Seth Ford, frío, calculador y terriblemente carismático, adoptado por uno de los mayores criminales de la ciudad se había ganado el respeto de los bajos fondos, inspirando tanto terror como admiración. Nadie se metía en su camino si quería conservar...
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—¿Chad? —pregunté al llegar a la habitación.
—¡Aquí! —gritó desde el interior de la misma.
Me acerqué y ahí estaba al lado de la cama, agachado en el minibar observando las botellas como si fueran lo más interesante del mundo.
—¿Qué diablos haces?
—No sé muy bien qué coger —dijo dubitativo.
Observé la mitad de las botellas vacías.
—Tampoco hay mucho que elegir .. ¿Cuándo os habéis bebido todo esto?
—Bueno ... nuestras noches se resumen en alcohol y sexo. —Puse cara de disgusto mientras sacaba las botellas vacías para ver mejor cuales aún tenían bebida.
—¿Qué tal las noches con Violet? —Levantó la mirada sutilmente como si esperara una reacción.
—Si te refieres al tema sexual, cero. No es tan fácil con Violet, cada vez que intento empezar algo me evita —dije frustrado. La mirada de Chad volvió a las botellas.
—Joder, ¿Cuánto hace que no follas? —preguntó riendo.
—Demasiado para mi gusto. Ya sabes lo que siempre digo ...
—Un día sin sexo no es un día —imitó mi voz. Ambos reímos.
—Esta chica va a acabar por volverme loco —murmuré.
—Ya lo estás. —Cogió una botella de vodka y la alzó al aire. —Esta es la buena.
Nos levantamos y salimos de la habitación de vuelta a la fiesta.
La música clásica comenzó a oírse nada más llegamos al vestíbulo, y para mi sorpresa no nos dijeron nada cuando entramos con una botella de vodka en la mano. Nos acercamos a la mesa y nos encontramos a Mia sentada tal y dónde la dejamos, bebiendo de su champagne.
—¡Hemos llegado! —exclamó Chad. Mia nos recibió con una sonrisa.
—¿Dónde está Violet? —pregunté al no ver a la rubia por ninguna parte.
—No te preocupes, volverá enseguida —contestó la morena.
No le presté mucha atención y la esperé en la mesa bebiendo de la botella de Chad. Los minutos pasaron, y a medida que el alcohol comenzaba a controlar mi sistema mis nervios por no ver Violet aumentaron.
Cuando fui a volver a preguntarle a Mia me di cuenta que no estaba.
—¿Dónde está? —le pregunté a Chad, quien se encogió de hombros.
—Damas y caballeros. —El hombre de la orquesta habló por primera vez. —A medida que nos acercamos al nuevo año, nuevas historias se hilan bajo las estrellas de esta maravillosa noche. —La gente paró de bailar. —Por eso nos gustaría que hicierais un espacio en el centro, si sois tan amable. —La gente se apartó, dejando un circulo. —Ya sabéis lo romántico que somos, por eso hemos decidido dejar un pequeño momento a una pareja muy especial. —Dejé de prestar atención y traté de buscar a Violet entre la multitud mientras que la gente aplaudía.
