Capítulo 10: piso 9

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Tras aquellas palabras se formó un silencio sepulcral, donde Charlotte permanecía inmóvil y con la mirada perdida en la nada, desconectándose de la realidad, dando la impresión de ser solo un cuerpo vacío, hasta que un fuerte golpe en la cara la despierta. Elías le había lanzado el bolso de lleno, haciendo que la joven caiga de espalda y se golpee contra el suelo.

– Que dramática eres, de haber sabido que te pondrías como loca no te hubiese dicho nada – se queja – maldita mocosa llorona.

La joven se levanta nuevamente, ahora ya más normal, como si hace un momento no hubiese sido ella. Toma el bolso entre sus manos, se había olvidado por completo de él, por suerte Elías había logrado tomarlo antes de escapar, después de todo, todas las balas se encontraban ahí dentro, perderlo hubiese sido un gran problema.

– Lo siento – murmura.

– ¿Solo eso sabes decir? – Charlotte baja la mirada – Bueno no importa.

– Creo… que debería atender esa herida, está sangrando mucho.

– Pues ya se detendrá, no es como si me fuera a morir por algo como esto.

– Pero podría ser algo grave…

– ¡Ya te dije que no es nada! ¡Deja de ser tan molesta!

La mirada de Elías se mostraba seria, por lo que la joven dejo de insistir y se mantuvo en silencio. Razonar con él era algo imposible, cuando decía algo simplemente lo cumplía de alguna u otra forma. Pero pensar en eso no conseguía nada.

Incluso de lo diferentes que eran, tenían un objetivo en común y mientras eso no cambiara podrían seguir cooperando para conseguirlo, o al menos esa era la idea base, puesto que ambas partes también tenían pensamientos totalmente opuestos y que se sobreponían a la del otro, lo que ellos hacían no era diferente a jugar a la ruleta rusa. Alguien saldría verdaderamente lastimado, eso era un hecho.

Se mantuvieron en silencio todo el tiempo que el ascensor tardo en descender al siguiente piso, un nuevo y desconocido lugar que podía guardar cualquier sorpresa, ya que hasta el momento todos los pisos visitados consistían en diferentes ambientaciones, así como sus jugadores parecían ser diferentes:

Piso 12: era llamado casería libre, donde los tributos eran soltados como ganado, para que los jugadores los persiguieran para matarlos, en ese piso cualquier método de asesinato estaba permitido.

Piso 11: la escuela de Cathleya, en la que los jugadores compraban a un tributo en específico para asesinarlos a su antojo, aunque bajo ciertas condiciones impuestas por el maestro de piso.

Piso 10: tenía cierta similitud con el de Elías, salvo que en este no existía un maestro, y el único método de asesinato era con armas de fuego, además los jugadores eran en su totalidad miembros de alguna fuerza armada, como si aquel lugar fuese un campo de entrenamiento, lo cual explicaría la falta de un maestro que lo controlara, si todos los jugadores eran expertos en el tema, no tendrían problemas en hacer cumplir las reglas impuestas.

Y ahora se encontraban en el piso 9, si había un maestro controlándolo, encontrar la salida sería más fácil ya que las pistas serían más precisas, el problema era el pasar sus extrañas pruebas, viera por donde se viera, cada piso tenía su dificultad y eran totalmente diferentes entre ellos, por lo que no podían hacer ningún tipo de plan, puesto que no sabían con qué iban a encontrarse. Por el momento solo podían seguir improvisando y esperando a seguir sobreviviendo el resto del camino, aun les quedaba mucho por delante.

Charlotte suspira de forma pesada mientras se cruza la correa del bolso en su hombro. Las puertas del ascensor se abren y como siempre Elías es el primero en salir, la herida en su hombro parecía que ya había dejado de sangrar, pero no se sabía cómo respondería ante los movimientos bruscos, era un gran corte que lo afectaría al momento de tener que actuar.

13 PisosOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz