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Interludio - El poder es poder

Ni siquiera habíamos tenido tiempo de hacer algo con las cenizas de Frank.

Era el exacto mismo día que habíamos vuelto a Nueva Orleans, y aquella noche, todo cambiaría.

Las manos me temblaban mientras esperábamos fuera de la habitación dónde se decidiría nuestro futuro, y podía salir o muy bien o muy mal.

—¿Estás bien? —preguntó Violet a mi lado, quien no se había separado de mi en todo el día. Asentí rápidamente mientras llevaba la mirada por la habitación, observando a Mia y Chad sentados en frente, y Asher en una esquina, jugando con su pequeño cuchillo como de costumbre. —¿Qué pasa por tu mente? —preguntó al notarme pensativo.

—Los promotores me odian, incluso propondrían a Chad antes que a mi. —Dirigí mi mirada hacia Asher. —Pero él es el hijo biológico de Frank.

Dirigió su mirada hacia Asher.

—¿Crees que lo propondrán como líder?

—Estoy seguro.

—¿Qué pasaría entonces?

—Estaríamos jodidos —clavé mis ojos en los suyos, compartiendo mi preocupación.

La puerta de la asamblea se abrió, provocando que todos nos levantáramos al instante.

—Los promotores están listos —dijo el guardia de la puerta.

Instintivamente todos nos acercamos a ella, pero paramos a Violet y Mia en la puerta.

—No podéis entrar. —Traté de sonar calmado, pero la idea de que Violet no estuviera a mi lado en ese momento me aterrorizaba.

—¿Cómo que no? —dijo Violet entre ofendida y confusa.

—Sólo candidatos y promotores rubia —explicó Chad a mi lado.

—Todo saldrá bien —aseguré. Dejé un beso en sus labios y dejé que sus ojos me dieran fuerzas por unos segundos.

Finalmente di media vuelta, entrando junto con Asher y Chad a la sala. La puerta se cerró detrás de nosotros.

La luz era tenue, dejando un ambiente lúgubre en el lugar. No era demasiado grande, con una enorme mesa en medio en forma de óvalo, los promotores ya se encontraban sentados, expectantes.

Avanzamos hasta las mesas y yo y Chad nos sentamos en dos de las tres sillas disponibles, mientras que Asher decidió quedarse de pie, apoyado en una de las paredes de la sala, entre las sombras.

—Bienvenidos —dijo uno de los promotores. —Estamos aquí para elegir al próximo líder de la banda. Como primer punto, veamos el testamento de Frank. —El hombre abrió una carpeta y leyó en voz alta. —Mi fortuna y todos los bienes materiales se dividirán equitativamente entre mis dos hijos adoptivos, Chad Moore y Seth Ford —levantó la mirada hacia ambos. —En cuanto a Downhawks, debido al nulo interés de Chad en liderar la banda, será transmitida totalmente .. —Hizo una pequeña pausa, aumentando el suspense. —A mi hijo adoptivo, Seth Ford.

La sala estalló en murmuros, con un claro desfavorable tono. Instintivamente me levanté del asiento, provocando que todas las voces se acallaran al instante.

—Tomo del cargo total de Downhawks, así de sus bienes materiales, como hombres.

—No tan rápido chico —dijo uno de ellos. —Como promotores tenemos en cuenta la opinión de Frank y te aceptamos como primer candidato, pero eso no significa que tengas el derecho sobre la banda. —Me senté de nuevo atónito ante tal falta de poder.

—¿Votos a favor de Seth Ford como líder de Downhawks? —Tan solo 3 hombres levantaron la mano. —Líder denegado —dijo en un tono de superioridad mientras apartaba la mirada.

Miré a Chad preocupado, esto no iba a salir bien.

—Propongo a Asher Walde como líder de Downhawks —dijo otro de los promotores.

Mi corazón dio un vuelco ante la peor posibilidad.

Esta vez fue Chad quien me lanzó una mirada de preocupación.

Asher emergió desde las sombras, como siempre jugueteando con su cuchillo en la mano.

Dio una pequeña vuelta a la mesa, y después se sentó en su silla con los pies sobre la mesa.

—Agradezco este voto de confianza brindado por tan generosos promotores. —Sonrió. —Sería un honor continuar lo que mi padre empezó. Sin embargo .. Ya tengo mi propia banda que gestionar en Nueva York. —Se encogió de hombros. —Así que aprovecho para anunciar que los Deadly Vipers de Nueva York apoyan a Seth Ford como líder de downhawks. —Miré a Asher sorprendido, quién me guiñó un ojo mientras los promotores estallaban en un debate.

Reconocí a uno de ellos como los principales militantes de Downhawks, un hombre duro, ex militar, y para nada persuasivo. Dio un golpe sobre la mesa y se levantó, mirándome amenazante.

—No permitiré que este niñato se haga cargo de una de las bandas más importantes de la ciudad. —El silencio reinó en la sala, dónde su voz resonó. —No solo no estás preparado para liderar downhawks, sino que además no eres más que un perrito faldero. —Lo fulminé con la mirada a medida que la rabia subía por todo mi cuerpo hasta llegar a mi cerebro. —Siempre en la sombra de Frank, no tienes ni idea de como funciona este mundo, de hecho me sorprende que hayas conseguido llegar hasta aquí sin que Frank te guiara. —Unas risas estallaron entre los promotores, aumentando mi enfado. —Que te den a ti y al testamento de Frank, jamás lideraras esta banda.

Me levanté de mi asiento y llevé mi mano hacia mi pistola en la parte trasera de mi pantalón, y antes de que pudiera siquiera pestañear, apreté el gatillo, directo a su cabeza. Pude ver casi a cámara lenta como la sangre salpicaba a toda la mesa mientras su cuerpo caía al suelo. Después del fuerte estruendo el silencio volvió a hacerse en la sala, siendo interrumpido por una risita divertida de Asher.

—Yo soy el heredero de Downhawks —comencé a hablar. —Voy a liderar esta banda, porque eso es lo que Frank quería, para esto me he preparado toda mi vida. —El enfado volvió a mi a medida que iba elevando el tono. —Si alguien tiene algo que decir en contra de mi candidatura .. —Apreté los dientes justo antes de gritar. —¡Que se levante de la silla, y abra la puta boca para decir lo que tenga que decir! —Mis gritos resonaron por toda la habitación, pero nadie dijo nada. Volví a sentarme en la silla, dejando la pistola sobre la mesa. Me limpié la sangre de la cara y fingí una sonrisa. —Muchas gracias por vuestra comprensión.

—Intentémoslo de nuevo .. —murmuró Asher. —¿Votos a favor de Seth Ford como líder de Downhawks? —Los promotores se miraron entre ellos, para después levantar la mano, uno por uno.

Así, entre sangre y miradas cargadas de terror, me hice con el poder.