Capítulo 14

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Bruno al dejarme en casa me ayudó con la caja de mamá, se la entregó y se fue, se le hacía tarde para visitar a su familia, mamá al instante abrió la caja y se maravillo con los obsequios en ella, algunos adornos, unos aretes muy bonitos, anillos y un gorrito. Yo fui a mi habitación y , una vez adentro, cerré la puerta detrás de mí, coloqué la caja sobre la cama para contemplarla por unos segundos hasta que mi teléfono comenzó a brindar y sonar como loco, eran Dani y Gia en nuestro grupo de WhatsApp, abrí el chat y boom.

D: ¡NO LO PUEDO CREER MIREN!
Envió cinco fotos, la primera era un gorrito color goma de mascar rosa, la segunda un brazalete, la tercer y cuarta unos audífonos con corazones en los casquetes, y la quinta una cajita de dulces.

G: Que cool ¡¡Miren lo mío!!

Envío tres fotos, la primera eran tres libros de Julio Verne (los cuales tenía tiempo deseando),la segunda tres marca páginas que indica hasta la línea dónde uno queda (de colores distintos), la tercera una pequeña estatua de Rómulo el primer rey de Roma.

D: Mack ¿Qué te regaló a ti?

G: Siiii, muéstranos.

M: Chicas, se los muestro mañana, estoy algo cansada, feliz noche.

G: Hasta mañana.

D: Adiosito.

Coloqué mi teléfono en la mesita de noche y seguí viendo la caja, sin pensarlo más tomé una tijera del escritorio para romper poco a poco la cinta adhesiva que mantenía la caja cerrada, lo primero con lo que me encontré fue con una tela de color negro algo brillante, la tomé y resultó ser una chaqueta de cuero con cierre de lado con un pequeño estilo rockero, me la coloqué y seguí observando, me crucé con unos espectaculares lentes de sol, un bellísimo reloj dorado, un osito de peluche marrón, una caja de bombones y al fondo, muy al fondo, una foto de él junto a lo que supuse sería un libro envuelto en papel de regalo junto con una nota, lo tomé y leí: " Sé cuánto quisiste leer éste libro desde que oíste sobre él, apenas lo vi no dudé en comprarlo, disfrútalo y has crecer más esa mente brillante". Rompí la envoltura rápidamente para conseguirme con unas letras doradas que decían " Corazón de tinta" , me cubrí la boca para atrapar un pequeño grito, los regalos fueron preciosos pero éste detalle fue el mejor, y de haber recibido solo el libro hubiese sido igual de feliz.
Me mantuve paseando mi mano por la portada del libro hasta que volví la mirada a la caja, aún quedaba algo, metí la mano para sacar lo último y qué sorpresa, se trataba de un ramo de rosas escarlata, sentí un ligero calor en mis mejillas y abracé las rosas a mi pecho aspirando la fragancia, caí de espaldas y estuve así por unos minutos, luego salí, busqué un jarrón, coloqué las rosas en agua y volví a mi habitación para colocarlas en mi escritorio.

Guardé mis obsequios de nuevo en su caja, me coloqué una pijama, dejé el libro en el escritorio y con felicidad y satisfacción, me acosté a entregarme a mis ensoñaciones.

Robert pdv

Observaba los lomos de los libros que descansaban en mi biblioteca, cada título, cada autor y ninguno de ellos podía ayudarme ahora, estaba sofocado por mis pensamientos, "Mack" , lo único en lo que pensaba, no sé cómo pude sentirme de esa manera cuando la vi con el muchacho en el estacionamiento, no soy alguien que se altere fácilmente.

¿Serán celos quizá? No, eso no era posible.

<¡Ja! Mírate Robert, eres un hombre de 27 años, no un adolescente de 18 celoso por la chica que le gusta en secreto>

<Espera... ¿Que me gusta? Agh, ésto se está poniendo cada vez peor, no soy un pedófilo, para mí no es nada ético eso de meterse con las alumnas y menos porque son chiquillas tontas de hormonas alborotadas, aunque...siempre hay sus excepciones>

Me froté la cara con las dos manos y aguante la respiración unos segundos hasta que solté el aire contenido en un cansado suspiro, me recline en la silla y seguí contemplando los libros hasta que llamaron a mi puerta.

