𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1| Larry Stylinson

VINGTIÈME DEUXIÈME

este cap necesita ambientación musical, les dejo el link en dicha parte <3

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La música saliendo del aula es tan repetitiva y abrumante que le hace querer alejarse de allí corriendo. ¿Quién había elegido esa música tan horrorosa para ensayar?

Al parecer, Louis está con una de sus tutoradas, eso es lo más que deduce Harry. Entre más pasan los segundos, puede ver que hay cierta familiaridad entre los cuerpos de los dos, por lo que deben de haber compartido múltiples ensayos juntos antes de este. El mayor se limitaba a batir las palmas y llamarle la atención a la chica cada que su esbelto cuerpo caía fuera del tempo de la melodía.

Para cuando la tediosa composición cesó, una sonrisa se extendió en el rostro de los dos ajenos al menor. Aquello le produjo cierta molestia. La atribuyó a haberse quedado allí parado husmeando en vez de continuar su camino hasta su usual sala de ensayos.

Así que, sin más preámbulo, se dirigió hasta allá, ignorando la sensación extraña en su estómago.

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—Llegas tarde.

—Jódete, Jungkook.

—Más tarde. Ahora mismo no tengo crema y papel conmigo.

Harry rodó los ojos ante el comentario asqueroso y prosiguió a encender el equipo de sonido para dar inicio a su ensayo de esa noche.

Se suponía que su compañero de habitación necesitaba ayuda con sus piruetas y transiciones, por lo que el ojiverde se había ofrecido a ayudarle, a cambio de ayuda en Cálculo.

—¿Qué quieres ensayar primero?

—Mis piroutte fouette [piruét fueté] son una mierda, podrías comenzar con eso.

Harry asintió con las manos en las caderas. —Crearé una pequeña secuencia para ti.

Luego de calentar en silencio, Harry comenzó a desplazarse por la extensión del salón, realizando movimientos al azar y deteniéndose a unirlos en su cabeza. A medida que pasaban los segundos, el pelinegro haciéndole compañía se aburría más y más.

Sin que el rizado lo notara, Jungkook se levantó bruscamente de su lugar en el suelo y se acomodó detrás del piano que se utilizaba durante los ensayos oficiales. Sin tardar mucho en retirar la cubierta protectora, el menor posó sus dedos delgados sobre las monocromáticas teclas y comenzó a tocar una melodía conocida para Harry. Era El Vuelo del Moscardón de Rimsky.

Tratando de ignorar la cantidad de habilidad que se requiere para tocar una pieza como esa por su cuenta, Harry comenzó a moverse sin pausas por el espacio, estirando y doblando sus músculos a cada paso, pirueta y salto que daba, siempre manteniendo ese aire elegante y fuerte que le caracterizaba. Sus rizos se alzaban por los aires, develando sus orejas siempre ocultas detrás de su mata de cabello castaño.

Para cuando Jungkook concluyó su intervención, Harry jadeaba ligeramente frente al piano de madera oscura, con las manos en las caderas.

—Tocas genial, Kook. ¿Dónde aprendiste a hacer eso?

—En una escuela.

El ojiverde le rodó los ojos y el chico sonrió. —Mi padre es maestro de música.