El último día de la celebración, de mi hermano había llegado, le pedí a Jungkook que fuera por algunas de mis cosas a la casa, que la ventana la había dejado sin seguro y podía entrar...
Asintió, pidiéndome que comiera y luego durmiera lo necesario, él debía ir a presentarse a la ceremonia religiosa de la boda de mi hermano, no si antes pasar a su casa y tomar una ducha y bañarse en su loción, para evitar cualquier problema...
YoonGi atendía mis gustos, supuse que Jungkook lo había puesto al tanto de todo, ese día me sentía demasiado mal, apenas y me percaté que había alguien mas que yo en esa habitación, agradecía que YoonGi fuera callado, eso hacia que mi lobo también estuviera relajado, el tercer día para mí era complicado, pues me encerraba y mis pensamientos comenzaban a atacarme, dolía, pero no lo hablaba con nadie, no sentía la confianza para eso...
Comí poco, y sentí unos deseos enorme de devolver la comida, YoonGi me había ofrecido unas tostadas con mermelada de fresa, las cuales se miraban deliciosas pero solo comí una muy a la fuerza...
Sabia yo que en cualquier momento lo devolvería todo...
Y no tardo mucho, guiado por mis instintos di con la habitación del baño, levanté la tapa del inodoro y deje salir todo, con lágrimas, el celo me hacia sensible para todo...
Sólo había comido una tostada y sentí que había devuelto lo de una semana entera, mi lobo comenzó a llorar, yo trataba de contenerme un poco...
Como pude, me levanté y caí en el intento...
"Estoy del asco..."
"- Lo sé, me duele todo, es normal?"
"No me preguntes a mí, pero igual siento el cuerpo pesado..."
"- Deberíamos dormir, el esfuerzo que hicimos nos esta pasando factura..."
"Vaya problema, por que somos pobres..."
Reí levemente por el comentario de mi lobo, si se lo proponía podía ser gracioso...
Pero el dolor me hizo volver mi cabeza al retrete, ya no soportaba este dolor, me sujete de mis propias muñecas, abriendo las heridas que había hecho un par de días atrás...
Me estaba desesperando, eso quería decir que pasaría todo este día aquí, con mi cabeza hundida aquí...
Lagrimeando desesperado por sentirme mejor...
- Jiminnie!!!- la voz alarmada de YoonGi se hizo presente
- No estoy bien, vete...- le dije como pude, frunciendo el ceño por la punzada en mi cabeza que logro su voz fuerte- Doy asco...
- No...- volvió a su voz calmada- Ven...- me tomo en brazos y me cargó, dejo ir la palanca del agua y salio del baño conmigo en brazos.
Me llevo hasta el sofá, de inmediato me dejo allí y se perdió por la cocina, trajo un té de menta que hizo a mi lobo sentirse consentido y emocionado...
- Un amigo mío es omega, le pregunté que podría hacerte sentir mejor y me dijo que un té estaría bien...- dijo susurrando mientras acariciaba mi cabello
Tome la taza y bebí de a poco su contenido...
"Este olor me gusta..."
"- Esta calentito..."
- Veo que te gusto, Jiminnie...- la voz de YoonGi se hizo presente en mi campo de audición
- Ujum...- dije sin expresión, me costaba ser mas amable, por eso me había alejado de todo, mis muñecas estaban ardiendo pero era un dolor soportable...
Y eso era suficiente para mí...
- Duelen?- la voz un poco dudosa de YoonGi se escucho, al mismo tiempo que se acercaba a mí...e hizo algo que me sorprendió, con una pequeña toalla limpió la sangre de mis muñecas con mucho cuidado, nervioso pero tratando de ser preciso con sus movimientos, sin lastimarme
- Te acostumbras...- respondí mientras lo miraba, era un poco incómodo mostrar estas marcas, siempre te dicen que no es lo correcto, que no solucionas nada, yo al menos sentía que drenaba mi dolor, un poco...
Nos quedamos en silencio, hasta que Jungkook llegó, de inmediato, se acerco a mi, y me toco la frente, cerciorándose de mi temperatura, dando un suspiro de alivio cuando sintió que había vuelto a la normalidad.
Le agradeció a YoonGi por cuidarme, que descansara, que cuidar a un omega era complicado y que él se haría cargo, yo sólo volví a dormir...
Al menos hoy, no iba a llorar.
Me encogí en mi lugar, y me aferre a los cojines, Jungkook volvió a mi lado, algo apenado, supuse que YoonGi le había pedido comer, sentí un aroma a sopa de arroz en cuanto él llegó a sentarse.
Yo no quería comer, mi lobo estaba demasiado exhausto, como para pensar en comer.
Dormí siendo calmado por el aroma del té que salía junto con mis respiraciones...
