Capítulo 56, final.

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Una mano se posó sobre mi hombro y una voz me susurró en el oído: «Mack, despierta», me removí y me levanté con cuidado, me había quedado dormida sobre el escritorio. Al girar en la silla encontré a mi mejor amigo frente a mi, en una mano tenía una taza humeante.

-¿Eso es café? -pregunté observando la taza.

Él asintió y me la ofreció. -Te la daré solo con una condición. -me dijo dejándome con la mano a medio camino. -Hoy tu mamá preparó un desayuno especial para ti y te está esperando para que desayunos con ella, como hacían antes.

Al pensar en eso me sentí muy mal, así que me di una rápida, me vestí con un conjunto deportivo y bajé, mi casa me parecía extraña y ajena a mí, no esperaba que encerrarme por un tiempo provocara esa sensación, tomé asiento en mi lugar en el comedor y Bruno se sentó a mi lado, entonces cuando mamá salió de la cocina con un plato en las manos me miró y sonrió, colocó el plato en la mesa para poder tomarme de las mejillas, besar mi frente y luego abrazarme con todas sus fuerzas, no supe porqué dudé en corresponderle, pero terminé por hacerlo y aferrarla a mi, tomó asiento y comenzamos a comer. No hablamos de nada en particular, solo disfrutamos los deliciosos waffles que había hecho. Terminada la comida yo recogí y lavé todo, quería sentirme útil después de tanto tiempo en depresión. Al volver al comedor mamá y Bruno voltearon a verme.

-¿Qué sucede? -pregunté preocupada. -¿Pasó algo?

-Ven Mack, siéntate -me pidió mi amigo acercando una silla a su lado.

Obedientemente me senté junto a él y miré a mamá, ésta sacó un sobre de su delantal y lo colocó frente a mí, temerosa lo tomé, lo abrí y dentro me encontré con dos boletos de avión, uno era mío y el otro de mi amigo. Estos llevaban a Europa y salían esta misma noche.

-¿Esto es...? -miré a ambos emocionada.
-¿Al fin me llevarás de viaje? -pregunté feliz.

Revisé el boleto con más cuidado y me di cuenta que se me escapaba un detalle, era solo de ida.

-Bruno, estos boletos son de la agencia con la que trabajas, ¿Por qué los pediste solo de ida? -cuestioné.

Él solo me miró y su expresión se volvió penosa.

-¿Mamá? -miré a mi madre buscando una respuesta.

Ella estiró sus manos por sobre la mesa para tomar las mías.

-Cariño, sé que tomar esta confianza con él es demasiado, pero vivirás fuera del país un tiempo, vivirás con Bruno.

-¿Qué? -me levanté provocando que la silla se cayera. -No puedes hacer eso.

-Mack, por favor, solo escucha a tu madre. -me pidió Bruno en un tono bajo.

Mi madre mantuvo su mirada fija en mi. -Es por tu bien, así conoces un poco más del mundo, haces esos viajes locos que tanto querías hacer con tu amigo y...

-Y así me alejas de Robert ¿No? ¿Por qué no aceptas que nos queramos ma'? ¿Tan terrible es para ti? ¿O acaso lo que te ofende es que a ti no te prestó atención? -exclamé y acto seguido la mano de mi madre se estampó en mi mejilla.

-Siempre fuiste una buena hija y ahora te comportas así, además, me ofende lo que sugieres, yo nunca quise a nadie más que a Mackenzie. -declaró.

Mi mano cubría mi mejilla, ardía, no sabía lo que era recibir una bofetada desde que tenía unos cinco años, aquella vez fue por gritar en el supermercado.

-Esto lo hago para que tengas nuevas experiencias y sí, también para alejarte de él, tienes que entender que aún eres muy joven para aferrarte a alguien en una relación y sobre todo a alguien que es mayor que tu por muchos años, incluso es mayor que Bruno. Mack, hija, esto es temporal, si él de verdad te quiere, te esperará, pero por ahora, te irás del país y la decisión ya está tomada, no te puedes negar.

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