Toc toc toc toc.

-¿Si? -pregunté-

Abrieron la puerta y apareció Denis.

-¿Qué ocurre Denis? -pregunté aún sin voltear-

-Nada, simplemente estoy aburrido -se sentó en el suelo a un lado mío como solía hacer de niño-

Denis tenía 9 años cuando mi hermano mayor falleció, diría que me dolió mucho, pero nunca fuimos muy apegados ya que mi padre abandonó a mi madre cuando yo tenía solo 10 años y se llevó a Daniel con él, ocho años después de eso Daniel y su esposa Alicia fallecieron en un accidente automovilístico, sorprendentemente Daniel no pensó en dejar a Denis bajo la tutela de papá, ni de mamá, ni siquiera de nuestra hermana María, me lo dejó a mí, y yo en ese momento apenas era un chico de 18 años, pero no me rendí por eso, durante los años siguientes mientras estudiaba se lo dejaba a mamá o a mi hermana y cuando trabajaba lo llevaba conmigo, ya que trabajaba en una librería él se entretenía en la sección de niños, y así poco a poco, fuimos creciendo los dos, hasta lo que somos hoy.

-¿Te encuentras bien? -preguntó sacándome de mis pensamientos-

-Si, si, estoy bien, ¿Por qué lo preguntas? -me acomodé en la silla y me coloqué de frente a él-

-Si, bueno, te he notado distraído éstos días, pero de seguro son ideas mías -se encogió de hombros-

-Solo estoy algo cansado, por cierto ¿Ya cenaste? -pregunté-

-No, estuve entretenido viendo películas mientras te esperaba, pero al ver que llegaste algo gruñón y pasaste directo a tu oficina, decidí dejarte quieto, pero después de un rato me preocupé y decidí venir a ver si estabas bien.

-Gracias, eres un buen chico Denis -sonreí y le desordene el cabello- ¿Te parece pizza para cenar?

-Yo la pido -salió de la oficina sacando su teléfono del bolsillo-

Yo solté otro suspiro y cerré los ojos brevemente, luego salí y estuve hablando con mi sobrino hasta que llegó la pizza, cenamos, lavamos lo que ensuciamos y cada quién se fue a su habitación.

Estando acostado, en la oscuridad, observando el techo con la poca luz que se infiltraba desde afuera por la ventana, me preguntaba nuevamente "¿Qué voy a hacer si sigo pensando en ella?" Era grave la situación en la que me encontraba, o sea, pensándolo y razonandolo, no, no me gusta, pero si me atrae y antes de que esa pequeña atracción llegue más lejos debo actuar.

<Pero ¿Qué hago? No puedo renunciar y no puedo pedir cambio>

Lo pensé por unos segundos más y, ¡Bingo! Evitarla, sí, eso es lo que haré, trataré de evitarla lo más posible, suena demasiado infantil pero hasta los momentos es mi única opción.
Seguí viendo el techo y el sueño me consumió a los pocos segundos.


Abrí los ojos, estaba en mi habitación, acostado, me levanté ligeramente y ahí estaba ella, viendome con una sonrisa, con su cabello despeinado y tenía una de mis franelas puesta, solo tenía puesto eso, la franela le llegaba a la mitad de los muslos, tragué sonoramente y me recosté a la cabecera de la cama, ella sonrió de una forma traviesa, a gatas, comenzó a acercarse a mi lentamente, mis latidos eran rápidos y mi respiración profunda, una vez frente a mi me tomó por la nuca.

-No estés nervioso Robert, solo somos tu y yo -sonrió y se acercó hasta juntar nuestros labios-

Iba a ceder pero reaccioné y la empujé, o mejor dicho, me levanté de súbito, fue un sueño, soñé con ella.

Coloqué mi mano en mi frente y me lancé de espaldas, iba a estar en esa posición lamentandome hasta que me dí cuenta de que algo dolía, levanté la mirada y ahí, en todo su esplendor, estaba una tienda de campaña.

<Agh, debo ser un enfermo>

Tentemos A La Suerte |#1|Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang