Le Voyage | SS

El atardecer como único testigo

Dos pares de pies descalzos se hundían en la tibia y suave arena, esquivaban cangrejos, saltaban palmeras casuales que dejaban a los demás de su especie para arrojarse a la costa e intentar llegar al mar.

Se encontraban a mitad de camino, en una zona que rara vez era transitada. Era una mancha de soledad entre los hoteles y el faro.

Ivonne tocó la espalda de su acompañante, tanteando su temperatura. No quería que muriera insolado.

- ¿Qué pasa?- Preguntó él.

- Ya tomaste demasiado sol, ven.

Ella se acercó a las palmeras, visualizando un montón de rocas donde podrían sentarse.

Hurgó en su bolso mientras Severus se sentaba tranquilamente, no muy lejos de ella.

- Ponte esto- Le dijo la dama mientras le alcanzaba un pote azul oscuro.

- ¿Qué se supone que es?- Preguntó mientras la veía sacar uno igual.

- Protector solar. No queremos quemarnos demasiado. Después te arderá la piel.

Ella lo miraba de reojo, mientras se ponían el protector solar. Experimentaba una mezcla de gracia y sensualidad el verlo untarse la crema. Era torpe para eso, pero también era provocativo.

- Gírate- Le dijo al renombrado Snape cuando terminaron.

Sin preguntar, obedeció.

Ella colocó una buena cantidad de crema en sus manos y, con la mente jugándole una mala pasada, se encargó de esparcirlo en su ancha espalda.

- No es necesario- Dijo él al sentir las delicadas manos recorrer su espalda y hombros.

- Salvo que quieras hacerlo con magia, no me cuestiones.

"No me arruines esta oportunidad, tonto..." Pensó ella para si misma.

Él cerró los ojos, concentrado en sentirla tan cerca, suave y servicial.

Poco después ella, para su pesar y el de él, había terminado.

- Listo- Palmeó su espalda- Hay mucho terreno aquí atrás.

Él se giró, mirándola y haciéndole señas de que se volteara.

- ¡Cierto! Es mi turno- Se alegró ella mientras se sentaba de espaldas a él y movía el pelo hacia un lado.

"Por los cuernos de los dragones... Esta espalda... Esto si voy a disfrutarlo y hacer que dure mas de la cuenta" Pensó Severus mientras se le acercaba.

Tomó protector solar en sus manos y las colocó en esa delicada y bien formada espalda.

Con movimientos firmes, lentos y profundos, comenzó a recorrer su exquisita piel.

Lentamente llegó a la gran cicatriz y dudó en como proceder. Sabía que era una herida antigua, pero aun así, dudaba.

- ¿Tengo que darle algún trato especial a la cicatriz?- Le preguntó Severus.

- No es necesario. Supón que no esta. Pero lo se, es fea. Si no te gusta, ni la toques.

- No exageres- Dijo mientras seguía con su labor- Tengo muchas de esas, y peores. No me afectan.

- Pero no es bonito tener eso. Es antiestético.

- Tu espalda me parece encantadora así como esta.

Ella sonrió, con las mejillas enrojecidas ante el comentario.

Con el pasar de los minutos, se dio cuenta de que Severus estaba haciendo otra cosa. Ya no estaba poniéndole protector solar, eso era ahora un masaje en sus hombros. Y eso, a ella le fascinaba.