Capítulo 13

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Madison

La charla con Chad me tranquilizó un poco. Fuimos dentro no sin antes darle unos golpes al saco de boxeo.

Tengo muchas ganas de ir con Alan y abrazarle mientras nos decimos todo sin hablar, en silencio.

Dentro, le busqué con la mirada pero sólo estaba Bryce. Sin poder aguantarme, estallé.

— ¡Por tu culpa Hudson está muerto! —me acerque a ella— ¡Tu hijo se debió de haber quedado en casa!

— Él no estaba a salvo aquí. —me hace frente.

— Madison tiene razón. Ahora somos menos cotra muchos por culpa del niño. —dice Chad.

— ¡Cállense los dos! —dice Alan detrás nuestra— Mad, ¿tu qué coño estabas haciendo en el coche? —sigue sin dejarme hablar— Lo único que tenias que hacer era vigilar al chico. Tú —me señala— eres la única culpable por la muerte de Hudson. —dice con el tono mas frío y duro posible.

— ¿¡Qué!? Estás de broma, ¿no? —dije.

— ¿Te parece que estoy para bromas? Podrías haber cerrado las puertas o sujetarlo pero tu no has hecho nasa para salvar a Hudson.

— La misión era para nosotros, el niño se debió de haber quedado en casa. —me defiende Chad.

— ¿Acaso estoy hablando contigo?

— Yo hablo cuando me salga de los cojones y Madison no tiene la culpa de nada. Como el niño no se quedo en casa, debió de haber muerto.

— ¡Es mi hijo! Y también es un ser humano, vivo. —dice Bryce con lágrimas en los ojos.

— Y también es un inútil. Hudson era nuestro compañero y le necesitamos.

Yo sólo miraba la escena, no podía creer lo que acaba de decirme Alan. Es Alan, no una persona cualquiera. Si fuera así no me importaría nada pero viniendo de Alan... No me lo esperaba.

— Deja de echarle la culpa y hablar así de él. —le dice Alan acercándose a él.

— ¡Me importa una mierda el niño! —ríe— Podría ir a matarlo ahora mismo y me daría absolutamente igual.

— Como te atrevas... —dice Alan entre dientes y mirándole furioso.

— ¿Qué? ¿Vas a pegarme?

— No, me das pena.

— ¿Ah si? Pues ya lo hago yo. —Chad le golpea bien fuerte en el estómago. Alan se retuerce en el suelo— Tu me das pena. ¡Defiende a tu mujer, idiota! —le da otra patada.

Me toma de la mano llevándome a su habitación cerrando la puerta de un portazo.

— ¡No puedo entender como ese gilipollas puede defender a esa! A la que no tiene nada con ella. Es muy evidente quien es el culpable. —dice con rabia tirándose en la cama— Siéntate. —me ordena.

Quitó sus pies haciéndome un lado para poder sentarme. Me senté pero no porque él me lo dijese sino porque estaba dispuesta a estar un buen rato aquí. No quiero verle la cara a ese...

— Espero que no vuelvas con ese memo por lo que te acaba de decir.

No le conteste, me eche en sus piernas. No sabía que hacer. Tengo a su hijo dentro de mi y él hubiese sido el único que le hubiese querido. Aunque la decepción es enorme.

— ¿Estás bien? Antes no parabas de hablar y ahora ¿nada?

— Estoy pensando.

— ¿En una venganza? Me apunto.

— No, en el niño.

— ¿En ese saco de basura? Bryce tuvo la culpa, deja de pensar en eso. ¿Quieres que vaya ahora y lo mate para estar en igualdad? —se sienta en la cama.

— No en Jimmy estoy pensando. En el niño. —toqué mi barriga.

— Oh... —se vuelve a tumbar— ¿Qué harás?

— No tengo ni idea. Seguramente él ya no lo quiera.

— Él no sabe de su existencia así que no puedes saber su respuesta.

— Tienes razón. Ya no sé nada sobre él, ya no lo conozco.


Alan

— Alan, ¿estás bien? —dice Bryce poniéndose a mi lado.

— Sí, sí. —tosí e intente levantarme. 

Bryce me ayudo en el proceso.

— Ese hijo de puta me las va a pagar. —dije cabreado.

— Déjale, tampoco fue bonito de tu parte echarle la culpa a Madison. Ella no es la culpable.

— ¡Si lo es! No ayudo en la misión, no detuvo al niño, ¡no hizo nada! Y ese capullo, ¿qué se mete? —me enfurecí más— Voy a matar a ese pedazo de mierda. —fui hacia las escaleras.

— ¡No, Alan para! —tira Bryce de mi mano. Me solté.

— Él debió de haber muerto en vez de Hudson. —seguí subiendo.

— ¡Alan déjale! —vuelve a tirar de mi.

— No, suéltame. —seguí subiendo llevándome también a Bryce.

En un momento ella me suelta y se pone rápidamente delante mía.

— No esta bien lo que haces.

— Sí que lo esta. —reí con un tono malvado.

— Alan... —me besa.

Me asombre.

— ¿Por qué has hecho eso? —le pregunte.

— Para que pararas. —tira de mi para llevarme a mi habitación y cerrar la puerta con llave.


¡Ups! Un día másWhere stories live. Discover now