37. Así vive Anderson.

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— ¿Entonces es una cena con los socios de tu padre? — Christoffer asintió con una sonrisa mientras su novia le hacía mimos en el césped mientras terminaba el descanso de Chris en la práctica pronto se venía un partido. — Pero yo no se los modales correctos en la mesa.— Chris rió. 

— Tienes buenos modales, preciosa. Además es más una fiesta elegante que una cena, algo de caridad. Habrán aperitivos champán. Música clásica. — Puso mala cara y Anderson carcajeo. —

— A mí me gusta la música clásica. — Admitió. — Y si puedo bailar baile de salón. Soy patética, lo sé. — Se rio de sí misma y Christoffer carcajeo negando.

— Claro que no. Eres preciosa. — Ella sonrió besándolo brevemente. — Y te verás aún más hermosa con un vestido de noche estoy seguro. — Ella rio nerviosa, tendría que llevar sus ahorros para comprar un vestido que consideraría a la altura.

— Ya quiero que sea esa noche y presumirte a todos. — Ella rio, haciendo nota mental de que le pediría a algunas chicas en el trabajo que le ayudarán a cubrir esa noche en el sábado.

— Anderson es hora de irnos. — Wyatt con los dos cascos en mano hacía separar a ese par. Ella sonrió y se levantó no sin antes besar a su novio.

— Te veo mañana. — Se despidió su novio no sin darle un buen beso a Anderson frente a Wyatt quien tenía cara de asco.

— Qué asco. — Le decía caminando hacía la salida, sacudiendo su cabello mojado por haberse dado una ducha después de su práctica, Anderson carcajeo.

— Y esto que no te has visto a ti mismo con las chicas, parece que te las coges con la mirada o con la mano. — Wyatt carcajeo.

— Me disculparía, pero no es mi culpa que no me puedas quitar la mirada de encima. — Comentó guiñándole un ojo justo antes de subir a su moto. Anderson carcajeo negando.

— Ni en tus más terribles pesadillas. — Rió Anderson.


🏍

— Creo que hoy no voy a poder venir en la tarde. — Dijo Apuntándole los edificios atrás donde el solía vender droga. Ella asintió.

— No te preocupes. Yo iré a buscar los ingredientes para la cena. — Mencionó Anderson antes de entrar a una tienda. Ese día era miércoles y él iría a cenar a su casa.


🏍


— ¿Y eso que te ves tan sonriente? — Preguntó Wyatt al ver salir a Anderson del local.

— Las chicas que son strippers me querían enseñar a bailar. Como hoy no bailan en realidad estaban ensayando cuando entre. — Wyatt rió.

— Pagaría por ver haciéndote el ridículo. — Anderson rió con el poniéndose el casco.

— Lo sé, era una inútil, parecía que se me había subido un insecto. — Wyatt carcajeo.

Ese día cerraban a las 9. Wyatt esta vez se adentró a los suburbios. Cuando Anderson le dijo que parara no se fijó en la casa frente a él.

— Hogar dulce hogar. — Rió Anderson un poco nerviosa.

Cuando se quitó el casco, la realidad casi le daba una fuerte cachetada en la cara.

Estaba un poco descuidada por fuera y la pintura también, no tenía garaje pero si patio en frente, así que dejó ahí su motocicleta, y siguió a Anderson al interior, ella no soltó el casco en ningún momento y él tampoco.

Cuando entraron Wyatt se llevó otra sorpresa, lo que debería ser la sala estaba casi vació, solo tenía una pequeña mesita vieja con un cajón, y un sillón viejo enfrente de color beige con manchas que no sabría distinguir de que eran. Wyatt tragó fuerte, y vio como Anderson no había vuelto a verlo desde que entraron.

— ¿No hay televisión? — Le preguntó y esta negó.

— Mamá la vendió. — Suspiró y tomó el casco de Wyatt.

— Ya regreso. — Lo llevó con ella al segundo piso, escucho como echo llave a algo y regreso. Tomó las compras para la cena que llevaba Wyatt en sus manos. — Vamos a la cocina. — Dijo mientras se adentraban a una cocina relativamente limpia, donde debería estar el lava vajillas no había nada, al igual que donde debería haber un refrigerador.

Wyatt mordía su lengua, tratando de no decir nada que pudiera ofenderla.

— Mamá vendió también el lava vajillas, el refrigerador, vendió el otro comedor que compré. — Admitió ella con una sonrisa tímida mientras lavaba sus manos, y Wyatt se levantaba a ayudarle a cocinar. — La lavadora, el microondas, por suerte no ha vendido la cocina. — Dijo ella en broma y él no sabía ni cómo reaccionar.

— ¿Van a mudarse? — Pregunto lo primero que se le ocurrió. Ella se carcajeo de inmediato. Y negó.

— Te lo has tomado mejor de lo que pensé. Imagina como se pondrían los demás si los traigo. — Dijo ella riendo. — Sé que son mis amigos, y que no es su intención criticar pero a veces es inevitable. — Murmuró.

— Mamá es drogadicta, y cuando lo poco que consigue, haciendo un par de trabajos sucios no le alcanza para las drogas, pues vende lo poco que mi abuela nos había regalado para cuando yo me mude aquí en la ciudad. — Dijo concentrada lavando las patatas y poniéndolas a hervir. Wyatt solo estaba en shock prestándole completa atención.

— Cuando tenía 12 años me mudé con mi madre. — Él Asintió sabiendo eso. — Cuando tenía catorce un doctor amigo de Miller, aconsejo que lo mejor sería quitarle la droga poco a poco. — Dijo ella con la cabeza gacha. — Pero no ha funcionado muy bien la verdad. — Admitió ella.

— ¿Así que ella las consume? —

— Así es. — Confesó. — Es una suerte que no esté aquí ahora, porque ya la habrías pasado mal de entrada, vendrá más tarde o tal vez no venga lo cual espero para que no la pases tan mal. — Confesó Anderson comenzando a hacer uno de los pasos finales para los Ñoquis.

— Puedes lavar esto. — Le pidió pasándole las cosas para la salsa mientras ella ponía un poco de arroz.

— ¿Cómo es que tú...? — La apuntó a ella mientras desentonaba con el resto de la casa, ella era aseada, llegaba temprano a todas sus clases entregaba temprano sus tareas. ¿Cómo es que vivía así?

— ¿Mi ropa? — Él Asintió. — En las ventas de ropa usada la venden por kilo, solo voy escojo la que tiene potencial si necesita algún remiendo se lo hago, y queda como nueva, hay mucha que se encuentra de buen calidad y casi no la habían utilizado antes. Incluso e encontrado ropa nueva y con viñeta. — Dijo volteando a ver que algunas cosas para la cena estaban casi listas.

— Pásame dos platos. — Pidió. — Enjuágalos antes. — El ayudo a servir su cena.

Luego se sentaron en esa mesa vieja no sin que antes ella limpiara con un pañuelo toda esta, se sentaron en esas sillas de madera vieja.

El Demonio es un Ángel © ✔Where stories live. Discover now