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Lunes por la mañana.

Después de pasar un fin de semana llena de mocos y estornudos. Me presente radiante y como sí no me hubiese estado muriendo en la empresa. No supe más de Jungkook por el resto del fin de semana, no llamó, ni mandó algún mensaje.

Nada.

Al llegar a mi oficina y ver la cantidad de carpetas que tenía encima del escritorio, me quería morir. No recordaba haber dejado tanto acumulado, con resignación me senté y empece con mi tarea.

Pero como a mi la vida no me podía sonreír, y menos un lunes por la mañana. Recibí una llamada desde la oficina del jefe, quien solicitaba, explícitamente mi presencia, lo más pronto posible. Como sí tuviera algún tipo de escapatoria, suspiré.

La verdad no sabía que intenciones tenía Jungkook de solicitarme a penas llegué a la oficina, pero aunque en el fondo vivía con un pequeño miedo de lo que pudiera decirme, enfrentarme con ello es mejor que evitarlo.

Tan rápido como pude, estaba en frente de la oficina de Jungkook, aunque quisiera negarme la realidad de muchas cosas, ciertamente es que - una mínima parte de mi- le agradaba la idea que me buscara y llamara, sin embargo en el fondo sabía que no se podía vivir a base de eso. Toqué la puerta fuerte antes de abrirla, sin sorprenderme lo suficiente pero siendo aún una agradable vista, tenía en frente nada más y nada menos que a Seokjin, quien al verme frunció levemente su ceño.

Pude sentir su mirada inspeccionarme atentamente mientras caminaba hasta quedar parada de frente al escritorio, esbozo una leve sonrisa.

Sí había algo que admitir, eso sin duda era que Seokjin era hermoso, sus ojos me transmitían esa confianza y seguridad que no todos brindan, tenía una piel tan tersa y tan limpia que envidiaba, un cabello en tono caramelo que se veía lacio y suave. Y entre otras cosas más. Posiblemente me quede embobada viéndolo alrededor de 10 minutos, como la estúpida que era, claro.

— Puedo regalarte una foto y así te dura más, Hyunnie — su tono aunque fue amable, carga una pizca de sarcasmo y cansancio. Aunque me quede viéndolo como boba hace esto, no había observado que cargaba unas ojeras y un semblante tan agotado, como quien pasa noches y noches en vela

—Me llamaron a mi oficina para presentarme aquí, Jin — desde que el hermano de Jugkook merodeaba por la empresa, habíamos logrado entablar una pequeña relación amistosa, con la cual me sentía en confianza para tratarlo como a un igual — Pensé que me encontraría con un Jungkook solicitando cualquier trámite que este bajó mi mando

— No tengo duda que tu trabajo de seguro marcha bien.- su atención estaba sobre unos papeles esparcidos en el escritorio- Jungkook tiene un ojo crítico puesto en tu trabajo, e informes muy, muy constantes de éste, demasiados informes para mi gusto, en realidad.

— Prácticamente tengo que realizar un informe por día— mencione de forma cansina. Y es que era verdad, de un tiempo para acá tenía que entregar un informe diario de como progresaba mi trabajo y los cambios que tenían que realizarse, sin embargo llegue a sospechar que eran puras excusas de Jungkook para verme en su oficina

— Ya no será necesarios que los hagas, Hyuna— menciono viéndome de reojo mientras firmaba documento tras documento— Puedes entregarme uno semanal y con eso bastará. Mencionó Jungkookie que estabas enferma el fin de semana

— Mmh, así fue. Tuve un pequeño resfriado, pero ya me encuentro mejor — seguía sin saber la razón por la cual me llamaron y el no ver a Jungkook en su puesto se me hacia tan raro

— Me alegro mucho, Hyunnie

Silencio. 

Silencio.

Por Una Noche | [JJK] [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora