Evan llegó, aproveche su presencia para cambiar el tema.

-¿Dónde están mi papá y hermano?

-Se fueron a su casa, enana. Tú te quedarás aquí, ellos vienen después.

-Gracias y no me digas enana - soltó una risa.

-Sí, sí, lo que digas. Yo voy a mi oficina, adiós – se detuvo unos pasos adelante – Lo olvidaba.

James... no más mordidas que parezcan moretones, por favor.

Mientras yo moría de vergüenza, James moría de risa.

-Es un niño grande no lo escuches - negó riendo – Ven, te enseño la casa.

-¿Serás mi guía de turistas?

-Seré lo que tú quieras – respondió guiñándome un ojo.

Fuimos en recorrido por toda la mansión Miller, al finalizar me presentó con todo el personal bajo su mando, eso incluye a sus escoltas. Ante todos yo era la "señora de la casa".

Exigió absoluto respeto y obediencia a mis órdenes.

-No debiste hacer eso.

Recriminé entrando en una habitación.

-Es mi habitación – ignoró mi reproche – Tuya también a partir de hoy.

Miraba todo con asombro. Era enorme; los tonos negros y blancos contrastan perfecto haciéndola ver lujosa.

Unas manos rodearon mi cintura por detrás, sentía su respiración en la nuca.

-Eres hermosa – susurró plantando besos en mi cuello.

Me volteo quedando de frente a él y devoró mi boca. El beso transmitía amor, deseo; poco a poco subió la intensidad y sin darme cuenta ya estaba recostada en la cama y sin blusa.

Dejaba besos húmedos en mi cuello mientras ascendía una de sus manos por mi pierna.

-No espera – pedí en un hilo de voz – Para – pronuncié firmemente.

Detuvo sus caricias y se alejó considerablemente.

-Lo siento, me deje llevar.

Se disculpó apenado.

-Yo también me deje llevar – musité – No es el momento. Apenas te conozco y siento que vas muy rápido.

No estoy lista, yo no... yo... soy virgen.

Confesé llevándome las manos a la cara. No lo quería mirar. Se arrodilló frente a mí, tomo mi rostro entre sus manos obligándome a mirarlo.

-Puedes estar tranquila, no te forzaré a nada – concilió cálidamente – No debes avergonzarte, no me burlare de ti y esperaré a que estés lista.

-Gracias James – nos abrazamos – Hay que conocernos más, sobre todo ahora que nos casaremos.

-Eso sonó a un, "acepto estar siempre contigo mi rey".

-No lo sé, no voy a estar siempre –reí.

Mis palabras le cambiaron el rostro por completo.

-Pero puedes hacer que cambie de opinión – planté un casto beso en la comisura de sus labios.

Corrí a ponerme la blusa y salí de la habitación rumbo a la cocina.

-Hola Sofía – salude a la amable señora.

-Hola señorita, ¿cómo se encuentra?, ¿se le ofrece algo?

-Dime Alexandra o Alex, Sofí y no, por el momento estoy bien, gracias.

Ando caminando por la casa, te vi aquí y vine a hacerte compañía.

-Se enojará el patrón.

-No lo hará. La "señora de la casa" – simulé comillas con mis dedos – Puede hacer lo que quiera.

-Ay niña – sonrió tiernamente – Claramente estás feliz, ¿eso se debe al señor James? – asentí sonrojada.

-Él no es malo Alex, conócelo mejor.

-Lo sé Sofí.

Solo podía pensar en James, él se ha portado increíble conmigo y sus acciones hacen que me guste un poco más. Definitivamente pueden considerarme loca, pero no es malo.

Todos tienen algo bueno y me daré la oportunidad de conocerlo.

Steve Coleman

Tengo veintitrés años. Hace doce años murió mi madre en un ataque de la mafia hacia mi padre. Mi papá había ganado la pelea a un costo elevado.

Perdió a la mujer principal de la casa, al pilar de nuestras vidas; perdió a mi madre.

Su muerte fue un gran impacto para mí, desde ese día todo cambió. Encerrándome en mi propio dolor, me marché de casa. Entre al mundo de la mafia desde los doce años, cada día ha sido un infierno, pero gracias a ello, ahora soy uno de los mejores.

No a la altura del Rey, eso es obvio.

Al Rey lo respeto e incluso hemos tenido contacto para hacer negocios, pero hasta ahí.

Cuando me fui de casa solo pensé en mí y dejé a mis hermanos abandonados – Alexandra y Kyle Coleman – He tratado de estar cerca de ambos, sobre todo de mi pequeña princesa, Alex. Ella es la única mujer que amo.

Desde las sombras cuido a mi hermanita. Muchas veces han intentado lastimarla e incluso han querido asaltarla, pero antes de que sucediera, saltaba en su defensa.

-Maldita suerte – gruñí enfadado.

Justo cuando salgo de viaje a una misión la secuestran y para acabarla fue el rey de la mafia quién lo hizo. Investigué rápidamente la situación, ahí me enteré de su amistad con mi familia.

Mi hermano al enterarse de lo ocurrido, voló hecho una furia a por mi hermana, eso me tranquilizaba un poco pues daba por hecho que la pensaría dos veces antes de hacerle algo.

Los eventos de las últimas horas me obligaban a regresar, más el hecho del atentado contra mi hermana. Desde luego no permitiré que la lastimen, no pienso perderla como a mi madre.

Indagando en el tema del atentado, descubrí a la mente maestra detrás del ataque.

Primer culpable - Fabián Donnovan -

Hablaré con el rey, no permitiré que lastime a Alexandra, después me encargaré de Fabián.

Teclee un mensaje rápidamente y lo envié, enseguida tuve una respuesta.

-A las once será.

Esa confirmación me basta. Por fin, luego de muchos años veré a mi padre y hermanos.

El reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora