Capítulo 43

80 16 8
                                    

(Tres días después)

No volví a ver a Chad desde esa noche pero si estaba presente en mis pensamientos y sueños. Por una parte tenía razón. Dejando de lado las cadenas y los dos momentos que estuvo fuera de lugar, el trato es bueno, no puedo quejarme por esa parte. También con él estoy a salvo. Si hubiese ido por la lista por mi cuenta, tal vez, ya no estaría contando esto. Puede que, si le doy una oportunidad, me de lo que quiero: la libertad. Al fin y al cabo, él es el padre de mi hijo y estoy muy segura que no puedo deshacerme de él. Pero no puedo decir lo mismo de Camille. Ella creo que no tiene la oportunidad de la vida por parte de Chad. Tengo que convencerla de irse.

— Camille, ¿por qué no aprovechas ahora y huyes? —le pregunté mientras ella, dubitativa, miraba el móvil.

— No pienso hacerlo y menos ahora —frunce el ceño.

— No te matará si me dejas a mí aquí.

— Bueno... —alarga—. ¿Ya no quieres irte? —dice como si estuviera programada a hablar. Lo que estaba en ese móvil era el culpable.

— Por ahora no—la fulmine con la mirada—. Camille —dije un poco alto para llamar su atención—. ¿Qué ocurre?

— ¿Qué? Nada —me mira—. Sólo estoy perdiendo en un juego. Y deja de insistir, no voy a irme a ningún lado. Si estuviera ahí fuera, estaría muerta. No soy muy hábil para la lucha sólo sirvo como espía. Siendo espía tenía que ocultar mi identidad hasta a los del bando por lo tanto no hice ningún amigo lo que lleva a que no tengo contactos en caso de cosas como estas.

— Puedes considerarme a mí como tu aliada.

— Ya entiendo, ya entiendo... —dice asintiendo con la cabeza— Tú lo que quieres es que este de tu lado para poder escapar. Esta vez no te ha salido la jugada —camina hacia la puerta moviendo su trasero de un lado hacia el otro orgullosa.

— ¡No! Hablo enserio. ¿Prefieres confiar en Chad antes que en mí?

— Chad no está encadenado, tú sí. Algo habrás hecho —dice antes de cerrar la puerta.

Grité por rabia e impotencia. ¿Cómo es que Chad siempre se sale con la suya? Maldita sea.

(Cuatro días después)

Veía a Camille muy inquieta, caminando de un lado hacia el otro de la habitación.

— Mientras me haces la zanja en el suelo, podrías pensar en alto para que no seas tan molesta —dije cansada.

— Es que quiero decirte algo pero creo que no debo.

— Tú dímelo y luego vemos si tenía que saberlo o no —sonreí mostrando mis dientes.

Se acerca a mí como si hubieran más personas en la habitación y no quisiera que la escuchasen.

— Es sobre Chad.

— ¿Qué le pasa a Chad? —fruncí el ceño.

— Ese es el problema que no lo sé. Ya tenía que estar de vuelta y no contesta a su móvil. Lo tiene apagado.

— ¿Cuándo hablaste por última vez?

— Dos días después de que se fuera —dice preocupada.

— Él sabrá lo que hace y tú, es preferible que traigas tu mejor arma.

— Chad me las quitó —se rasca la cabeza.

— ¡Pues ve a buscar algo! —sale corriendo— Mas te vale que vuelvas con un buen arma —grité. Chad, ¿cómo pudiste dejarme en manos de esta niña?

Las horas pasaban y Camille no volvía. Tenía hambre y ganas de ir al baño tanto que si la veía le iba a mear encima.

— Camille, ¿qué coño estás haciendo? —grité.

No hubo respuesta por su parte pero tras unos minutos, asoma tímidamente su cabeza por la puerta.

— Sólo pude encontrar un cuchillo, es el más grande.

Suspiré. No es su culpa de que Chad sea un gran hijo de puta.

— Espero que sepas usarlo —con mis palabras se relajó y se adentro en la habitación junto con un buen plato de comida. Ella sabía como calmar mis hormonas en caso de que estas brotaran.

¡Ups! Un día másWhere stories live. Discover now