Fantasmas.

Capítulo 1 I Un pedazo del pasado.

Las edades de esta historia han sido modificadas para conveniencia de la escritora, -su servidora- y de la trama misma, por lo que no se sorprendan si ven a los personajes más jóvenes de lo que deberían ser. Además, la historia contiene modificaciones a la trama original.

[...]

Hace doce años.

Rin abrió los ojos con lentitud, la tenue luz de la luna se colaba por la ventana y el reloj marcaba las 2 a.m. Tenía hambre.
Con cuidado, trató de zafarse del fuerte brazo de su marido que la rodeaba por la cintura, siempre había sido un desafío no despertar a Kakashi. Finalmente, se puso de pie y salió de la habitación que compartía con el Hatake y bajo las escaleras hacia la cocina.

A pesar de que pronto iniciaría el iniciaría el invierno, a la castaña no le importó bajar descalza para no despertar al platino, él había llegado hace a penas una horas y debía volver a su oficina en unas cuantas más pero aún con toda su responsabilidad, él se mantenía al pendiente de ella y de su embarazo.

Una vez en la cocina, abrió la nevera encontrándose con una apetitosa tarta de manzana que no dudó en sacar y servirse un trozo. Sin percatarse, que mientras devoraba el postre, una figura la observaba desde el umbral.

-Rin, ¿qué éstas haciendo aquí? -murmuró Kakashi mientras se sentaba frente a ella.

-Cariño, yo... tenía hambre y baje a comer algo. -respondió señalando el trozo a medio comer.

-Esa tarta era para Naruto. -susurró él.

-Puedo comprarle otra.

-Mañana es su cumpleaños. -argumentó el Hokage.

Rin se quedó un instante en blanco.

-Las pastelerías abren temprano, madrugare. -musitó- Además, tenía antojo de algo dulce.

-Sabes que siempre puedes pedirme lo que quieras Rin, no me molesta ir a buscar comida para ustedes. -la Hatake se conmovió ante las palabra de su esposo y levantó una mano para acariciarle el rostro.

-Gracias, pero no quería despertarte debes de estar cansado. -él se inclinó para besarle, acto que recibió gustosa.

-Pues en ese caso, volvamos a la cama. -Kakashi se levantó.

-Estoy muy llena para moverme, te alcanzare en un rato.

-Nada de eso, vienes conmigo. -el platino la cargó como si fuese una princesa y subió las escaleras de vuelta a su habitación.

Aún con ocho meses de embarazo, ella no pesaba tanto como esperaba. Rin recargó la cabeza en el pecho de su marido y escuchó los fuertes latidos de su corazón, oírlos le daban una inmensa paz y se preguntó qué pasaría si algún día dejará de hacerlo.

Esperaba que ese día nunca llegara.

[...]

Presente.

Alzó la vista al cielo gris que anunciaba tormenta, debía volver rápido a casa.

Bajó de la rama del árbol y empezó a andar de regreso a la Aldea, llevaba todo el día en los campos de entrenamiento, estudiando libros de ninjutsu médico, sabía que su madre había escrito alguno pero no tenía la suerte de haberlo encontrado, quizás por eso se leyó tantos.

Sakumo Hatake tenía doce años y era hijo del legendario Sexto Hokage y la aprendiz de la sannin legendaria, Rin Nohara. Y además del rostro tallado de su padre en el monumento del Hokage, no tenía más información sobre alguno de los dos.