Capítulo 2✅

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—Mira como te dejaron mi niña... —Dijo mi madre mientras pasaba el algodón con alcohol sobre mi ceja.

—Tienes todo el abdomen morado. —Siguió.

—¡¿Cómo es que no te defendiste?! ¡Por dios, tienes sangre de alfa! —Gritó mi padre furioso a lo que yo sólo rodé los ojos.

Mi padre era hermano del alfa Logan, él vivía en una de las manadas del sur, pero cuando encontró a mamá se mudó aquí. Él tenía la esperanza de que yo fuese una loba con inmensa fuerza capaz de destruir a una manada entera. Y bueno, yo soy capaz de deborar diez libros en una noche.

—Ellas son más fuertes papá, te recuerdo que prácticamente sigo siendo una humana. —Mi voz sonó cansada y estoy totalmente cansada; me duele todo el cuerpo en verdad no estoy de humor para escuchar las quejas de mi padre. Él sólo bufo y se fue a su habitación, creo que así es mejor.

—Cariño, no vuelvas a enfrentarte a esas chicas... No quiero que te hagan más daño. —Sonreí a mi madre y asenti para que no se preocupara de más. —No irás unos días al colegio, te quedarás hasta que por lo menos  mejore el color de esos golpes. —Dejó un beso en mi mejilla y bajo a la cocina para hacer el almuerzo yo suspire y me deje caer sobre la cama.

No quiero seguir en esta manada...

***

Una semana después llegó el día de mí  cumpleaños. Mi madre me hizo una torta de chocolate con nueces y mi padre me regaló una cadena de oro blanco. Ellos estaban ansioso porque mi transformación sucediera pero yo estaba nerviosa, no quería que pasara.

—Serás una hermosa loba, cariño. —Dijo mi madre mientras peinaba mi cabello. —Tú padre ya quiere verte transformada. — Suspire.

—Él sólo quiere ver el tamaño de mi lobo y mí rango, mamá. Es lo único que le interesa. — Ella suspiró pero no se atrevió a contradecirme, en vez de eso se quedó callada mientras seguía peinandome.

—Él te quiere. —Dijo después de unos minutos de un silencio, quise reír, internamente lo estaba haciendo pero a ella sólo le mostré una pequeña sonrisa. Nunca me gustó discutir con mi madre, es la única que parece entenderme y no tengo con quien más hablar sobre mis problemas.

Cuando mamá terminó de peinarme y maquillarme,  me puse mis tacones y baje con ella al patio. Allí estaba toda la familia y el alfa de la manada.

Caminé algo lento tratando de no caerme por los tacones, me sentía incómoda por el vestido. Me sacaron de mi zona de confort y ahora me encontraba aquí mirando atentamente mis pasos para evitar cualquier vergüenza aunque tal vez pase más vergüenza haciendo esto.

—¡Cariño! Estas hermosa. —Mi padre se acercó a mí con una sonrisa algo forzada. Estaba claro que el no me querría a menos de que mi loba tenga el tamaño de una alfa, pero la verdad es que a mí no me importaba, sólo queria terminar de una buena vez con esto y volver a mi habitación para tener una buena siesta hasta el otro día. 

No conozco a prácticamente nadie de las personas que están aquí, todos son amigos de papá y sus hijos y algunas amigas de mamá; al único que conozco de aquí es al tío Logan y a nadie más.

Saludé a todos y me senté en una de las mesas alejadas de la multitud. Habían pocas personas sentadas como yo, la mayoría bailaba o simplemente charlaban a un lado de la mesa dulce. 

—¡Ya es hora! —Escuche a mi madre gritar. Todos pararon de bailar y me miraron sonrientes. Les di una sonrisa nerviosa y me acerqué a mi mamá al centro del patio.

Siempre pensé "¿porqué esto no puede ser privado? Debe ser incómodo que muchas personas te vean retorciendote del dolor" y no me había equivocado, es muy incómodo y eso que aún no he empezado a retorcerme del dolor...

 —Suerte cariño. — Me susurro mamá y la vi caminar hasta mi padre. Él la abrazó por los hombros y besó su cabeza antes de prestarme atención nuevamente.

Suspire y mire a la Luna en su punto más alto "Es hora", me dije a mi misma.

La Luna brillaba y desde arriba sentía que me llamaba, me hinoptizaba. Parecía que se acercaba más y más hasta que un resplandor salió de ella haciendome entrecerrar los ojos.

Los vellos de mi piel se erizaron y un dolor pasó por todo mi cuerpo haciendome gritar. Mis huesos empezaron a romperse y a reacomodarse haciendome caer al suelo.

—Déjate llevar. —Dijo una voz suave en mi mente.

Intenté hacerle caso pero al relajar mis músculos el dolor aumentó por lo que volví a tensarme. 

—Vamos cariño, relájate . — Dijo de nuevo.

Tome unas cuántas respiraciones antes de dejar que todos mis músculos se relajaran y grité cuando sentí que mis huesos se reacomodaban de una forma más rápida

Cerré los ojos con fuerza hasta que todo el dolor desapareció, me mantuve en el suelo aún con los ojos cerrados esperando a tener la fuerza suficiente para pararme. Esto habia sido horrible.

Mi sentido auditivo había mejorado de sobremanera, podía escuchar los latidos de todas las persanas que me rodeaban, también escuchaba como celebraban mi transformación, me duele hasta el alma ¿Qué es lo que festejan? Mi sentido olfativo también había mejorado sentía todos los olores que habian a mi alrededor. Era genial pero llegaba a aturdirme.

Abrí lentamente mis ojos y lo primero que vi fueron unas patas cubiertas de un pelaje rubio, había heredado el pelaje de mamá.

Intenté pararme fallando al primer intento pero no tardé en dominarlo. El dolor desapareció pero me encontraba débil.

Mi padre se acercó a mi con el ceño fruncido, no tengo el tamaño de un alfa. Lo he decepcionado.

—Delta. —Gruñó, baje la cabeza tratando de ignorarlo mientras el se quejaba de mi rango. Intente concentrarme en otra cosa y ahí fue cuando lo escuché.

Lo dijo en un susurro tan bajo que si no fuera por mi transformación no lo hubiera escuchado; Mía, la palabra rondo mi cabeza por unos segundos hasta que pude reaccionar y voltear a ver quién era.

Miranda ||BORRADOR||Where stories live. Discover now