Capítulo 38

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Madison

Después de la huida estaba claro que tenía que cambiar de hotel. Dicho y hecho. Hice una reserva en otro con unas mejores condiciones. También entré a la farmacia a comprar un test de embarazo para salir de dudas.

Llegando al hotel, seguí las instrucciones del test y supuestamente podía durar hasta cinco minutos para que salga el resultado exacto. Como no estaba para perder el tiempo, lo deje en la cama y me fui a duchar. Las maletas estaban casi hechas, esperaba que algo de esto pasara.

Saliendo de la ducha me pegué un susto de muerte al ver a Chad sentado en la cama.

— ¿Qué coño haces aquí? —me puse la mano en el corazón— Se suponía que no querías saber nada de mi. ¿Acaso me has estado siguiendo?

— No perdería mi tiempo en seguirte pero otra persona lo ha hecho por mi.

— Lo mismo es. ¿Qué haces aquí?

— Explícame esto —levanta el test.

— Como puedes ver, es un test de embarazo —dije sarcástica.

— No te hagas la tonta. ¿Es mio?

— El test es mio, está claro. Yo oriné en el —seguí ironizando la situación.

— ¡Déjate de estupideces! —grita— ¿El bebé es mio o no? —me puse seria.

— Si es que haya salido la prueba positiva, sí.

— Salió positivo —me extiende la prueba. La miré espantada.

— Lo vas a tener —dice autoritario mientras se cruza de brazos.

— ¿¡Estás loco!? ¿Cómo voy a tenerlo? Si ni siquiera siento algo por ti. De hecho, te odio —levanté la voz.

— Algo que tenemos en común aparte del bebé —dice muy tranquilo.

— ¡Ves! Con más razón para no tenerlo.

Suspira y mete la mano en su bolsillo.

— Vine preparado, sabía que esto podría pasar —se acerca a mi.

— ¿Qué estás haciendo? —retrocedí unos pasos.

— Ahorrándome todas tus boberías.

Con una mano me agarra fuerte de la nuca y con la otra me tapa la nariz con un paño. Por el olor, tenía cloroformo. Mis puños fueron insignificantes al efecto inmediato de la sustancia.

El despertar vino junto a un tremendo dolor de cabeza. Intenté abrir los ojos pero me costaba bastante aclarar la vista por el mareo que llevaba.

— Por fin despiertas —dice Chad con un tono aburrido.

— Espera a que me recuperé y te daré tu merecido —dije como pude.

— Me gustaría ver eso —ríe a carcajadas.

Quise llevarme la mano a la cabeza pero ésta fue detenida en la trayectoria. En ese momento un nerviosismo se hizo con mi cuerpo y me vi obligada a reaccionar dejando los dolores atrás.

— ¿¡Qué significa esto!? —grité y moví mis manos locamente hasta a hacerme daño. Estaba encadenada de pies y manos y la ropa que llevaba se transformó en un camisón. Por el frescor que entraba por debajo, estaba segura de que no llevaba ropa interior. Debería de sentirme libre por como voy pero las cadenas hacían todo el peso— ¡Hijo de puta! Lo tenías todo planeado, ¿no?

— Baja el tono —dice casi ignorándome por leer algo en su móvil. Estaba sentado en una silla que había en medio de la habitación. Aparte de eso, había una mesilla al lado con una copa y un piano atrás. Y yo como monumento.

— ¡Suéltame! —seguí tirando de las cadenas lo que llevaba a que estén más apretadas.

— Si sigues así sólo te harás daño.

— Como si te importara —dije con asco.

— No quiero hacerte daño. Sólo quiero que tengas a ese bebé y esta es la única forma. Si me hubieses avisado de antes, hubieses tenido mejores condiciones —se encoge de hombros.

— ¿Qué te crees que yo lo sabía? Porque si fuese así, le hubiera matado yo con mis propias manos —dije con rabia.

— Cuidado con lo que hablas, no te conviene para nada enojarme —me advierte. Toma un trago y se levanta.

— Chad, no puedes dejarme aquí.

— Tampoco puedo dejarte fuera —dice mientras se dirige a la puerta—. El aborto se puede hacer hasta los tres meses y pico. Si te portas bien, solo estarás ese tiempo.

— ¿¡Estás loco!? Yo también tengo el derecho de decidir si tenerlo o no. La decisión no es sólo tuya.

— Adelante, haz algo, intenta oponerte —se ríe. Mientras yo le insultaba, el salió por la puerta pero volvió—. No deberías de tener el derecho de matar a un pobre bebé —se va dando un portazo.

¿Y ahora le sale el instinto paternal? Lleva años matando a personas desde inocentes hasta culpables y no le importó nada. Me parece tan irreal todo. ¿Cómo pudo pensar en encadenarme de esta forma? Creo que se le ha ido la olla. Algo tuvo que pasar en este pequeño tiempo porque estoy viendo al Chad que conocí el primer día.

¡Ups! Un día másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora