✪Una explicación... otra vez✪

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Tras aquel beso que podía haber pertenecido a un perfecto cuento de hadas. Las cosas estaban por complicarse más.
Quizás no en ese momento, pero pronto ambos tendrían que enfrentarse a las consecuencias de la unión que acababan de crear entre ellos.

Pues por fin, ambos se habían dado cuenta de los sentimientos que tenían por el otro.
Y tras finalizar su beso, el chico y la chica se quedaron mirándose unos instantes, y después una pregunta se creó: ¿Y ahora qué debían hacer?

De primeras, antes de poder siquiera pensarlo un poco, el teléfono de la chica los despertó de su ensoñación, y pronto, esta le hizo un gesto un tanto vergonzoso al azabache, pidiéndole que esperase. Nada más tomar el teléfono, observó que no era una llamada, si no una videollamada, y al contestar, se sorprendió al ver a la pareja en la pantalla de su teléfono.

― ¿Akane? ¿Curt? ¿Os habéis ido del café?

―Claro que sí, no nos íbamos a quedar allí viéndole la cara a tu ex ―dijo el rubio riendo suavemente.

―Además, dinos donde estás aún hay que hablar mucho sobre Tom y lo que sientes por él ―dijo la pelirroja con una sonrisa y la morena en ese instante se sonrojó a rabiar.

En ese instante el demonio -en su forma humana-, hizo acto de presencia frente a la cámara, y la pareja se quedó callada mientras sonreía nerviosa, sin saber muy bien qué decir al respecto.

―No os preocupéis, el sentimiento es mutuo, mi angioletto y yo ya nos hemos besado para confirmarlo ―dijo burlonamente y allí, Caeli le dio un tremendo codazo en el estómago, dejándole sin aire―. Joder, ¿desde cuándo un humano puede dar tremendas hostias a un demonio?

― ¡Eso da igual! ¡Contad los detalles! ¡Contad! ―dijeron la pareja en la pantalla al unísono mientras que la morena y el azabache reían suavemente.

―Quizás en otro momento ―dijo Caeli asintiendo suavemente.

― ¡Vamos hermano! ¡No me dejes así! ―le pidió el rubio al azabache quien rio suavemente y negó.

―Eres un humano interesante, y lo digo en serio, me caes bien. Ya te contaré lo que ha pasado ―dijo y la pelirroja tosió para que le hiciesen caso―. Sí, Akane. A ti también te lo contaré.

La periodista simplemente sonrió ante la afirmación del azabache, y tras un rato intentando que la pareja dejase de hacerles preguntas, la morena colgó y pronto suspiró guardando su teléfono, no sin antes ver un mensaje de su amiga en el que ponía: "Recuerda que, sin globito, no hay fiesta".

Caeli se sonrojó a rabiar y gruñó suavemente con una vena de su frente saltada, sin duda su amiga no tenía remedio: Era una maldita pervertida.

―Se lo que ha puesto por tu cara, eres como un libro abierto angioletto ―dijo burlón el azabache mientras reía suavemente rodeando con un brazo los hombros de la menor.―Anda, vamos a tu casa ―sonrió suavemente y Caeli asintió suavemente mientras tomaba a la chica de la mano y le guiñaba un ojo―. Vamos a un lugar más apartado y así no debemos preocuparnos por miradas curiosas.

Dijo el chico con toda la calma del mundo, sin saber que las miradas curiosas jamás se apartaban de ellos. Aun así, poco podía importarles, debido a que, mientras iban tomados de la mano, la sonrisa en sus labios era sumamente evidente. Y cuando llegaron a una parte alejada del parque, el chico tomó de la cintura a la italiana, y cerrándole los ojos, chasqueó sus dedos.

Un silbido fue lo único que escuchó la chica, y cuando abrió sus párpados, se sorprendió al encontrarse en su habitación.

―Iba a preguntarte como lo has hecho, pero está claro que has utilizado tus poderes ―dijo ella riendo suavemente para mirar al chico y tomar su mano con calma―. Te he echado de menos gatto cattivo... ―susurró ella alzando su mirada al chico.

My Demon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora