Capítulo 24: No soy capaz de matarte

Magsimula sa umpisa
                                    

Mientras permanecía sentada con la espalda apoyada en uno de las cocinas, la joven mira por la esquina, asegurándose de que no la estuviese mirando, espero hasta que Elías le dio la espalda solo para lanzarse corriendo hacia la pared frente a ella sus pisadas alertan al asesino quien no duda en pasar por sobre las mesas para alcanzar a la chica, quien en ese momento abre el tablero eléctrico y tira hacia abajo el automático de las luces, haciendo que todo quede en oscuridad, donde el fuego de las estufas encendidas y las cámaras sean el único punto luminoso. Tampoco es tan estúpida de quedarse en ese lugar y esperar a ser atravesada por un cuchillo. Charlotte corre hacia el lado izquierdo, recordando donde se encontraba cada cosa y así evitar chocar contra ello. El haber pasado todo ese tiempo escondiéndose de Elías no solo había sido para mantenerse a salvo, también era para reconocer el lugar y tener una idea aproximada de las distancias que tenía una cosa de la otra, podría seguir moviéndose incluso en aquella oscuridad, aunque no sabía por cuanto, la luz podría reestablecerse por si sola y arruinarlo todo, pero había sido un riesgo que la joven había decidido tomar. Lo otro que también tenía presente era que sus ojos se terminarían acostumbrando a la penumbra e incluso si no fuese una visión perfecta, para alguien como Elías sería suficiente.

– ¡Maldita mocosa! ¡En serio voy a matarte! – gruñe, aunque su voz no es de alguien molesto, más bien pareciera divertirse.

Pero sus amenazas parecían ser muy en serio, en esta ocasión estaba bastante dispuesto a acabar con la muchacha sin importarle las consecuencias que eso pudiese traerle.

Charlotte se mantenía agachada a una distancia prudente, aunque debería de luchar para controlar su respiración y no hacer algún tipo de ruido, ya bastante le preocupaba que sus exaltados latidos fueran oíbles, puesto que con aquel chico de cabello negro, nada se sabía. La muchacha sostuvo por un instante el brazo que tenía herido, el dolor de cierta forma le recordaba que aún estaba viva, y mientras estuviese viva  podría seguir intentándolo. Respiró profundamente  un par de veces para recuperar un poco de valor, debía de aprovechar de que el golpe de adrenalina seguía haciendo efecto en su cuerpo, mordió su labio y nuevamente se lanzó en otra carrera, pero en esta vez sin saber en dónde se encontraba Elías, bien podía estar del otro lado de la sala, como estar a un par de pasos, pero no podía esperar demasiado tiempo. Por lo que hizo uso de toda su valentía y fuerza para abrir la puerta frente a ella, que resultó ser más pesada de lo esperado. El ruido hizo que el chico  se diera cuenta de donde se encontraba y el resultado de aquello era muy claro.

Solo fue un simple movimiento, uno que causo un terrible ardor en el pómulo derecho de Charlotte. Una línea delgada demasiado cerca del ojo comenzaba a expulsar sangre, un corte perfecto de varios centímetros de largo, había interrumpido la delicada continuidad de su blanca piel, pero había sido una suerte que no hubiese sido peor, gracias a la oscuridad y la impaciencia de Elías, le había impedido poder dar un golpe certero, pero eso no detuvo el siguiente golpe que llego de lleno en el estómago de la muchacha, cuya espalda se arquea ante el impacto y el aire abandona por completo su cuerpo, sus piernas flaquean y la derriban al suelo, primero sus rodillas y  luego el resto. Aquel golpe en seco la había dejado con un tremendo dolor que le hacía sentir que algo dentro de ella se hubiese roto, aunque no  sabía con exactitud lo que había sido.

El que no le hubiese dado con el cuchillo solo fue porque ocupo su mano izquierda para hacerlo, pero incluso fue suficiente para dejar a la chica en posición fetal en el suelo, aguantándose los lamentos de dolor. Se escuchó un ligero sollozo provenir de la muchacha, un quejido que le provocó una sonrisa en el rostro del chico mientras hacía girar el cuchillo en su mano, tenía que admitir que había sido divertido, que una chiquilla le hubiese dado tanto problema era digno de admiración, una víctima que se aferraba a la vida y luchaba por ella de esa manera, era como encontrar el santo grial… pero todo tenía un final.

13 PisosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon