Ella se soltó bruscamente de su agarre no quería que nadie la tocara, era asqueroso.

— No me toques. — Pidió Anderson con el rostro serio, ese no era su Wyatt, su Wyatt le habría dicho todo o no le habría importado nada de lo que dijera el resto.

— Solo ve por algo de beber yo estaré por ahí. — Apuntó el patio trasero. Él asintió rápidamente extrañado por su actitud, pero iría a traerle algo de beber. Tal vez luego le contaba.

— Bien ya voy. — Cuando Wyatt se dio la vuelta abriéndose paso entre la multitud de la gente.

Anderson se fue a la salida. Hacía frío, mucho frío, no sentía, los dedos, ni el rostro por haberse lavado hace poco, lo que menos le importaba ahora era que también sentía mucho frío en el corazón, no quería ser dramática, pero parecía que se estaba congelando un poco, su corazón se estaba enfriando.

Fue a la parada de autobús, y regreso a paso lento a casa. Durmió con pesadez, y ni siquiera había podido cerrar bien los ojos en toda la noche, a la mañana siguiente iría a casa de su abuela, necesitaba los consejos de esa señora mayor. Necesitaba escapar de ese ambiente que parecía que iba a consumir las pocas ganas que tenía de vivir.

Por otro lado, su abuela sabría que decir para no sentirse tan mal consigo misma, porque la culpa la tenía ella por confiar tan fácilmente en otras personas.

— ¿A dónde vas? — Le pregunto Wyatt cuando la veía salir, otra vez parecía estar en una mala situación.

— No importa Wyatt. — Contesto simple sin dar explicaciones.

— Al menos deberías desayunar. — Le pidió Wyatt con una sonrisa. Anderson tragó fuerte. Y se acercó a la pequeña mesa, sentándose lo más lejos que podía de él.

— ¿Por qué te fuiste temprano de la fiesta ayer? Me dejaste con los refrescos como un tonto. — Se rio Wyatt con una mueca, intentando verla sonreír, porque parecía que no había sonreído desde que había levantado. Sabía que algo ocurría.

— Ya sabes como soy, me aburrí. — Dijo simple, intentando devorar el desayuno de una manera rápida.

— Pero me hubieras avisado para algo sirven los celulares. — Contestó Wyatt. — Me tenías preocupado cuando no contestabas tus llamadas, una chica me dijo que te vio salir así que supuse que viniste a casa. — Anderson asintió. — No vuelvas a hacer algo así. —

— No volveré a hacerlo. No vas tener que preocuparte por mí. — Negó Anderson. — Ni en tú otra vida. — Dijo intentando sonreír, Wyatt se sintió extraño aquella parecía más una mueca de disgusto, y sus ojos no se veían alegres como siempre, parecían apagados.

— ¿Qué significa eso? — Preguntó extrañado. Ella aún no estaba lista para eso.

Así que se levantó frustrada, tenía muchas cosas en la cabeza. Demasiado, mucho en que pensar.

— Nada Wyatt. No significa nada. — Dijo Anderson con la cabeza gacha, Wyatt quiso tomar su muñeca para encararla, pero lo soltó bruscamente, antes sus brazos eran mucho más cómodos que Chris, pero ahora solo se sentía hipócrita y asqueroso.

— No creo regresar hasta el Lunes tal vez. Me quedaré con mi abuela, hay un par de cosas que tengo que atender. — Comentó saliendo del apartamento que había compartido con Wyatt el último mes.

Le dolía Wyatt porque podría esperar lo peor de todos, pero menos de Wyatt, ella creía que él conocía su corazón, así como ella el de él. Estaba equivocada.

Una parte de ella muy inconsciente se pensaba realmente que hacer, si merecerían morir lentamente o rápidamente. Sacudió su cabeza ignorando esos pensamientos psicóticos, ella no era así. Ella no quería ser como su padre.

Solo hay que pensarlo bien, tienes que ser de hierro para no tener un grave trauma y llevar la vida que Anderson ha soportado todos esos años, siempre le pasaban encima y ella los dejaba. ¿Por qué? Porque no le interesaban, solo eran conocidos. No eran amigos suyos.

Pero los que eran sus amigos habían sabido jugar con ella bastante bien. ¿Cuáles iban a ser las consecuencias de sus pecados? Anderson sabía que algunos pecados traían graves consecuencias.

Ella siempre oraba por sus amigos, para que siempre su Dios cuidara de ellos y les ayudará a enfrentarse a las adversidades. Está vez esperaba ver en primera fila esas consecuencias, esa parte a la que su abuela le tenía tanto miedo en Anderson. Los quería ver caer uno por uno.

En sus venas recorría la sangre de un asesino, quizá era eso lo que le llamaba a golpear a alguien hasta que sangrara, golpear a alguien hasta que no pudiera levantar. Golpear a alguien hasta que notaran como habían destrozado la poca dignidad que había logrado tener por si sola en la vida, porque su madre se la había quitado toda, y ellos se habían llevado aún lo poco que quedaba de la nada. 


El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora