Capítulo 7

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Alan

— Demuéstralo. —dice ella mirándome fijamente a los ojos. 

— ¿Acaso crees que engañaría a la persona que tarde en conseguir su amor?

Esos ojos que ahora estaban repletos de odio y rabia, ni una pizca de dolor. Eso me dolió. Por mi culpa está así. Pero ella no sabe que yo realmente no siento nada por Bryce sino que estoy ciegamente enamorado de ella. Pero como demostrarle eso.

Un silencio se propaga en la habitación dando lugar a muchas cosas pero sin producirse.

Ella se fue dejándome solo. Me tumbe en la cama dejándola que se calmara. Sé que le afecto el incidente, demasiado por lo visto. Aun me sigo preguntando como es que Chad la encontró.

Al poco rato, Bryce llego de la compra, preparó la comida y nos llamó a todos. En la mesa, Mad estaba mirando a la nada con sus manos a cada lado del plato. Hice el mismo gesto y con el dedo pequeño le acaricie su mano. Tenía un poco de miedo por si me rechazaba pero todo lo contrario. Ella acercó su mano mas a la mia, quedando debajo de ella. La tomé y besé su mano. Sin mirarme ella sonrió. ¿Cómo no voy a quererla?

— Alan, ¿que tal te parece la comida? —me pregunta Bryce.

No sé si soy yo o lo hace a posta para molestar a Mad.

— No esta mal. —hice una cara de disgusto.

— ¿No te gusta? —dice decepcionada.

— Podría estar mucho mejor. —dice Chad sin dejarme responder— Con lo fácil que es hacer este plato, te salio muy mal.

— ¿Enserio esta tan mal? —dice Bryce totalmente apenada.

— A mi no me lo parece. Es comestible. —dice Mad indiferente— Me gusta.

— Bueno, gracias. —Bryce la señala— Alguien que sí aprecia la comida.

Ahora parecía que yo estaba en contra de Bryce porque Mad me lo dijo pero realmente eso era lo que sentía.

Después de acabar de comer hicimos unos cambios en la casa y pensamos que más cosas podríamos necesitar hasta que K nos llamó por una misión. Íbamos todos menos Bryce y su hijo. Junto a Mad subimos a nuestra habitación.

— No tienes que fingir. —me dice ella.

— No estoy fingiendo, realmente no me gustaba.

— Y si yo te cocino, ¿vas a decir todo eso delante de ellos? Porque no es bonito. —sin dejarme hablar, ella siguió— A mi me daría igual. Si no te gusta, no comas. Pero a ella, por lo visto, no le gusto. Es la única que cocina para todos y recibe quejas.

— Vale... ¿Quieres que le pida perdón?

— No. Sólo piensa más las cosas antes de hacerlas. —me guiña el ojo y se quita la camiseta— Aunque, no me esperaba que le dijeras eso.

Sin decirnos nada más, nos cambiamos de ropa. Como yo acabe antes, la espere echado en la puerta.

— Tiempo sin llevar esto puesto. —dice mientras hace unos giros de cadera.

— Tiempo sin hacer una misión juntos. 

— Cierto.

Me acerque lentamente a ella.

— Y... ¿lo extrañabas? —me moví travieso.

— Sí, bueno, más bien echo de menos hacer una misión.

—  Entonces, ¿no quieres hacer una misión conmigo? —la tome de la cadera.

— Hm... —hace una cara pensativa— Creo que no.

— ¿Cómo? —gire mi cabeza como si no hubiera entendido para luego comenzar a hacerle cosquillas.

Ella se echo a reír a carcajadas. Se tiro al suelo e intento deshacerse de mi pero le fue inútil con todo mi cuerpo encima del suyo.

— Para. —intenta decir.

— No te escucho. —dije mientras le seguí haciéndole cosquillas hasta que alguien nos interrumpió.

— Tortolitos, tenemos que irnos. —nos dice Hudson.

— Ahora vamos. —le dije.

Me levante y le tendí la mano a Mad para ayudarla a levantarse. Al estar de pie, tire de ella para pegarla a mi.

— Te quiero. 

— Y yo.

Cerramos nuestras declaraciones con un beso.

Al bajar, nos equipamos con las armas y todo lo necesario para la misión. Yendo hacia el coche, me quede más atrás con Hudson mientras Mad con Chad iban delante.

— ¿Ya están bien? —me pregunta.

— Eso espero.

— Eres idiota como vuelvas a hacerle algo. Te costo tenerla y ahora te la estas jugando. Si la pierdes te lo aseguro que no vas a volver a tenerla.

— Lo sé. —la mire. Estaba hablando en susurro con Chad— ¿Cómo la habrá encontrado?

— Eso es lo de menos mientras este bien. ¿No crees?

Una vez todos en el coche, prendimos rumbo a la dirección que nos dio K. Por lo visto es la típica casa a la que uno va a pasar el verano con sus amigos. Esta hecha toda de madera, con tres pisos.

— ¿Listos? —nos pregunto Hudson.

— Siempre. —le contesto Mad.

Nos bajamos del coche, fuimos hacia la puerta y la tocamos al timbre. Al abrirse, sin esperar, nos adentramos y sacamos nuestras armas. Habia un hombre y una mujer. Madison y Chad se fueron a la parte de arriba a despejar la zona.

— ¿Siempre son así? —dice el hombre.

— ¿Qué quiere decir? —le pregunte.

— Hacen las cosas con tan poca cautela. ¿Creen que todo es tan fácil?

— Hudson ve arriba. 

Sin decir nada, se va pero al estar en las escaleras una pequeña explosión nos hizo caer al suelo. Pequeñas llamas se fueron expandiendo por toda la casa.

— Veis, no sintieron el olor a gas. —dijo el hombre tranquilo.

— Saquémoslos fuera.

Una vez fuera, gritamos a Mad y a Chad para que salieran. Sólo había una manera: saltando por la ventana. Después de que Chad se asomara por la ventana, pasaron unos minutos que parecieron eternos. Fui pensando en como entrar por abajo y traspasar las llamas. Ni llegaría arriba y ya estaría muerto. La casa quedó rodeada por un fuego devorador que inflamó el cielo del atardecer con colores rojos, amarillos y negros. Mire al hombre. Estaba viendo la casa como la mejor obra de arte jamas vista. Tenia una sonrisa feroz imaginándose a las personas chamuscarse, obligados a retroceder por las llamas. 

En un momento, Chad salto por la ventana  queriendo caer en el árbol que estaba cerca de la ventana. Por desgracia, no logro agarrarse a nada estable y se fue golpeando con las ramas y finalmente con el suelo. Grito de dolor.

— ¿Qué te paso? —fui hacia él.

— Me disloque el brazo, tienes que ponérmelo. —dijo entre quejidos.

Sin pensar más lo hice.

— ¿Y Madison? —le pregunte al ver que no saltaba.

— Ella no logro escapar de las llamas, hice todo lo que pude.

— ¡Qué! ¿Estas de broma, no?

Niega con la cabeza.

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora