Miranda ||BORRADOR||

Capítulo 16

  Ashton
—¿Ya encontraron a la bruja? —Les pregunté a uno de mis guardias, él negó con la cabeza, bufe ¿Qué tan difícil puede ser?
—¡¿Y que haces aquí?! ¡Ve a seguir buscando! —Él asintió y rápidamente salió de mi despacho, volví a sentarme en mi escritorio y tomé un trago del Vocka que tenía a mi lado.
  Esa bruja no puede quedarse sin un castigo, el revelarle a un lobo que no es un alfa, el secreto del rechazo es una de las faltas más grandes a las reglas escritas por nuestros ancestros y se castiga con la muerte. Pero ¿Cómo es que Miranda conoce a una original? Sólo son seis de ellas, las brujas más viejas y poderosas de nuestro mundo. Desde hace mucho que no hay una aparición de ellas, Miranda no debería conocer a ninguna... pero lo hace.
  Ella no puede rechazarme ¡Me niego!
  No puede estar con ningún hombre que no sea yo, es mía, la Luna la puso para mi no para otro mocoso.
—Hijo. —Levanté la mirada para ver a mi padre entrar al despacho. Él se sentó en frente de mi dejando el escritorio entre ambos. Asenti en forma de saludo y deje que me dijera a que había venido.
—Natasha es una alfa del clan Sud Oeste de la ciudad de las flores en Alemania, es una manada muy poderosa Ashton. —Frunci el ceño y asenti aún sin saber a donde quería llegar. —Ella no ha encontrado a su mate,  como debes saber. Ya han perdido las esperanzas y creen que está muerto. —Rodé los ojos.
—Ya sé a donde quieres llegar... —Él sonrió y yo bufe.
—Presentate como pretendiente y has todo para que esté contigo, es una gran oportunidad para la manada Ashton, no lo arruines. —Asenti y seguido de eso él se retiró de la habitación.
   ¿En serio quiero ir a esa manada? No, digo; me gusta la vida que tengo ahora, sin ninguna atadura. Tengo sexo con quien se me da la gana y disfruto saber que Miranda sufre cada vez que lo hago.
—Una gran oportunidad para la manada. —Dije para mi mismo.
  Apoye mis pies sobre el escritorio y me recoste en la silla.
  Miranda es portadora de unos asombrosos ojos negros, cómo todos los licantropos, pero en ella parecían especiales. Sin duda un efecto de nuestra conexión ya que antes de saber que era mi mate no me llamaba ni siquiera un poco la atención.
  Por otro lado había escuchado de Natasha antes, siempre es descripta como una de las mujeres más hermosas de todo el mundo sobrenatural, a diferencia de nosotros tiene unos ojos azules claros que hinoptizan, herencia de su padre vampiro. Sin dudas es bastante fuerte al igual que su manada y además tiene mucho dinero, sería un negocio perfecto.
  Pero no sería tan fácil lograr que este conmigo, escuché que es una mujer bastante difícil y con un carácter de mierda, pero como dice mi padre, todo sea por la manada.
  Miranda.
  Ayer había sido unos de los mejores días sin duda, llegué más tarde a mí departamento de lo esperado, se nos había pasado la hora entre juegos y risas y hemos quedado para otra salida pronto.
  El Instituto se encontraba casi vacío, no estaba la gran masa de estudiantes que siempre había.
  Frunci el ceño y mire mi teléfono comprobando que no había llegado tarde, no le hice caso a la situación y me dirigí a mi casillero. Tome mis libros y me dirigí a mi primer clase, esta era la única que compartía con Thomas por lo que no dude en sentarme a su lado antes de saludarlo con un beso en la mejilla.
—¿Porqué todo está tan vacío? —Pregunté más para mi misma que para Thomas.
  Al instante la pelirroja de siempre apareció, me miró a mi con el ceño fruncido y luego miró a Thomas, esta le sonrió y ella terminó por rodar los ojos y dirigirse a unos de los últimos asientos, bastante lejos de ambos.
—Parece que tu amiga se molestó. —Dije y me golpee mentalmente por el pequeño tono de celos escondido en esa frase. No tengo porque estar celosa.
—Si, Jannet siempre se sienta conmigo... — Le miré con una ceja levantada, tal vez poco molesta. ¡Ella siempre está con él!
  Bufe y sacudi la cabeza para que mis pensamientos se esfumaran. Yo no soy celosa, no tengo porque estar celosa; Thomas y yo no somos nada y Jannety él  son sólo amigos...
—Y ¿Qué clase de relación tienen?  —Pregunté y al momento me arrepentí.
—Bueno, somos buenos amigos. Hubo un tiempo en el que tuvimos una relación pero no funcionó y quedamos sólo como amigos. —Me mataste.
  Sentía su mirada fulminandome desde atrás, es más que obvio que ella sigue sintiendo algo por él, además no me gusta como me está mirando.
  Miré a mi alrededor, tan sólo éramos como seis-siete personas los que estábamos aquí y el profesor aún no había llegado.
—¿Qué te parece si tenemos esa sengunda cita ahora? Yo invito. —Sonreí y le guiñe el ojo. Él me devolvió la sonrisa y asintió antes de tomarlo de la mano para salir del Instituto.
—¿A donde me llevarás? —Entrelace nuestras manos y caminamos hasta llegar a un carrito de helados. Compré dos, uno de chocolate para mi y el otro de fresa para él.
  Se lo entregué y lo llevé hasta una de las pazas mas cercanas al instituto para luego sentarnos en una de la bancas.
—Creo que es más que obvio que me gustas. —Voltee a verlo y sonreí al sentir mi corazón dar un vuelco. Luego todo quedó en silencio y las personas que estaban a nuestro al rededor desaparecieron. —Es muy poco el tiempo que llevamos juntos pero algo en mí no quiere separace nunca de ti...