Capítulo 41 - Éxtasis

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—Cinco atracos en cuatro días

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—Cinco atracos en cuatro días. Así siembran el caos los bautizados como nuevos reyes del crimen organizado al sur del país mientras las autoridades trabajan duro para descubrir la identidad y paradero de estos modernos Bonnie Y Clyde. —Me abracé a Seth en la cama mientras las noticias resonaban por toda la habitación del motel. —Lo que empezó como un pequeño atraco a una gasolinera en las afueras de Nueva Orleans la semana pasada pronto se ha convertido en una oleada de crímenes, todos atribuidos a la pareja de criminales. —El video captado por las cámaras de la gasolinera salió en pantalla, mostrándonos saludando a la misma antes de que Seth disparara, destruyéndola.

Soltamos unas risitas mientras me apoyaba en su pecho y él jugueteaba con la pistola en sus manos.

—Según la policía, están siguiendo una ruta, aún desconocida. —Mostraron un mapa de la zona y unas líneas siguiendo nuestro recorrido de atracos. Un agente de policía salió en pantalla.

—El primer golpe fue aquí, en las afueras de Nueva Orleans, después se dirigieron hacia Morgan City, atracaron de nuevo en Franklin y por último ayer en New Iberia. No hay muchas opciones desde allí, estamos trabajando duro para localizar su paradero —aseguró.

Miré por la ventana del Motel el cartel de Youngsville, no muy lejos de New Iberia, pero lo suficiente para despistarlos.

—La mejor pista que tenemos es un testigo —volvió a hablar el policía, miré de reojo a Seth quien no le prestó mucha atención al dato. —En el atraco a Morgan City, el chico que contactó con la policía asegura haber escuchado un nombre. —Mi corazón se congeló al instante. Me levanté del pecho de Seth, sentándome en la cama mientras centraba todos mis sentidos en la televisión.

—¿Seth? —pregunté en un susurro. Dirigí la mirada hacia él, miraba las noticias incrédulo.

—Está en estado de shock y no recuerda el nombre, pero los psicólogos están trabajando con él para superar el trauma y conseguir la información.

—No puede ser —dijo casi en un susurro.

Algo en mi cerebro funcionó, y recordé exactamente el momento.

—Seth cuando vino la policía gritaste mi nombre.

Su rostro se desfiguró al recordar aquel instante.

Rápidamente se levantó de la cama y se cruzó la habitación de dos zancadas. Cogió su teléfono de encima de la mesa y tecleó un número para después llevar el dispositivo a su oreja. Me acerqué lentamente a él con cautela mientras él esperaba que contestaran la llamada moviéndose de un lado para otro de la habitación

—Jax —habló por fin. —Necesito que borres del mapa a alguien.

Abrí los ojos como platos y me acerqué rápidamente a él, quitándole el teléfono de un manotazo y colgando la llamada.

Su mirada, entre confusa y enfadada se clavó en mi al instante.

—¿Qué diablos haces? —dijo tratando de recuperar el teléfono, moví mi mano rápidamente, esquivándolo.

RUN©Where stories live. Discover now