DEUXIÈME

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Louis no era precisamente un alumno modelo. De hecho, había pasado más horas en la oficina del director, que en un salón clases.

Y es que además de insolente, Louis no soportaba aquel juegucho que la mayoría de los maestros manejaba; Ya saben, eso de 'Soy-un-adulto-y-soy-una-autoridad-que-puede-burlarse-de-ti-y-tu-no-puedes-defenderte-porque-debes-respetarme.' Louis jamás había permitido que aquella ideología le complicase la vida, ni siquiera con sus padres. Porque si, a una autoridad se le respeta y se le trata propiamente. Pero, si dicha autoridad no muestra respeto y abusa de su posición, tú no tienes por qué ser respetuoso. Louis sabía que más que alumno, era una persona, y se merecía respeto.

Por lo tanto, cada intento fallido de algún docente de hacerse el listillo con Louis, terminaba en el ojiazul siendo reportado y/o suspendido. Además de eso, Louis frecuentemente faltaba a clases; tanto escolares como de ballet.

Nunca se dejaba perjudicar lo suficiente como para reprobar o repetir el curso, pero, jamás le había dado la prioridad que se debe a las clases. Por lo tanto, poseía cierta fama entre los profesores.

Ciertamente, se aprovechaba un poco de ser el sobrino del fundador, pero su comportamiento no era cien por ciento basado en ese hecho. Louis siempre había sido así. Sabía que era lo suficientemente inteligente como para permitirse faltar a tantas clases.

Pero claro, siendo su tío un fanático de la disciplina, Louis siempre recibía un castigo por parte de su tío Lester, por cada cosa mala que hacía. Nada muy serio, solo cosas como que las cocineras le negasen el postre en almuerzo. O perder su derecho de salir del internado los fines de semana, ser asesor de chicos nuevos en el ballet, ordenar vestuarios en el gran almacén o reparar zapatillas en el taller.

Por eso, aquel fin de semana, a Louis se le había negado el permiso de salir de la Academia. Tuvo que quedarse, junto con el reducido grupo de alumnos que prefería encerrarse en los dormitorios para charlar, ver películas en internet,  o simplemente jugar en la sala recreativa.

Louis realmente quería salir; su suplemento de té se estaba agotando y no podría soportar hasta el próximo fin de semana. Probablemente se volvería loco y correría por todo el campus en calzoncillos o algo así.

Pero en vez de ello, aquí estaba: a las nueve de la noche, en una noche fría y ventosa, encerrado en el complejo de Ballet.

''¡Estúpido casillero!'' gritó el chico de cabello castaño, pelando con el casillero del vestuario de hombres.

Quedarse de ultimo solo para ayudar a las chicas más robustas con sus cargas, no era algo que tuviese planeado para ese sábado por la noche. Pero aquella era la penitencia impuesta por su tío y Miss Greta por no haber asistido a sus últimos ensayos.

''Pues a la mierda, me rindo'' declaró, azotando la chirriante puerta con fuerza. Lejos de cerrarse, la puertecilla de metal simplemente rebotó, volviendo a pegar contra la puerta del casillero vecino. Malditos casilleros, eran un vejestorio.

Dejó el casillero como lo encontró cuando llego—abierto y vacío. Caminó despreocupadamente por el pasillo del edificio, dejando atrás las salas de ensayo mientras andaba con actitud amargada.

''Malditas clases de mierda y maldita luz de mierda que no dejaba de parpadear, seguro tengo un aneurisma. Y encima la niña esa no sabía siquiera como hacer un puto arabesque....Carajo, odio a mi tío'' Louis soltaba maldiciones a diestra y siniestra a medida que encontraba su camino fuera del edificio. Cuando detuvo su obscena letanía para abrir la puerta, descubrió la distante melodía de una pieza no clásica, brotando de una de las aulas.

𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1| Larry StylinsonOù les histoires vivent. Découvrez maintenant