DIXIÈME

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N/A: Si, yo sé. Me desaparecí más de un mes (creo, no conté. Pero si fue mucho). Creo que ya ni lectores tengo por ser tan abandona hogares. Lo siento.

No puedo hacerle recapitulación porque estoy en la biblio de mi universidad y esto fue demasiado rápido, si no lo subo ahora no lo subiré jamás. Es mi único momento libre.

El futuro es hoy, oiste viejo? Xdxdxd aveda no tiene nada que ver.

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El juego no había durado mucho después de eso. La pelea había ocurrido faltando 5 minutos para concluir el partido, por lo que, una vez terminó, la mayoría del alumnado había seguido a Louis y Rupert en su caminata de la vergüenza hasta la oficina del director.

A pesar de las protestas por parte del director Lester, ninguno de los espectadores se había movido siquiera un ápice; todos habían formado una especie de escolta masiva que envolvía a ambos chicos con murmullos y risitas nerviosas.

Louis no los culpaba, la verdad. Esto era la mayor cosa que había ocurrido desde que el ciclo escolar había comenzado. Todos estaban sedientos de acción y él junto al idiota de Rupert, eran la fuente de entretenimiento de todos.

Calculaba que pasarían al menos unas dos semanas para que se olvidaran de esto.

Una vez hubieron alcanzado la escuela, la multitud de fisgones había quedado rezagada tras las puertas del edificio principal. Ahora solo eran Miss Greta, Rupert, Louis y su tío Lester quienes caminaban lado a lado, cruzando el vestíbulo hasta llegar a la oficina del director.

—Siéntense— ordenó Lester, poniéndose de pie tras su escritorio mientras Miss Greta cerraba la puerta y se paraba frente a esta.

Louis y Rupert tomaron lugar en el sillón lo más alejados posible.

Rupert se veía más molesto pero también algo avergonzado, como si le diera pena que toda la escuela se enterará de que estaba en problemas.

Mientras tanto, Louis tenía cara de póker. Ya sabía lo que había hecho, y sabía que tenía razones. Y cualquier castigo no podía ser peor que lo que ya estaba viviendo así que, no le importaba nada.

—Primero que nada...— el regaño comenzó a eso de las ocho treinta, calcula Louis.

Para cuando hubo acabado, eran las nueve y cuarenta.

Su tío pasó unos veinte/treinta minutos recordándoles que, "esta academia no es ninguna preparatoria corriente como para ir por ahí riñendo con todo el mundo'' y que ''podría expulsarlos a ambos en ese momento, por todo lo que sabía''.

El ojiauzl no prestó mucha atención, la verdad. Todo lo que veía era a su tío hablando sin parar y a Miss Greta observando todo con ojos preocupados. Pero no le importaba.

¿Cuál era el castigo? ¿Qué iba a proceder? Quería saber ya, para poder irse. Tenía cosas que hacer y lugares en donde estar.

—Por ende, he concluido que, aunque ambos tienen culpa, Rupert deberá recibir un castigo más severo— aquellas palabras atrajeron la atención de Louis, quien dejó de examinarse las cutículas para posar la mirada en su tío.

Sintió a Rupert reincorporarse en el sillón, y pronto su estúpida voz llenó la estancia mientras se quejaba de lo injusto de todo.

—¡Louis se saldrá con la suya solo por el hecho de que es su sobrino! — había bramado.

—Los privilegios acá no existen, Rupert— contestó Lester de forma serena. —Pero tú has sido quien inició la pelea, ¿no?

No obtuvo respuesta. Rupert se limitó a apartar la mirada.

𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1| Larry StylinsonWhere stories live. Discover now