✪Encuentros y noches de pasión (p.2)✪

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― ¿Dónde están estos idiotas? ¡¿Cómo se atreven a hacernos esperar?! ―preguntó cierta azabache, frunciendo su ceño mientras miraba su teléfono, observando cómo los amigos de su pareja, tardaban ya cinco minutos en aparecer

―Vamos, vamos Angel, solo han sido cinco minutos, seguro que no tardarán en venir ―sonrió el chico de cabello blanco, acariciando el brazo de la fémina, quien le miró con firmeza y, tras una tierna mirada de parte de su novio, solamente pudo inflar sus mejillas "mosqueada" y asentir.

―Está bien, ¡pero si se tardan más me cabrearé de verdad!

―Lo sé cariño, lo sé ―rio suavemente el chico quien se acercó más a la mujer. La chica en ese momento desvió su mirada, como si no se diese cuenta de que él se estaba acercando―. Si quieres me alejo, pero primero dame un beso ―sonrió dulcemente el dibujante, haciendo sonreír y sonrojar a Angel.

―Bueno... si lo dices así, no voy a poder negarme ―dijo ella asintiendo suavemente y girándose a ver a su pareja, quien sonrió de aquella manera que tanto le gustaba a la azabache.

Comenzaron a acercarse, lentamente, con sus ojos cerrados. Hasta que algo brillante los interrumpió, y con cara de pez, se giraron a ver. Allí estaba Caeli, con teléfono en mano y una encantadora sonrisa que hizo sonrojar a los jóvenes enamorados.

― ¡Dios! ¡Os veis increíbles! ¿A qué sí? ―le preguntó al de cabellos negros, quien vio la imagen y asintió dando su aprobación.

―Sois un par de tortolos ―se burló el más alto mirando con calma a la azabache, que parecía querer arrancarle la cabeza a los dos que acababan de llegar, aunque el dibujante le detuvo.

―B-Bueno, sentaos y pongámonos a hablar, hay muchas cosas que contar.

Tras conseguir relajar a la fiera que el de pelo blanco tenía por pareja. Los recién llegados se miraron entre sí, y luego a la otra pareja. Por supuesto, los primeros en romper el hielo, habían sido la morena y el chico de ojos ámbares, debido a que tenían muchos temas de conversación pendientes después de todo lo que había pasado.
Aunque algo de lo que la morena no podría comentar era que su novio, era un demonio. Pero por el resto, no había problema.
De vez en cuando los amantes de los dos artistas se metían en la conversación, puesto que no querían ser dejados de lado. Y los dos artistas deseaban que sus parejas se sintiesen integradas y cómoda, por lo que no costó demasiado cambiar de tema, teniendo en cuenta que a tres de ellos estaban unidos por el arte, y cierto demonio estaba bastante al tanto del arte a lo largo del tiempo.

Así consiguieron pasar un buen y entretenido rato, entre charlas triviales y algunas más importantes, se les hizo tarde, observaron a los camareros, que los veían con cierto rencor, diciéndoles con la mirada «idos de una vez», ante aquello, el azabache fue a pagar para que no hubiese problema, la novia del artista fue al aseo, y así, Caeli y Oliver se quedaron solos.

Ella sonrió en su dirección, pero cuando fue a hablar su amigo le cortó―. Caeli, em... creo que deberías andar con ojo de ahora en adelante ―la morena arqueó una de sus cejas, no comprendiendo demasiado bien a que se refería su amigo―. Hablo de Orfeo... ―susurró y ella se tensó en su lugar.

― ¿Qué ocurre con Orfeo ahora? ―le preguntó ella y desvió su mirada, sinceramente, no había pensado en él desde la última vez que se habían visto. Y aunque algunos como Angel le habían advertido sobre él, no les había hecho demasiado caso.

―He escuchado que cada vez se comporta de manera más fría con la gente y que... bueno, que te espía ―dijo y allí la fémina se tensó―. Sé que fue él quien cortó contigo, pero... ―dijo y negó con la cabeza―. Solo ten cuidado, ¿está bien?

My Demon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora