Le Voyage | SS

Revelaciones inesperadas

A la luz de un nuevo día, todos rondaban el centro, viendo que servicios ofrecían. Encontraron mesas de masaje, acupuntura, salones de yoga, saunas, entre otras cosas.

Ivonne recorría varios lugares, con un cómodo y simple vestido azul muy claro.

Pronto, una hermosa música la distrajo de su caminata. Alguien estaba tocando el piano, y excelentemente bien. Eran tonos fuertes, decididos, exquisitos y armoniosos.

Siguió el sonido, encontrándose con un gran salón, cubierto de pies a cabezas de madera y lleno de una enorme cantidad de instrumentos musicales. Caminó entre violines, contrabajos y demás, hasta ubicar, casi en el centro, a un enorme piano de cola, de un negro brillante.

Más increíble que el lugar, era quien estaba tocando: Severus Snape.

Se sentó, en silencio, viéndolo tocar con los ojos cerrados. Era claro que no era magia, y que no era la primera vez que tocaba aquello.

Ivonne no sabia que era más hermoso; él tocando, o la melodía que generaban sus dedos en gran instrumento.

De por si, ella amaba los solos de piano. Y que justamente fuese Severus el que los hacia, era aun mejor.

El ex mortífago abrió lentamente los ojos, mientras tocaba algo muy lento y le indicó que se acercara.

La dama, encantada, se sentó junto a él.

- ¿Sorprendida?- Le dijo con su sedosa voz, sin detener la música.

- Completamente. ¿Por qué jamás me digites que sabias tocar?

- Aprendí no hace mucho. Y es fácil decir: Toco el piano. Pero diferente es demostrarlo.

- Me sorprendes.

- Veamos si te gusta esta pieza...

Por varios minutos, el misterioso pianista se dedicó a regalarle, a su gran amor secreto, una elaborada, delicada y admirable pieza musical, mientras ella se dejaba arrastrar por el momento. Era una delicia para el oído, que ella disfrutaba como nunca.

Finalizó para encontrarse con una gema prismal pillando con un color blanco, y un par de ojos azules a punto de inundarse.

Blanco. Solo indicaba una cosa; felicidad en su estado mas puro y sublime.

- ¿Y estas llorando debido a...?- Le preguntó el experto en pociones y piano.

- Es que es muy hermoso lo que tocaste...- Ella se secó una lágrima que corría por su cara.

- No pidas mas, por que son las pocas que se.

- ¿Cuántas?

- Cuatro. Y por el momento, no espero aprender más.

- Por lo menos sabes cuatro. Yo no se ni una.

- Pero si cantas bien.

- Tú también, no seas bobo.

- Ni se te ocurra comentar eso- La amenazó, mientras la empujaba levemente- Quiero mantener la poca dignidad que me queda.

- ¿Por qué temes mostrarte como eres?- Ella colocó la mano en su hombro.

- Por que no necesitan conocerme así. Esta bien por como ya me conocen.

- Yo te conozco de verdad, y eres mejor que tu falsa imagen.

- Son cosas diferentes- Él bajó la tapa del piano- Ellos tienen prejuicios de todo tipo contra mi, ahora, antes y después, si llego a cambiar. Tú me aceptaste siempre, aun cuando era un mortífago. Si bien jamás entendí por que...