Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?

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-Joder, eso dolió un montón – se queja revisando la herida en su cabeza – creo que me desmaye por un momento. No lo recuerdo – tira el hacha a un lado, donde el metal resuena contra el piso – vaya mierda.

Elías regresa a recoger la pistola y le echa un vistazo al cargador, de 20 balas le quedaban 9. Todo un desastre de cálculo, por lo que solo le puso el seguro y la guardó en su cinturón, observando los cuerpos sin vida a sus pies y la reja metálica frente a él. Suspira. Se encontraba en un callejón sin salida, literalmente, y Charlotte ya no estaba para decirle a donde tenía que ir o que hacer para salir de aquel lugar, ese extraño que había aparecido de la nada se la había llevado quien sabe a dónde. El tener que enfrentarse a tantas personas solo hizo que se cansara y perdiera el rumbo de hacia donde pudiese estar la muchacha, lo otro era saber si es que aún seguía con vida, puesto a que ese extraño tenía una personalidad muy rara que hacia desesperar a Elías quien solo podía pensar en asesinarlo a penas lo viese. Pero para eso primero debía de encontrarlo.

-Maldita sea ¿y ahora qué? – Se cruza de brazos – estúpida mocosa inútil que se deja secuestrar por cualquier idiota ¡voy a golpearla cuando la vea! – Se da la media vuelta – puto emo drogadicto, me las vas a pagar.

Mientras avanza por el resto del pasillo, se mantiene atento a cualquier cosa que pudiese aparecer de la nada, no estaba de ánimos en lo absoluto, de hecho cruzarse en su camino en este momento sería una condena de muerte, si en sus mejores momentos era un asesino eficaz, ahora era bestia salvaje que acabaría con cualquiera que viera, sin importarle quien fuera, incluso la misma Charlotte correría peligro si se lo topara en este estado.

Había bastante silencio en comparación a hace un rato, tal vez a esos que mato eran todos los jugadores que habían en este piso, pero eso no podía ser cierto puesto cuando aún era el maestro del piso 12 fácilmente podían haber 30 jugadores en una misma partida, por lo que aquel grupo no era nada en comparación de los que aun rondaban en el lugar, aunque eso no le molestaba, de todas formas no le importaba a cuantos tuviese que matar para conseguir sus objetivo, después de todo, solo era un juego y como buen jugador no estaba dispuesto a perder.

Ir tras la joven era la idea más lógica pero no tenía ninguna pista que le pudiese indicar en donde podría estar, además la reja seguía cortándole el paso por lo que tendría que encontrar alguna ruta alterna, en medio de un piso lleno de fanáticos religiosos que adoraban arrancarle los órganos a las personas mientras seguían vivas y consientes. Un verdadero asco ¿pero quién era él para juzgar sus fetiches?  Por lo que solo se dignó en seguir su camino, cualquiera que fuera este. Tarde o temprano tendría que llegar a algún lado y si la suerte estaba de su lado encontraría el ascensor, aunque sin la clave no le serviría de nada y no tenía ni idea de cómo conseguirla, por lo que no importara como lo mirase, necesitaba encontrar a la muchacha para salir de aquel lugar.

De un momento a otro el ambiente se tornó más frío y se sentía una ligera corriente de aire, pero no se lograba divisar ningún sistema de ventilación, pensar en que habría alguna ventana era algo estúpido, él bien sabía que este edificio no tenía nada de eso, estaba casi al medio de la nada, muy, muy lejos de la ciudad o de algún pueblo, eso había sido lo que más le había llamado la atención cuando llego por primera vez, eso, y la falta de conexión con el mundo, hacer llamadas o enviar mensajes era algo imposible, ni que pensar del internet, lo único útil aquí parecían ser las cámaras que nunca dejaban de grabar lo que sucedía, día y noche, siendo raros los espacios en donde no estaban, siendo las habitaciones de los maestros las únicas excepciones, y ahora que lo pensaba se había dejado casi todo en ese sitio. Suspira por lo bajo. Ya que tampoco era la gran cosa, algunas piezas de ropa y un teléfono desechable, solo basura a la cual estaba acostumbrado a dejar atrás, después de todo para alguien que es buscado constantemente nunca se queda en el mismo lugar por demasiados días, y la razón de que haya soportado tanto tiempo en este edificio era por el placer de asesinar libremente sin tener que preocuparse por escapar de la policía. Se podría decir que fue una parada en el largo recorrido de Elías, incluso si no hubiese roto las reglas, él lo habría abandonado rápidamente, pues seguir reglas nunca fue lo suyo.

13 PisosWhere stories live. Discover now