Capítulo 9

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Alan

Un grito salido de lo mas profundo del alma me hizo levantar la vista.

— Voy a subir. —dije dirigiéndome a la puerta.

Chad me tomó del pie y Hudson vino rápido hacia mi.

— ¿Estás loco? —me dice Hudson.

— ¡Está muriendo delante de mis narices!

— No puedes hacer nada.

— ¡Suéltame!

Intenté safarme pero pusieron resistencia entre los dos.

— Alan, lo siento por esto. —dice Hudson antes de darme un fuerte puño en la cara.

— Dulces sueños. —pude escuchar a Chad antes de desmayarme.

— Ah. —dije al despertar tocándome la cara.

— Por fin despiertas. —me dice Hudson.

— Hijo de puta. —le tome de la camiseta y lo golpeé con la puerta.

— ¿Qué me harás? Deberías de darme las gracias por salvar tu vida.

— ¡Ella murió! ¿Qué gracias voy a darte? —le solté y miré hacia delante— ¿Qué estamos haciendo aquí? —estábamos en una pequeña clínica secreta del bando.

— Chad necesitaba un medico.

— ¿Cómo puedes estar tan relajado? ¿No te importo Madison? Pensé que eran amigos.

— ¿Y que quieres que haga? —levanta la voz— ¿Quieres que me desespere y mate a todo el mundo? Ella fue mi amiga pero, ¿sabes qué? Aún te tengo a ti. Fuimos amigos desde hace mucho más. Me hubiese dolido más que murieses tu que ella.

Me eche hacia delante, poniendo los codos en las piernas y la cara en las manos.

— Ésta vez si que es enserio. No puedo creerlo. No se merecía nada de esto. Yo la quiero. Ella creía que tenía algo con Bryce. —giré mi cabeza para ver a Hudson. Él me miraba atento— Me parece una total estupidez que pensara eso. Yo la quería, me acostumbre a ella. Es mi hogar.

Chad viene hacia el coche. Le miré, luego mire a Hudson y volví a mirar al individuo que se acercaba.

— Me olvidé algo en el coche. —dice Chad.

— Serás... —me gire y quise darle un puño a Hudson pero éste se movió dando como resultado la ventana rota.

— ¿Aprendiste la lección? —me dice.

Madison

Volví a tirar de la cama para alejarme del fuego pero el seguía acercándose. Ya no habia escapatoria. Llegó a mi pie. Grité. Al sacudir mi pie para apagar el fuego, vi el cuchillo que me enganché al pie.

— Última oportunidad. —me dije.

Lo tomé y con ayuda de el, me corte parte del dedo pulgar y el meñique para poder sacar la esposa. Los gritos me acompañaron mientras lo hacia. Dolia muchísimo pero menos que morir quemadote viva.

Con dificultad salió. Sin mirar ni pensar más, me tiré por la ventana cayendo encima de alguien. ¡Ups! Por lo menos me amortiguaron la caída. Aunque después de todo, la caída no es nada.

— ¡O Dios mio! —me dijo Hudson ayudándome— ¡Estás viva! —me abraza fuerte.

— Sí pero casi no lo cuento.

Intenté ponerme de pie pero con las quemaduras me era difícil aguantar. Al darme la vuelva, vi a Chad. Me miraba sorprendido.

— ¿Estás...? ¿Pero cómo? —dice sin poder creérselo.

— Uno que lucha hasta el final. —le sonreí y luego le mostré la mano.

— ¡Ostia puta! —se levanta y me da su camiseta para envolver mi mano. Él quedando con el busto desnudo— Llévala al coche. —le dice a Hudson— Tengo una idea.

— Casi me da un infarto. —me dice Hudson al llevarme al coche.

— A él si que le dio. —señalé a Alan— ¿Qué le paso?

— Quiso hacer algo estúpidamente heroico y me vi obligado a golpearle.

Al dejarme con cuidado en el coche, volvió con Chad y levantaron a Alan para traerselo al coche.

— ¿Y con ellos? —señalé a la mujer y al hombre.

— Lo que se merecen. —dice Chad con una mirada diabólica.

Se dio la vuelta y les disparó a los dos en la cabeza. Luego tomó a cada uno y los tiró en las llamas. Hudson y yo nos quedamos estupefactos.

— Vámonos, Madison necesita un médico urgente. —nos dice subiendo al coche.

Hudson se monto atrás y Chad conducía como un maniático. Llegados a la clínica del bando, Chad me acompaño y Hudson se quedo en el coche esperando a que Alan despertara.

— Ya entiendo porque eres tan apreciada por el bando. Vas con dos cojones y —tose— eres increíble.

— No exageres. 

— No estoy exagerando. Realmente pensé que ibas a morir y no estaba preparado para escuchar tus gritos de sufrimiento. ¿Sabes lo que es salvarte a ti y dejar a un compañero atrás para morir?

— Lo sé pero tu no podías hacer nada.

— A lo mejor. No puedo pensar rápido bajo presión.

— Esta bien.

— Me alegro que sigas entre nosotros, no podemos perder algo tan valioso. —me sonríe.

— Cállate, prefiero al Chad rudo. —se echa a reír.

Me llevo con una enfermera y le explico la situación.

— Te pondrás bien. —me dice antes de que el medico llegara.

— Lo sé, siempre lo hago.

¡Ups! Un día másWhere stories live. Discover now